Es costumbre en Estados Unidos que los ex presidentes formen parte del acto de asunción del nuevo mandatario. Por eso, el demócrata Bill Clinton y el republicano George W. Bush asistirán a la investidura del magnate Donald Trump el próximo 20 de enero.
El punto es que Bill no irá solo; estará acompañado de su esposa, la ex primera dama Hillary Clinton , también ex secretaria del gobierno de Barack Obama y rival y perdedora ante Trump en las elecciones que tuvieron lugar en noviembre.
Bill, quien estuvo en la Casa Blanca desde 1993 hasta 2001, y Hillary Clinton acudirán a la ceremonia, que se celebrará en el Capitolio de Washington , sede del Congreso, pese a la tensión y la decepción para las presidenciales en las que Trump venció por sorpresa a la oponente demócrata, según confirmaron sus asesores al diario The Hill.
Pese a perder por 2,8 millones de sufragios en el voto popular frente a Clinton, Trump obtuvo la victoria al superar los 270 votos electorales necesarios para lograr la Presidencia, según el sistema del Colegio Electoral, en el que cada estado adjudica un número de compromisarios estimado conforme a su peso demográfico y equivalente a sus representantes en el Congreso.
Otra ex pareja presidencial que acudirá a la toma de posesión es la de los Bush. George, que estuvo al frente del Salón Oval de 2001 a 2009 y su esposa, la ex primera dama Laura Bush, a pesar de que le negaron su voto al multimillonario en los comicios, precisó la oficina del ex presidente republicano en un comunicado.
Los Bush están «complacidos de poder presenciar la pacífica transición de poder -un sello distintivo de la democracia estadounidense- y la investidura del presidente Trump y el vicepresidente (Mike) Pence», indicó la nota.
Tanto Bush como la ex primera dama votaron en blanco en las pasadas elecciones, en consonancia con su rechazo al magnate inmobiliario, que ya expresaron cuando Trump fue elegido como el nominado presidencial de su partido en julio pasado.
Antes de confirmarse la presencia de los Clinton y los Bush, el demócrata Jimmy Carter (1977-1981) era el único ex presidente estadounidense que había asegurado su asistencia a la toma de posesión del magnate.
El padre de Bush, el también ex presidente George H. W. Bush (1989-1993), de 92 años, será el único ex mandatario estadounidense vivo que no acuda a la ceremonia de investidura de Trump, adelantó su portavoz el pasado mes, al citar como causa su frágil salud.
Como viene siendo tradicional, se espera que el actual presidente, el demócrata Barack Obama , asista a la ceremonia en el Capitolio antes de entregar el poder a Trump.
Campos de detención: el terrible plan de Trump contra los migrantes
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a encender las alarmas en el ámbito migratorio al adelantar un plan que, de concretarse, marcaría un giro radical en la política de deportaciones de Estados Unidos. Sus recientes declaraciones apuntan a la creación de un sistema masivo de detención y expulsión, respaldado por el ejército, lo que ya ha generado controversia entre expertos, activistas y políticos de todas las esferas.
Una emergencia nacional para deportaciones masivas
Trump, quien regresará a la Casa Blanca en 2025, reafirmó en la plataforma Truth Socialque su administración estaría preparada para declarar un estado de emergencia nacionalcon el objetivo de enfrentar lo que ha llamado «una invasión permitida por Joe Biden».
Esta declaración se suma a los comentarios de Tom Fitton, director de la organización conservadora Judicial Watch, quien sugirió que se utilizarían recursos militares para implementar un programa de expulsiones masivas. El expresidente respondió tajantemente: «¡Es verdad!».
El alcance de este plan incluye el despliegue de la Guardia Nacional y, si es necesario, tropas federales. «La Guardia Nacional debería ser capaz de encargarse de las deportaciones; si no, usaría el ejército», afirmó Trump en una entrevista con Time en abril.
Durante su presidencia, Trump endureció significativamente las políticas migratorias, pero sus nuevas propuestas revelan un nivel de agresividad sin precedentes. A esto se suma, la idea de establecer «campos de detención» en Texas, en donde se albergaría a los migrantes antes de ser deportados.
Texas ofrece tierras para la construcción de campos de detención masiva
La comisionada de la Oficina General de Tierras de Texas, Dawn Buckingham, ha propuesto una medida que podría convertirse en el primer paso hacia la creación de campos de detención en la frontera sur de Estados Unidos.
En una carta dirigida al presidente electo Donald Trump, Buckingham ofreció al gobierno 567 hectáreas de tierra ubicadas en el condado de Starr, cerca de Rio Grande City, para la construcción de instalacionesdestinadas a procesar, detener y deportar a migrantes de manera masiva.
Este terreno, que actualmente se utiliza para cultivos agrícolas como cebollas, canola y maíz, sería destinado a albergar campos de detención, una propuesta que ha generado gran controversia en medio del debate migratorio.
Buckingham destacó que la Oficina General de Tierras de Texas está lista para colaborar con el Departamento de Seguridad Nacional y otras agencias federales para hacer realidad este proyecto, el cual se alinea con los planes de Trump para reforzar las políticas de deportación y control fronterizo.
Sheinbaum reacciona a deportaciones masivas y campos de detención
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, expresó su desacuerdo con laspolíticas migratorias propuestas por Donald Trump, especialmente en relación con la posible deportación masiva de migrantes y la construcción de campos de detención en la frontera sur de Estados Unidos.
Durante su conferencia de prensa mañanera, Sheinbaum destacó que su gobierno no acepta que los migrantes sean tratados como criminales, subrayando que existen instituciones de justicia para abordar estos temas de manera adecuada.
«Primero, evidentemente no estamos de acuerdo en que se trate a los migrantes como criminales, para eso existen las instituciones de justicia en cualquier lugar del mundo», afirmó la mandataria, quien también enfatizó la relevancia de la contribución de los trabajadores mexicanos en Estados Unidos.
En este sentido, Sheinbaum detalló que su administración tiene cuantificados los beneficios que estos migrantes aportan al país vecino, tanto a nivel laboral como en términos de impuestos.
Como parte de las preparaciones para un posible cambio de administración en Estados Unidos, Sheinbaum informó que su gobierno trabaja en un plan para enfrentar la eventualidad de deportaciones, asegurando que, en caso de que se den, México está listo para recibir a los connacionales deportados.
«En caso de que hubiera deportaciones nosotros vamos a recibir a las y los mexicanos, tenemos un plan para ello, pero vamos a trabajar previo a ello que no tienen por qué deportarse a nuestros connacionales, que al contrario, benefician incluso la economía de Estados Unidos», añadió.
Además, la mandataria anunció que, en los próximos días, se celebrará una reunión con su gabinete para definir los temas clave que se tratarán con el equipo de Trump una vez que este asuma la presidencia, entre los que se incluyen la seguridad, el Tratado Comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), así como cuestiones culturales y de amistad bilateral.