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Opinión

Cursi. Por Raúl Saucedo

De amor y cosas peores

A propósito de ayer día de “San Valentín” me encuentro escribiendo esta columna en uno de esos restaurantes que gustan los capitalinos de México para tomar café, comer o pasar la tarde mientras la lluvia cesa y puedan seguir con su agenda o simplemente llegar a casa secos por el descuido mañanero de no cargar paraguas.

De fondo en la urbanidad, en la intersección del Metro y el Metrobús un joven que seguramente es estudiante de algún colegio de música alegra a los enamorados su tarde con un violín, si bien un poco desafinado, pero si con la esperanza de ganar unos pesos y no llegar con las manos vacías esta noche de enamorados (si, asi lo imagine yo).

Pero a todo esto, ¿Qué es el Amor? ¿como se puede definir algo que no existe? ¿ó si existe? ¿qué carajos es el amor?, ¿es un sentimiento?, ¿es acaso un estado catatónico, es un invento de esperanza para niños y de lamento para viejos, es una medicina que nos mantiene a flote de una muerte ya escrita? ….¿qué chingados es el amor?

Si usted lo sabe apreciable lector compártamelo, pero si adviértame si su conocimiento viene de la mano de un café o de un tequila, de día o de noche, quisiera estar prevenido, ya sabe que se lee tanta cosa en las noticias.

Seguramente maestros como Neruda, Sabines, Rojas tengan una definición del amor y yo entre más los leo, mas me confunde el tema, con 37 años recién cumplidos y aun no he podido definir el amor, quizá me falta experiencia en ello o quizá no he querido sumar las variantes.

Lo que si he comprendido son los gestos y acciones…De la madre y el padre que trabajan por unos cuantos pesos para que sus hijos logren tener una mejor vida que la de ellos, del hermano mayor que protege a la manada más pequeña asumiendo roles de adulto aun siendo un joven, de mujeres que se entregan en la alcoba con la esperanza de ser correspondidas eternamente, de amistades que en sus consejos y aventuras hacen pactos de hermandad, de familiares y amistades que juran que en su semejante ven lo mismo que yo veo en las mujeres, del cariño y respeto que nos damos a nosotros mismos. ¿Y en todo esto está el amor? ¿O es el amor mismo?

El amor, su concepto y sus alcances serán agenda política enMéxico las próximas décadas relacionándonos asi con la naturaleza y nuestro desarrollo social como individuos en lo colectivo y en lo particular, será parte de una agenda “progre” pero a la vez nos hará regresar a lo básico, será como siempre bandera y disputa y me temo que será todo menos amor…

Sea cual sea su forma de expresar lo que concibes como amor, este columnista te pide que porfavor no vulgarice sus acciones y la palabra, porque en el encono de esta sociedad estoy seguro de que cuando encontremos la definición de él, será nuestra salvación. Tambien espero que si usted recibe un sobre con su nombre no alerte sus fusiles como decía Mario Benedetti y entienda que quizá quien lo entrego simplemente pasaba por su casa y andaba cursi.

@Raul_Saucedo

rsaucedo@uach.mx

Opinión

Diálogos. Por Raúl Saucedo

El Eco de la Paz

En el crisol de la historia, las disputas bélicas han dejado cicatrices profundas en el tejido de
la humanidad. Sin embargo, en medio del estruendo de los cañones y las balas metrallas, ha
persistido un susurro: El Diálogo. A lo largo de los siglos, las mesas de negociación han
emergido como esperanza, ofreciendo una vía para la resolución de conflictos y el cese de
hostilidades entre grupos, ideas y naciones.
Desde la antigüedad, encontramos ejemplos donde el diálogo ha prevalecido sobre la espada.
Las guerras médicas entre griegos y persas culminaron en la Paz de Calias, un acuerdo
negociado que marcó el fin de décadas de conflicto. En la Edad Media, los tratados de paz
entre reinos enfrentados, como el Tratado de Verdún, establecieron las bases para una nueva
configuración política en Europa.
En tiempos más recientes, la Primera Guerra Mundial, un conflicto de proporciones
colosales, finalmente encontró su conclusión en el Tratado de Versalles. Aunque
controvertido, este acuerdo buscó sentar las bases para una paz duradera. La Segunda Guerra
Mundial, con su devastación sin precedentes en el mundo moderno, también llegó a su fin a
través de negociaciones y acuerdos entre las potencias.
La Guerra Fría, un enfrentamiento ideológico que amenazó con sumir al mundo en un
conflicto nuclear, también encontró su resolución a través del diálogo. Las cumbres entre los
líderes nucleares, los acuerdos de limitación de armas y los canales de comunicación abiertos
permitieron evitar una posible catástrofe global.
En conflictos más recientes, y su incipiente camino en las mesa de negociación ha sido un
instrumento crucial para lograr el cese de hostilidades de momento, esta semana se ha
caracterizado por aquellas realizadas en Arabia Saudita y París.
Estos ejemplos históricos subrayan la importancia del diálogo como herramienta para la
resolución de conflictos. Aunque las guerras pudieran parecer inevitables e interminables en
ocasiones, la historia nos muestra que siempre existe la posibilidad de encontrar una vía
pacífica. Las mesas de negociación ofrecen un espacio para que las partes en conflicto
puedan expresar sus preocupaciones, encontrar puntos en común y llegar a acuerdos que
permitan poner fin.
Sin embargo, el diálogo no es una tarea fácil. Requiere voluntad política, compromiso y la
disposición de todas las partes para ceder en ciertos puntos. También requiere la participación
de mediadores imparciales que puedan facilitar las conversaciones y ayudar a encontrar
soluciones mutuamente aceptables.
En un mundo cada vez más complejo e interconectado, el diálogo se vuelve aún más crucial.
Los conflictos actuales, ya sean guerras civiles, disputas territoriales o enfrentamientos
ideológicos, exigen un enfoque pacífico y negociado. La historia nos enseña que la guerra
deja cicatrices profundas y duraderas, mientras que el diálogo ofrece la posibilidad de
construir un futuro más pacífico y próspero para todos.
Los diálogos siempre serán una vía, aunque el diálogo más importante será con uno mismo
para tener la paz anhelada.
@RaulSaucedo
rsaucedo@uach.mx

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