Duras amenazas a Estados Unidos, una espectacular exhibición de armamento y alabanzas al líder, Kim Jong Un, sirvieron hoy al régimen comunista norcoreano para celebrar por todo lo alto el 70 aniversario del Partido de los Trabajadores.
En la emblemática plaza Kim Il Sung de Pyongyang, el contundente sonido de los rítmicos pasos de miles de soldados marcó el inicio del gran espectáculo que se esperaba para la conmemoración más importante de este año en Corea del Norte.
La retórica fue dura. El joven líder, que presidió el desfile de tres horas desde el balcón principal del Palacio de la Cultura del Pueblo, se dirigió a su país y aseguró que Corea del Norte está preparada para hacer frente a una eventual amenaza de Estados Unidos.
Hoy, nuestro partido proclama con determinación que nuestras fuerzas armadas revolucionarias son capaces de enfrentarse a cualquier guerra provocada por Estados Unidos, y que estamos preparados para proteger a nuestro pueblo y el cielo azul de nuestra patria”, dijo Kim.
Estados Unidos ha forzado guerras terribles y plantea la amenaza de nuevas agresiones. Además, ha ejercido contra nosotros sanciones y bloqueos sin precedentes para que no podamos desarrollar nuestra economía», destacó el líder norcoreano frente a su Ejército, un pequeño grupo de dignatarios internacionales y una nutrida presencia de medios internacionales.
Sin embargo, en esta inusual intervención del líder no hubo referencias a la vecina Corea del Sur ni al armamento nuclear, al que tanto recurre el régimen norcoreano como una de las señas de identidad de su política defensiva.
Kim Jong Un se mostró seguro y contundente en su segundo discurso de este tipo desde que llegó al poder, en diciembre de 2011.
La anterior ocasión en que habló en público fue en abril de 2012 con motivo del centenario del nacimiento de su abuelo, el ‘presidente eterno’ Kim Il Sung.
Ante el joven líder miles de soldados -parte de ellos con uniformes de época en todo un repaso a la historia bélica y militar del país- protagonizaron un colorido desfile de dos horas y media en el que gritaron sin cesar «Defenderemos hasta la muerte a Kim Jong Un».
El dictador, que recorrió el palco de un lado a otro para saludar efusivamente a los asistentes, estuvo acompañado por altas autoridades políticas, entre las que destacó la presencia de su hermana Kim Yo Jong, de 29 años, considerada una figura emergente en la nueva era de la dinastía estalinista.
Además de carros de combate y vehículos acorazados, el Ejército Popular norcoreano también mostró proyectiles de diversos tamaños -entre ellos un gran misil que según expertos podría ser el KN-08 capaz de alcanzar territorio continental de Estados Unidos- así como sus lanzaderas móviles y varios drones.
A pesar del vistoso despliegue militar, no se observaron algunas de sus armas más contundentes, hecho que algunos han atribuido a la presencia del jefe de propaganda chino y número cinco de la jerarquía de poder de Pekín, Liu Yunshan.
Kim mantuvo previamente una reunión con el representante de China, que sirvió para estrechar los lazos bilaterales de dos históricos aliados tras una época de alejamiento.
Aparte de Lui la presencia de mandatarios extranjeros fue reducida, sin que haya viajado a Pyongyang ningún jefe de Estado o de Gobierno, lo que muestra el nivel de aislamiento del régimen norcoreano.
Al desfile militar le siguió otro aún más colorido de civiles que, acompañados por diversas y pintorescas carrozas, rindieron homenaje al líder supremo entre gritos de histeria y en el que destacaron dos enormes estatuas rodantes de Kim Il Sung y Kim Jong Il, el abuelo y el padre de Kim Jong Un.
Estoy muy feliz por haber formado parte de este evento y haber visto de primera mano a nuestro gran líder Kim Jong-un. No puedo expresar lo que siento con palabras», explicó Hi-soon, un médico de 39 años, tras participar en el multitudinario desfile.
Vestida con el Jeogori, traje tradicional coreano, Ri Hae-yeon, trabajadora de una fábrica, reveló que llevaba ensayando cuatro semanas para esta celebración y que ha sentido «de manera profunda la unidad de su pueblo ante el líder».
El gran desfile, uno de los mayores de la historia del país, comenzó a las 14.30 (6.00 GMT), una hora muy poco habitual para estos eventos, que suelen celebrarse por la mañana.
Aunque el régimen, en su habitual secretismo, no había adelantado el horario, todo parece indicar que se retrasó varias horas para que sobre Pyongyang brillara un sol espléndido, lo que ayudó a dar más brillo a su celebración más importante del año.
Fuente Excélsior