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Opinión

¿Cómo afecta lo que comes en tu estado de ánimo? Por Dra. Luisa Ulibarri

Dra. Luisa Ulibarri

La serotonina es un neurotransmisor que ayuda a regular el sueño, el apetito, regula el estado de ánimo e inhibe el dolor. El 95% de la serotonina, es producida en tu tracto gastrointestinal, mismo que está revestido por cien millones de células nerviosas o neuronas, tiene sentido que el funcionamiento interno de tu sistema digestivo, no solo te ayuda a digerir la comida, también a guiar tus emociones. Incluso, la función de estas neuronas y la producción de neurotransmisores como la serotonina, está altamente influenciada por billones de bacterias “buenas” que conforman tu microbioma intestinal. Éstas bacterias juegan un rol esencial en tu salud, protegen el recubrimiento de tus intestinos y proveen una barrera fuerte contra toxinas y bacterias “malas”; limitan la inflamación, contribuyen a una mejor absorción de los nutrientes que provienen de los alimentos que consumes; y activan conexiones neuronalesque viajan directamente entre el intestino y el cerebro.

Existen estudios que han comparado las dietas “tradicionales”, como la dieta mediterránea y la dieta tradicional japonesa, a una típica dieta “occidental”, se ha demostrado que el riesgo de depresión es de 25% a 35% menor en aquellos que comen una dieta tradicional. Los científicos explican que esta diferencia se debe a que las dietas tradicionales son altas en vegetales, frutas, granos no procesados, pescados y mariscos, además del bajo contenido de carne magra y lácteos. También evitan azúcares refinadas y alimentos procesados, los cuales son productos base de la dieta “occidental”. Aunado a esto, muchos alimentos no procesados están fermentados, los cuales actúan como probióticos naturales.

Esto podría sonar improbable para ti, pero la noción de que las bacterias buenas no solo influencian lo que tu intestino digiere y absorbe, sino que también afectan el grado de inflamación en tu cuerpo, así como a tu estado de ánimo y nivel de energía; está ganando campo entre los investigadores.

Empieza a prestar atención en cómo te hacen sentir los diferentes alimentos que consumes, no solo en el momento, también el día siguiente. Intenta mantener una dieta “limpia” por dos o tres semanas, lo que significa evitar todos los alimentos procesados y azúcar, observa cómo te sientes. Después, lentamente introduce a tu dieta los alimentos suspendidos, uno por uno y trata de detectar cómo te hace sentir cada uno de ellos.

Cuando las personas mejoran su dieta, no pueden creer la mejoría que sienten tanto física como emocionalmente, y que tan mal se sienten cuando reintroducen los alimentos que se conocen como precursores de la inflamación.

info@draluisaulibarri.com

Opinión

Diálogos. Por Raúl Saucedo

El Eco de la Paz

En el crisol de la historia, las disputas bélicas han dejado cicatrices profundas en el tejido de
la humanidad. Sin embargo, en medio del estruendo de los cañones y las balas metrallas, ha
persistido un susurro: El Diálogo. A lo largo de los siglos, las mesas de negociación han
emergido como esperanza, ofreciendo una vía para la resolución de conflictos y el cese de
hostilidades entre grupos, ideas y naciones.
Desde la antigüedad, encontramos ejemplos donde el diálogo ha prevalecido sobre la espada.
Las guerras médicas entre griegos y persas culminaron en la Paz de Calias, un acuerdo
negociado que marcó el fin de décadas de conflicto. En la Edad Media, los tratados de paz
entre reinos enfrentados, como el Tratado de Verdún, establecieron las bases para una nueva
configuración política en Europa.
En tiempos más recientes, la Primera Guerra Mundial, un conflicto de proporciones
colosales, finalmente encontró su conclusión en el Tratado de Versalles. Aunque
controvertido, este acuerdo buscó sentar las bases para una paz duradera. La Segunda Guerra
Mundial, con su devastación sin precedentes en el mundo moderno, también llegó a su fin a
través de negociaciones y acuerdos entre las potencias.
La Guerra Fría, un enfrentamiento ideológico que amenazó con sumir al mundo en un
conflicto nuclear, también encontró su resolución a través del diálogo. Las cumbres entre los
líderes nucleares, los acuerdos de limitación de armas y los canales de comunicación abiertos
permitieron evitar una posible catástrofe global.
En conflictos más recientes, y su incipiente camino en las mesa de negociación ha sido un
instrumento crucial para lograr el cese de hostilidades de momento, esta semana se ha
caracterizado por aquellas realizadas en Arabia Saudita y París.
Estos ejemplos históricos subrayan la importancia del diálogo como herramienta para la
resolución de conflictos. Aunque las guerras pudieran parecer inevitables e interminables en
ocasiones, la historia nos muestra que siempre existe la posibilidad de encontrar una vía
pacífica. Las mesas de negociación ofrecen un espacio para que las partes en conflicto
puedan expresar sus preocupaciones, encontrar puntos en común y llegar a acuerdos que
permitan poner fin.
Sin embargo, el diálogo no es una tarea fácil. Requiere voluntad política, compromiso y la
disposición de todas las partes para ceder en ciertos puntos. También requiere la participación
de mediadores imparciales que puedan facilitar las conversaciones y ayudar a encontrar
soluciones mutuamente aceptables.
En un mundo cada vez más complejo e interconectado, el diálogo se vuelve aún más crucial.
Los conflictos actuales, ya sean guerras civiles, disputas territoriales o enfrentamientos
ideológicos, exigen un enfoque pacífico y negociado. La historia nos enseña que la guerra
deja cicatrices profundas y duraderas, mientras que el diálogo ofrece la posibilidad de
construir un futuro más pacífico y próspero para todos.
Los diálogos siempre serán una vía, aunque el diálogo más importante será con uno mismo
para tener la paz anhelada.
@RaulSaucedo
rsaucedo@uach.mx

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