¿De qué depende la felicidad? ¿Cómo llegar a ella? Es precisamente lo que han querido averiguar expertos de la Universidad de Harvard. Para ello, realizaron uno de los estudios más largos de la historia, siguiendo a más de 700 jóvenes, de los cuales 60 aún viven, desde 1938: el estudio sobre desarrollo adulto.
Dos de sus principales investigadores fueron el Dr. Robert Waldinger, profesor de Psiquiatría en la Harvard Medical School, director del Centro de Terapia Psicodinámica e Investigación del Hospital General de Massachusetts y director del Harvard Study of Adult Development, y el Dr. Marc Schulz, doctor en Psicología Clínica por la Universidad de California en Berkeley y profesor de Psicología en Bryn Mawr College.
El estudio dividió al conjunto de participantes en dos grupos, con antecedentes sociales opuestos: el primero incluía a jóvenes estudiantes de la universidad, el segundo a jóvenes de un ámbito más desfavorecido.
Algunos de los participantes cambiaron por completo de vida: «Algunos se hicieron abogados, albañiles, médicos, uno de ellos fue presidente de los Estados Unidos. Algunos cayeron en las derivas del alcohol, descubrieron su esquizofrenia, escalaron socialmente…».
La investigación permitió también establecer una radiografía de la felicidad, en base a cuestionarios, entrevistas personales e incluso otros factores más sorprendentes como exámenes de sangre y análisis de ADN. Este es el resultado.
¿De qué dependería la felicidad?
«A lo largo de los años, un factor crucial destaca por la consistencia y la potencia de sus vínculos con la salud física, la salud mental y la longevidad. Contrariamente a lo que muchos puedan pensar, no se trata de éxito profesional, de ejercicio físico ni de una dieta equilibrada.
No me malinterpreten, estas cosas importan (mucho). Pero hay uno que demuestra continuamente su importancia, tan inmensa como perdurable. La calidad de las relaciones. Este elemento es tan importante que si tuviéramos que resumir los ochenta y cuatro años de estudio en un solo principio de vida, una inversión avalada por resultados similares en muchos otros estudios, sería este: relaciones de calidad, para permitirnos vivir una vida más feliz y saludable» destacan Robert Waldinger y Marc Schulz.
Los expertos detectaron que las personas más conectadas a sus amigos y familia son más felices, físicamente más saludables y viven más que aquellas que están menos conectadas. Sus capacidades los expertos, sus aptitudes cerebrales declinarían más rápido y tendrían vidas más cortas que aquellos que no están solos.
Los expertos insisten en la importancia de la calidad: «Una relación de buena calidad significa una relación en la que te sientes seguro, en la que puedes ser tú mismo. Claro que ninguna relación es ideal, pero esas son cualidades que hacen que la gente florezca» destaca el profesor Waldinger.