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Contagios de Ómicron se duplican en México; AMLO desestima avance

Aunque en una semana los contagios por Omicrón casi se duplicaron en México, el presidente Andrés Manuel López Obrador desestimó el avance de la nueva variante y dijo que hasta ahora no ha generado ni más hospitalizaciones ni más decesos.

“No son muchos los casos. Lo que tenemos como información es que de que no han aumentado los contagios y lo más importante no se han incrementado los fallecimientos”, dijo este lunes el presidente.

La plataforma Global Initiative on Sharing All Influenza Data reportó que en México se tienen identificados 42 casos de la variante de COVID-19, cuando el lunes de la semana anterior los contagios ascendían a 23.

Los casos de Ómicron han sido identificados en Ciudad de México, Estado de México, Sinaloa, Michoacán y Tamaulipas. El avance de esa variante se da a días de que se realizarán reuniones de fin de año en el país.

Andreu Comas, miembro del Consorcio Mexicano de Vigilancia Genómica, consideró que esos 42 casos detectados en el país son a penas la punta del iceberg, pues en México se está realizando un muestreo bajo.

El 3 de diciembre pasado Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, confirmó el primer caso de Ómicron en México. Se trató de una persona de 51 años proveniente de Sudáfrica.

El presidente aclaró entones que, si bien no incrementaron los contagios, tampoco se descarta que se presente una situación especial.

“Eso no quiere decir que no pueda darse una situación especial, pero toco madera, hasta ahora no hemos tenido problema”, destacó.

De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud, hasta este domingo 26 de diciembre, en México se han registrado 3 millones 951,003 contagios y 298,777 defunciones a causa de COVID-19.

A un año de iniciado el plan nacional de vacunación, se han aplicado 148 millones 504,910 dosis contra el COVID-19.

El presidente reconoció que la vacuna contra el COVID-19 es un gran logro para la humanidad porque solo tomó unos meses.

«Más que los carros eléctricos, más que los viajes al espacio para particulares, lo de la vacuna, eso salvó millones de vidas, eso fue una cosa extraordinaria, que en un año se contara con una vacuna, ya hemos hablado de vacunas para epidemias como viruela, que llevaron 3 siglos para poder aplicarse», destacó.

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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