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Salud y Bienestar

Cuidado con los excesos en el famoso Guadalupe-Reyes

Hoy comienza el llamado “maratón Guadalupe-Reyes”, 26 días de excesos en la ingesta de bebidas alcohólicas y alimentos con alto contenido calórico y de azúcar.

El abuso en su consumo es un riesgo a la salud, principalmente para quienes padecen enfermedades crónicas como obesidad, diabetes e hipertensión.

En nuestro país se calcula que 14 millones sufren diabetes, 18 millones hipertensión, nueve millones insuficiencia renal y algunos tienen más de uno de estos males, estos factores pueden ser una bomba para la salud en fin de año, al romper los regímenes alimenticios y hacer cambios drásticos en la dieta.

En el caso de la diabetes, un descuido en el estilo de vida puede llevar a complicaciones graves como infarto del corazón, ceguera, falla renal y amputación de las extremidades.

Según la Federación Mexicana de Diabetes, una persona puede subir de dos a seis kilogramos de peso por consumir en exceso alimentos ricos en grasas y carbohidratos en estos días.

De acuerdo con el Sector Salud, históricamente hay picos de atención a pacientes con patologías cardiacas en diciembre.

Keith Churchwell, cardiólogo y director asociado del Instituto Vascular y Cardiaco del centro médico de la Universidad Vanderbilt de Nashville, Tennessee, ha estudiado la incidencia de males del corazón en las fiestas de diciembre.

Él concluye que esta es la temporada de los ataques al corazón, pues las personas no acuden a sus citas con el doctor, olvidan tomar sus tratamientos, hay cambios en la dieta y se olvida el ejercicio.

En sus estudios advierte que el alto consumo de alcohol provoca “el síndrome del corazón navideño”, pues las bebidas embriagantes tienen un efecto tóxico en el corazón al irritar el músculo.

Cabe destacar que, según el Inegi, los accidentes de tráfico y la enfermedad alcohólica del hígado son dos de las cuatro principales causas de muerte en la población de 35 a 44 años.

Fuente Excelsior

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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