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Opinión

De traiciones y alianzas desesperadas. Por Caleb Ordóñez T.

Caleb Ordóñez T.

Caleb Ordoñez Talavera

El espinoso tema de la militarización permanente del país sigue siendo un trago amargo para el presidente Andrés Manuel López Obrador y su gobierno. Sin embargo, un extraño aliado podría ser de mucha utilidad.

La polémica, que ha originado una aguda división interna dentro de los grupos de morenistas, podría convertirse en un estandarte que debían utilizar los partidos de oposición, a fin de poner en jaque al ejecutivo, tras los debates que se presentarán en el Senado de la República sobre el traspaso de la Guardia Nacional a la Sedena.

Pero en la política mexicana aún existen sorpresas y decisiones que podrían dejar con la boca abierta a cualquier persona que no haya conocido anteriormente la parafernalia y multiforme cambio de opiniones y causas, que cada día demerita a los partidos como representantes de sus militancias.

El pertenecer a una fuerza electoral no determina que los políticos sean congruentes con los principios de las instituciones que representan. Los colores y logotipos tan solo se han convertido en plataformas para algunos personajes que quieren hacer de la política un negocio perpetuo, sin importar tener que cambiar drásticamente de posición, respecto a temas torales para la sociedad mexicana.

En plena discusión sobre el tema militar, la diputada del PRI, Yolanda de la Torre presentó una iniciativa para que Ejército permanezca en las calles hasta 2028; esto se convirtió en una bomba dentro de la alianza Va por México…

 

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Opinión

OTAN. Por Raúl Saucedo

EQUILIBRIOS PRECARIOS

Desde su creación en la posguerra de la Segunda Guerra Mundial, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se erigió como un pilar de la defensa colectiva, forjando una alianza frente a amenazas reales o percibidas por Occidente. Hoy, la OTAN se encuentra en una encrucijada, enfrentando desafíos que ponen a prueba su resiliencia y capacidad de adaptación en un mundo cada vez más volátil. Su relevancia se ha reafirmado en las últimas semanas, en medio del conflicto entre Medio Oriente y Europa del Este.

A raíz de las tensiones en Europa del Este en años recientes, se han incorporado nuevos miembros como Finlandia y, próximamente, Suecia. Sin embargo, esta cohesión interna no es monolítica. Las divergencias en el nivel de compromiso militar, la dependencia energética de algunos países y las distintas visiones sobre cómo relacionarse con naciones no alineadas son desafíos que la Alianza debe sortear con delicadeza.

La OTAN enfrenta hoy un panorama geopolítico complejo. La creciente influencia de China y Rusia, la inestabilidad en Oriente Medio, las amenazas cibernéticas y el terrorismo transnacional exigen una agenda más amplia y una estrategia que vaya más allá de la defensa territorial tradicional del siglo XX. La Alianza ha comenzado a abordar estos temas, pero la velocidad y profundidad de esta adaptación serán cruciales para su futuro.

¿Podrá la OTAN mantener su enfoque principal en la defensa europea mientras desarrolla capacidades para enfrentar amenazas globales y no tradicionales?

Otro punto de fricción, evidenciado en la reciente cumbre en los Países Bajos, fue la carga compartida. La exigencia de Estados Unidos de que los miembros europeos aumenten su gasto en defensa al 5% del PIB generó debate. España, liderada por Pedro Sánchez, se opuso inicialmente, aunque finalmente cedió. Si bien los conflictos mundiales han impulsado a muchos países a incrementar sus presupuestos militares, la disparidad en el gasto y la percepción de que algunos se benefician de la seguridad proporcionada por otros sin contribuir equitativamente podría erosionar la confianza interna a largo plazo.

La OTAN de 2025 no es la misma que la de 1949. Su evolución ha estado marcada por las realidades geopolíticas de cada época. Sin embargo, el presente exige una autoevaluación profunda ante un mundo en constante cambio.

A raíz de la cumbre en La Haya, capital mundial de la justicia internacional, se investigó que México gasta el 0.7% del PIB en defensa (2024), situándose como el país número 22 en gasto militar y uno de los que más ha crecido en la última década. México, por “tradición diplomática”, ha sido mediador y respetuoso de la mayoría de los conflictos civiles y militares del siglo XX. No obstante, ante este nuevo dinamismo del reacomodo mundial en el siglo XXI, México deberá asumir una postura más activa dentro del equilibrio precario global.

@Raul Saucedo

rsaucedo@uach.mx

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