En México, un maestro de preescolar tiene en promedio un salario de 6 mil 910 pesos; en primaria de 7 mil 460 pesos; y en secundaria de 7 mil 330 pesos mensuales. En todos los casos, las maestras, aunque son mayoría en el sector, ganan menos, según información de la Secretaria de Economía procesada por Mexicanos Primero.
El organismo civil que encabeza Patricia Vázquez del Mercado indica que de acuerdo con un análisis del Presupuesto de Egresos de la Federación para 2024, el gasto para formación continua es equivalente a 96 pesos anuales por docente.
«Con un presupuesto mínimo destinado a la formación continua de docentes, es urgente priorizar la profesionalización y garantizar condiciones óptimas para el desarrollo profesional de las maestras y los maestros. En este sentido, hacemos un llamado a las candidaturas a priorizar el desarrollo de una docencia de excelencia como un elemento fundamental en la agenda educativa nacional», destacó.
La Coalición Latinoamericana por la Excelencia Docente, durante la celebración de su quinto aniversario en México, precisó que en el mundo, mientras que los países más ricos invierten 8 mil 500 dólares al año por estudiante, los más pobres apenas destinan 50, en promedio un dólar a la semana para garantizar el aprendizaje de las niñas, niños y adolescentes.
En la segunda reunión en México que contó con la participación de expertos de diversos países de la región, se destacó que los países de Latinoamérica y el Caribe ocupan una posición intermedia en la distribución mundial de la inversión educativa, pero en la cantidad de recursos asignados a cada estudiante, los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) invierten casi seis veces más que los países de países de América y el Caribe.
De acuerdo con los análisis sobre la atención que merece la docencia y el aprendizaje de estudiantes se destacó que tres de cada 4 alumnos en la región tienen bajo desempeño en matemáticas y más de la mitad no tiene habilidades en lectura, es decir, no pueden comprender un texto simple.
Para superar esta situación, aseguraron las y los expertos participantes en la Coalición Latinoamericana, es necesario contar con centros educativos que tengan entornos eficaces de aprendizaje, seguros y saludables y docentes con mejores condiciones de trabajo, una remuneración atractiva y justa, experiencia profesional satisfactoria y reconocimiento social a la importancia de su labor, porque la calidad de la educación depende, principalmente, de la capacidad educativa de sus maestras y maestros.
Destacaron que es necesario solucionar la valoración social del trabajo docente, la insuficiente inversión para su formación inicial y continua, el liderazgo escolar y la mejora de las condiciones laborales que favorezcan la profesionalización del magisterio para elevar la calidad educativa.
Ellos son los cardenales mexicanos con posibilidades de convertirse en Papa
El humo blanco que anuncia la elección de un nuevo Papa es uno de los momentos más emblemáticos de la Iglesia Católica, con un proceso complejo detrás de esta decisión. El sistema actual de elección papal tiene sus orígenes en el decreto promulgado por el papa Nicolás II en 1059, que estableció a los cardenales obispos como electores.
Este decreto fue un punto de inflexión histórico, pues redujo la influencia de la aristocracia romana y del bajo clero, sentando las bases para el Colegio Cardenalicio, formalizado en 1150. Hoy, este cuerpo es el encargado de elegir al líder espiritual de más de mil millones de católicos en todo el mundo.
Según National Geographic, el cónclave, como se denomina a la reunión de los cardenales para elegir al nuevo Papa, se celebra entre 15 y 20 días después de que el trono papal queda vacante, ya sea por fallecimiento o dimisión del pontífice. Este intervalo, establecido en 1922, permite que los cardenales de todo el mundo puedan viajar al Vaticano. Actualmente, el Colegio Cardenalicio está compuesto por 252 miembros, aunque sólo 138 de ellos tienen derecho al voto en caso de la defunción del actual Papa Francisco, ya que deben cumplir con el requisito de ser menores de 80 años.
Qué cardenales mexicanos podrían aspirar a la elección
El Cardenal Carlos Aguiar Retes participa en la ceremonia de inauguración como nuevo Arzobispo de México el 5 de febrero de 2018. (Reuters/Henry Romero)
Entre los 252 cardenales que conforman el Colegio Cardenalicio, seis son de México. Estos líderes religiosos han desempeñado roles clave tanto a nivel nacional como internacional, sin embargo, únicamente dos de ellos podrían ser considerados en un futuro cónclave: Carlos Aguiar Retes y Francisco Robles Ortega. Carlos Aguiar Retes, actual arzobispo primado de México, nació el 9 de enero de 1950 en Tepic, Nayarit. Él inició su formación en el Seminario de Tepic y continuó sus estudios de Teología en instituciones de Estados Unidos y México, posteriormente, fue ordenado sacerdote en 1973 y, en 2016, el papa Francisco lo nombró cardenal. En 2017, asumió el cargo de arzobispo primado de México, liderando una de las arquidiócesis más importantes del mundo, detalló la circunscripción eclesiástica.
Por otro lado, Francisco Robles Ortega es arzobispo de Guadalajara desde 2012. Su nombramiento fue realizado por el Papa Benedicto XVI en 2011, consolidando su posición como una figura clave en la Iglesia mexicana. Robles Ortega ha sido un defensor de los valores tradicionales y ha trabajado en iniciativas pastorales para fortalecer la fe en su arquidiócesis.
Aunque debido a su edad ya no es considerado candidato para el cónclave, el cardenal Alberto Suárez Inda, arzobispo emérito de Morelia, también forma parte del Colegio Cardenalicio. Nacido en Celaya en 1939, Suárez Inda estudió en Roma y fue ordenado sacerdote en 1964. En 2015, el Papa Francisco lo nombró cardenal, reconociendo su labor pastoral en una región históricamente afectada por la violencia y la pobreza, según informó La Oficina de Prensa de la Santa Sede (el Bollettino Sala Stampa della Santa Sede).
Después, Felipe Arizmendi Esquivel, obispo emérito de San Cristóbal de Las Casas, es otro de los cardenales mexicanos, aunque su edad lo elimina como candidato. Nacido en 1940 en el Estado de México, fue nombrado cardenal en 2020 por el papa Francisco con el título de San Luigi Maria Grignion de Montfort.
El cardenal Juan Sandoval Íñiguez, nacido en Jalisco en 1933, fue nombrado arzobispo de Guadalajara en 1994 por el papa Juan Pablo II y, ese mismo año, recibió el birrete cardenalicio, aunque actualmente es arzobispo emérito.
Finalmente, en la misma situación que éstos últimos, se encuentra Norberto Rivera Carrera, nacido en Durango en 1942. Él fue designado obispo de Tehuacán en 1985 por el papa Juan Pablo II y, posteriormente, arzobispo primado de México, cargo que desempeñó durante más de dos décadas.
En qué consiste el cónclave
En el cónclave, la Iglesia Católica se encuentra ante una decisión trascendental que marcará el rumbo de los próximos años. (EFE)
El cónclave papal, que se lleva a cabo en la Capilla Sixtina, es un evento rodeado de estrictas normas de confidencialidad. Según detalló National Geographic, los cardenales electores permanecen aislados del mundo exterior hasta que se elige al nuevo Papa. Durante este tiempo, juran mantener la integridad del proceso y solo un reducido grupo de asistentes tiene permitido interactuar con ellos.
El proceso de votación se divide en tres etapas: preescrutinio, escrutinio y postescrutinio. En la primera, se distribuyen las papeletas y se designan los encargados de recoger y contar los votos. Durante el escrutinio, los cardenales emiten su voto en secreto. Finalmente, en el postescrutinio, los votos se tabulan, se verifican y luego se queman.
El humo que emana de la chimenea instalada en la Capilla Sixtina es el indicador visual para el mundo exterior. Si las papeletas quemadas producen humo negro, significa que no se ha alcanzado un consenso, en cambio, el humo blanco anuncia la elección de un nuevo Papa. Aunque esta práctica se remonta al siglo XIX o principios del XX, el Vaticano ha modernizado los materiales utilizados para generar el humo. Desde 2005, se emplean productos químicos específicos para garantizar la claridad del color: una mezcla de clorato potásico, lactosa y resina de conífera para el blanco, y perclorato potásico, antraceno y azufre para el negro, detalló National Geographic.