La Comisión Nacional de los Derechos Humanos denunció que en los penales de mujeres las internas son víctimas de abuso sexual, prostitución, golpes y maltrato psicológico. Además, hay autogobierno, y en las instalaciones donde están recluidas hay «cucarachas, chinches, ratas o moscas».
Lo anterior se destaca en el Informe especial sobre las mujeres privadas de la libertad en los centros de reclusión de la República mexicana, dirigido al secretario de la Defensa Nacional, a los gobernadores, al jefe del Gobierno del DF y al comisionado nacional de Seguridad dado a conocer ayer.
Se menciona que las internas denunciaron, a través de las encuestas anónimas, maltrato físico y psicológico, amenazas y golpes, así como humillaciones y tratos discriminatorios infligidos por el personal directivo, técnico y/o de custodia.
El informe es resultado de una investigación realizada por la CNDH en febrero y marzo de 2014, cuando visitó 77 de los 102 centros penitenciarios que albergan mujeres, donde en esos momentos, había alojadas 11 mil 107 internas.
La CNDH obtuvo datos sobre la práctica de prostitución en 20 de ellos en Coahuila, Chihuahua, Distrito Federal, Guerrero, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas y Veracruz.
Además, en el penal de Nezahualcóyotl Bordo de Xochiaca, Estado de México, las internas señalaron que fueron víctimas de abuso sexual.
En 33 cárceles las mujeres mencionaron haber sido víctimas de golpes por parte del personal del centro. Y en 50 señalaron que fueron objeto de amenazas por parte del personal adscrito al reclusorio.
Al referirse a las instalaciones, el informe señala que no son las adecuadas en cuanto a su infraestructura, mobiliario y equipo para garantizar a las internas una estancia digna y segura, que presentan varias deficiencias, como falta de planchas para dormir y colchonetas, lo que provoca que internas duerman en el piso, mantenimiento de los servicios sanitarios y de las instalaciones hidráulicas, eléctricas y de drenaje, así como en pisos, paredes y techos.
Asimismo, se detectaron fallas en el suministro de agua corriente para el aseo de las internas y las estancias, lo que ocasiona inadecuadas condiciones de higiene.
Durante las visitas se tuvo conocimiento de internas que ejercen control sobre otras, así como la realización de alguna o varias actividades propias de la autoridad, como la asignación de estancias, vigilancia, mantenimiento del orden, aplicación de sanciones disciplinarias, distribución de los alimentos, tareas de limpieza, organización de actividades laborales, educativas o deportivas, acceso al servicio médico, visita familiar y conyugal, así como el uso de teléfonos públicos.
También se encontró la existencia de privilegios, pues «algunas estancias son ocupadas por una o varias internas, cuando la mayoría presenta hacinamiento», y éstas tienen en posesión aparatos electrónicos y teléfonos celulares.
Se destaca que en Topo Chico, en Monterrey, Nuevo León, las internas que ejercen el autogobierno son controladas por grupos delictivos del área varonil.
La CNDH recomienda a las autoridades diseñar políticas públicas encaminadas a mejorar el sistema y la infraestructura penitenciaria nacional, con un enfoque de género, para que la reclusión de las mujeres se realice en inmuebles separados a los que ocupan los hombres.
Además de separar a las internas sentenciadas de las procesadas, edificar establecimientos con instalaciones apropiadas para la atención médica y espacios que permitan el desarrollo.
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