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Da a luz a su nieto con óvulos congelados de su hija

Una mujer británica dio a luz a su nieto con los óvulos congelados de su hija, que se quedó estéril a los 18 años tras un tratamiento contra un cáncer de cuello de útero.

Julie Bradford, de 45 años, alumbró a Jack Jenkins el pasado viernes para ayudar a su hija, Jessica Jenkins, de 21, a la que ofreció su vientre para la gestación de su nieto.

La joven Jessica fue diagnosticada hace tres años con un cáncer de cuello de útero y, antes de empezar el tratamiento, decidió congelar sus óvulos en el Hospital Universitario de Cardiff, en Gales, pensando en ser madre en un futuro.

A principios de este año, Jenkins y su marido, Rees Jenkins, decidieron tener un hijo mediante fecundación in vitro, un sueño hecho realidad gracias a la abuela, que trajo al mundo un bebé que pesó casi tres kilos.

Mi madre es la más valiente y maravillosa del mundo. La quiero mucho por dar la vida a mi hijo», declaró a la BBC Jenkins, quien explicó que desde una edad muy temprana quería ser madre y que, por fin, su sueño se ha hecho realidad.

Por su parte, Bradford confesó que durante la enfermedad de su hija se había sentido muy inútil, mientras que ahora está muy feliz por haber podido participar en el nacimiento de su nieto.

Hemos pasado mucho tiempo en los hospitales y se ha vuelto normal para nosotros», declaró la abuela, que ya tenía tres hijos.

Agregó que está «muy feliz de que esta última visita (médica) haya sido por una razón tan maravillosa».

 

Excelsior

Increible

Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino

Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.

Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.

Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.

Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.

Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.

Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.

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