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Coronavirus: ¿puede el cadáver de una víctima de covid-19 transmitir la enfermedad? Y otras dudas.

La ciudad ecuatoriana de Guayaquil vivió algunos de sus peores días durante la crisis funeraria que se desató desde mediados de marzo.

Las imágenes de decenas de ataúdes y cuerpos expuestos en las calles ante la falta de opciones para inhumarlos mostraron una de las peores caras de la pandemia de covid-19 en el mundo.

Además del colapso del sistema de salud en la provincia de Guayas, la más golpeada por la enfermedad en Ecuador, otra parte del problema fue el temor que generó el manejo de cadáveres.

«Hubo un completo descontrol. El miedo, el temor, hizo que muchas funerarias cerraran las puertas. Muchos compañeros se escondieron y quedaron pocos funerarios», le contó al medio británico BBC Merwin Terán, presidente de la Federación de Funerarias de Ecuador.

«En realidad en Ecuador estamos muy atrasados en el sistema exequial y nosotros no contamos con guías (del gobierno) para hacer nuestra labor«, dice el líder de la agrupación con 700 funerarias del país.

Las dudas sobre qué hacer y cómo manejar cuerpos de los fallecidos con covid-19 o incluso de los casos sospechosos no solo persisten en el país sudamericano.

En Ciudad de México, las autoridades locales emitieron sus propias recomendaciones: no celebrar funerales ni practicar necropsias, además de que se prohibieron los traslados fuera de la ciudad.

Y en Honduras, en el departamento de Cortés -que concentra 70% de las muertes por covid-19- algunos pobladores han llegado a tomar machetes y palos para impedir el entierro de víctimas de la enfermedad, informó la agencia Reuters.

Pero, ¿los cuerpos transmiten la enfermedad?, ¿se puede celebrar un funeral de cuerpo presente?, ¿se deben incinerar o se pueden enterrar? A continuación abordamos estas dudas.

Se puede evitar el contagio

Cuando se tienen los cuidados necesarios y se practican los manejos correctos, no hay motivo para temer el contagio de covid-19, dice la Organización Mundial de la Salud (OMS) en una guía solicitada por BBC Mundo.

«Salvo en casos de las fiebres hemorrágicas (como el ébola o la fiebre hemorrágica de Marburgo) y del cólera, los cadáveres no suelen ser infecciosos«, señala la OMS.

«Solo pueden serlo los pulmones de los pacientes con gripe pandémica si se manipulan de manera incorrecta durante una autopsia. De otro modo, los cadáveres no transmiten enfermedades», añade.

Eso no significa que el virus haya muerto con la persona, pues en el caso de enfermedades respiratorias agudas, los pulmones y otros órganos «pueden seguir albergando virus vivos».

Pero éstos se liberan a través de los procedimientos de autopsia (como con el uso de sierras eléctricas o lavado interno) que hacen los empleados de funerarias y servicios forenses.

Los familiares y seres queridos de una víctima mortal de covid-19 deben esperar a que personal capacitado y con protección adecuada preparen el cadáver para su entierro o incineración.

¿Puede haber funeral?

La OMS no censura que se celebren funerales, pero requiere que se haga con ciertos cuidados.

«Si la familia desea solamente ver el cuerpo, sin tocarlo, puede hacerlo siempre que tome en todo momento las precauciones normalizadas, en particular la higiene de las manos. Hay que dar instrucciones claras a la familia de no tocar o besar el cadáver«, señala el organismo.

Se debe seguir practicando el distanciamiento físico entre personas, el lavado de manos constante al estar en un funeral. No se recomienda que mayores de 60 años ni personas inmunodeprimidas interactúen directamente con el cadáver.

Resto del mundo

Cofece multa a Walmart por prácticas monopólicas: la batalla legal apenas comienza

La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) asestó un golpe histórico al multar a Walmart de México con 93.4 millones de pesos tras concluir una investigación que se extendió por más de cuatro años. La razón: prácticas monopólicas relativas, particularmente en el trato con sus distribuidores.

Según el dictamen de la Cofece, Walmart aprovechó su posición dominante en el mercado para imponer condiciones desfavorables a los proveedores, afectando la competencia en el sector. Aunque no se han revelado todos los detalles de las “contribuciones” impuestas a los distribuidores, el veredicto destaca cómo estas prácticas distorsionan el acceso al mercado y perjudican a competidores más pequeños.

En respuesta, Walmart no tardó en reaccionar. La empresa anunció que impugnará la decisión y enfatizó su compromiso con el cumplimiento de las leyes mexicanas. En su comunicación oficial, destacó que la sanción carece de fundamento y que está basada en interpretaciones erróneas. Este movimiento era predecible: para una empresa de este tamaño, 93 millones de pesos no solo representan una cifra considerable, sino también una amenaza a su reputación.

Por otro lado, la Cofece también se juega mucho. Este caso es una muestra clara de su intención de reforzar la vigilancia sobre los gigantes corporativos. Sin embargo, una batalla legal prolongada podría poner a prueba su capacidad de defender sus resoluciones en tribunales.

Más allá de la multa, el caso de Walmart pone el reflector sobre una problemática común en el comercio minorista: el desbalance de poder entre grandes cadenas y pequeños distribuidores. Si bien el desenlace de este litigio aún está por definirse, el mensaje es claro: los días de actuar sin consecuencias podrían estar contados. La industria y los consumidores estarán atentos a cada movimiento en esta batalla judicial.

 

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