El presidente de Cuba, Raúl Castro, confirmó durante su intervención ante el pleno de la Asamblea Nacional del Poder Popular, que dejará el cargo el próximo 21 de abril después de que el Parlamento cubano prorrogara la actual legislatura, que debía concluir el 24 de febrero.
“Cuando la Asamblea Nacional se constituya habré concluido mi segundo y último mandato al frente del Estado y del Gobierno, y Cuba tendrá un nuevo presidente“, afirmó Castro, de 86 años en un discurso reproducido por los medios masivos. Aunque no se ha confirmado de forma oficial, se estima que el sucesor de Raúl Castro será el actual primer vicepresidente, Miguel Díaz-Canel, de 57 años.
El pleno aprobó, a propuesta del Consejo de Estado, alargar dos meses la actual legislatura y reprogramar las elecciones generales a causa de los estragos causados en septiembre por el huracán Irma a su paso por Cuba, donde dejó diez muertos y daños valorados en más de 13 mil millones de dólares.
Por ese motivo ya se pospusieron un mes -de octubre a noviembre- los comicios municipales que abrieron el proceso electoral que debe culminar en 2018 con la celebración de elecciones generales y la renovación de la Asamblea del Poder Popular, que a su vez designará al nuevo presidente.
Raúl Castro ha defendido la necesidad de un relevo generacional en la dirección de la Isla y en numerosas ocasiones ha insistido en que dejará la presidencia de Cuba cuando concluya su segundo mandato, en cumplimiento al límite de diez años como máximo (dos mandatos) para permanecer en los cargos de Gobierno del país.
Su hermano Fidel Castro, fallecido en noviembre del 2016 a los 90 años, gobernó Cuba durante casi cinco décadas, hasta que en 2006 le traspasó el poder debido a una grave enfermedad
La ley electoral establece que el presidente, junto con el vicepresidente y los restantes miembros del Consejo de Estado, se eligen a partir de una propuesta elaborada por una Comisión de Candidaturas integrada por diputados electos en los comicios generales, que es sometida a votación en el Parlamento.
Castro también dijo que “no puede dilatarse por más tiempo” la solución a la circulación de doble moneda en el país y anticipó que el 2018 “también será complicado para las finanzas externas de la nación”, a pesar de que el país salió de la recesión al crecer 1.6%.
En un discurso con el que clausuró el segundo y último pleno anual del Parlamento, Castro consideró que aunque la reunificación monetaria no solucionará todos los problemas de la economía, es “el proceso más determinante” para avanzar en las reformas impulsadas durante su mandato para actualizar el modelo socialista de la Isla.
La crisis en Venezuela, que ha reducido los envíos de petróleo subsidiado a Cuba , el enfriamiento de las relaciones con Estados Unidos tras la llegada al poder de Donald Trump y los más de 13 mil millones de dólares en pérdidas por el paso del huracán Irma por la Isla, han agudizado los crónicos problemas económicos del país.
“Sin resolver esa cuestión será difícil avanzar correctamente”, dijo el mandatario. En Cuba circulan dos monedas: el peso cubano (CUP) y el peso convertible en divisa (CUC, equivalente al dólar y a 24 CUP).
Las autoridades cubanas han explicado que el principal objetivo de la unificación es restablecer el “valor” del peso cubano (CUP) como moneda nacional y sus funciones como dinero. La mayor parte de los cubanos cobra sus salarios y paga servicios básicos con la moneda nacional CUP y el sueldo medio es de unos 672 pesos cubanos (equivalentes a unos 28 dólares).
Aunque el proceso para llegar a la prevista unificación monetaria en el país caribeño comenzó en 2013 con la entrada en vigor de un cronograma de medidas, hasta ahora se desconoce cuándo se llevará a cabo.
“Nadie puede calcular el elevado costo que ha significado para el sector estatal la persistencia de la dualidad, lo cual favorece la injusta pirámide invertida, donde a mayor responsabilidad, se recibe una menor retribución“, sostuvo el gobernante. Consideró que la situación desmotiva a algunos “ciudadanos aptos a trabajar legalmente”, mientras otros trabajadores altamente cualificados emigran al sector no estatal.
Sobre el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) en 2017, que fue del 1,6%, señaló que ese resultado “no satisface”, a pesar de que el país remontó la recesión con la que cerró el 2016 (-0.9%). “El próximo año también será complicado para las finanzas externas de la nación”, auguró Castro, aunque subrayó la intención de recuperar credibilidad económica internacional y cumplir compromisos de pago de la deuda externa renegociada en 2015, con el Club de París.
También pidió consolidar la participación de la inversión extranjera foránea en la economía cubana, que este año superó por primera vez la meta de los dos mil millones de dólares, aunque recordó que ese proceso se ve afectado por el embargo económico que Estados Unidos mantiene sobre Cuba .
Respecto al desarrollo del trabajo por cuenta propia, que se encuentra en un proceso de “perfeccionamiento” que ha paralizado la concesión de las licencias más populares (como los restaurantes privados y alquileres turísticos), reiteró que el país “no renunciará al despliegue y desarrollo de las formas de gestión no estatales en la economía”.
Sin embargo, insistió en la “necesidad de asegurar el respeto a la ley, afianzar los resultados positivos y enfrentar con firmeza las ilegalidades y violaciones a la política vigente“, motivos que el Gobierno adujo en agosto pasado cuando congeló la concesión de algunos tipos de licencia. Según cifras oficiales, Cuba tiene 567 mil 982 trabajadores por cuenta propia, el 12% de la fuerza laboral del país, 32% de los cuales son jóvenes.
Castro también calificó este jueves de “serio” el retroceso en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, que atribuyó a la “fabricación artificial de pretextos irracionales”. “En 2017 hemos sido testigos de un serio e irracional retroceso de las relaciones Cuba-EE UU, del cual nuestro país no es responsable”, enfatizó.
La relación bilateral atraviesa momentos de tensión por los supuestos “ataques acústicos” sufridos en la Isla por una veintena de diplomáticos estadounidenses; La Habana negó tener responsabilidad alguna en esos incidentes y posteriormente ha cuestionado su veracidad.
“Cuba no tuvo ni tiene responsabilidad con los supuestos incidentes ocurridos con diplomáticos acreditados en el país; las investigaciones realizadas por expertos cubanos y estadounidenses así lo confirman”, concluyó.
Agencias