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Ciencia y Tecnología

Descubre si están espiando tu celular

La tentación está ahí: un familiar se olvida el móvil sobre la mesa y surge la curiosidad de husmear en el WhatsApp, las llamadas recibidas o qué páginas web ha visitado esta persona, sobre todo si surgen dudas sobre la fidelidad en pareja. Esta tentación no es nueva pero más allá de hacerse con el móvil de la víctima y navegar por su contenido, ahora hay herramientas que hacen ese trabajo sucio sin el conocimiento (ni consentimiento) de la misma. Este fenómeno tiene nombre y ha sido bautizado como stalkerware (algo así como «virus del acosador»), y la mala noticia es que cualquiera puede ser espiado sin tener conciencia de ello. ¿Cómo detectar si el móvil está afectado por este software?

Antes de analizar las claves para detectar este espía en el móvil, conviene conocer cómo opera exactamente el stalkerware. Estas aplicaciones cuentan con una operativa muy similar a la del malware o los virus: se instalan en el terminal de la víctima y una vez ahí comienzan a registrar todo tipo de actividad que es enviada posteriormente a un servidor al que accede el espía. Sin embargo, esta técnica no es exactamente igual: “A diferencia del malware, que se instala de forma masiva, este software es instalado por alguien que tiene acceso al móvil”, explica a EL PAÍS, Fernando Suárez, vicepresidente del Consejo General de Colegios de Ingeniería Informática, quien matiza además, otra importante peculiaridad de este tipo de apps: “A diferencia de las aplicaciones de control parental, éstas no son visibles en el móvil de la víctima”. Pero… ¿cómo saber si un móvil está siendo espiado mediante stalkerware?

El popular programa de radio en Estados Unidos, Kim Komando, alerta de que una manera de descubrir un móvil víctima de este espionaje es mediante la súbita aparición de ventanas emergentes (pop-up) en el navegador. Se trata de comportamientos fuera de lo habitual que no deberían ser minimizados por la víctima. Del mismo modo, un súbito incremento del spam en el correo electrónico y la recepción de mensajes de texto de desconocidos con excesiva frecuencia deberían ser motivos para disparar las alarmas.

¿Desapareció temporalmente el móvil?

Si el comportamiento extraño de un dispositivo ha sido precedido de una pérdida temporal del mismo (por ejemplo, se deja en una habitación y tras buscarlo, aparece tras unas horas en otra), este terminal es susceptible de haber sido sustraído temporalmente para instalar estos programas. Los expertos nos recuerdan que hacen falta unos minutos con el móvil en la mano para instalar estas apps.

La batería de pronto dura mucho menos

Un móvil con stalkerware trabaja mucho más que uno limpio, y esta actividad tiene su lógico impacto en la duración de la batería. Si se detecta un súbito descenso del rendimiento de la misma, acompañado de alguno de las otras situaciones mencionadas anteriormente, hay que sospechar y tomar las medidas necesarias.

El móvil se recalienta constantemente

Como continuación del consumo de la batería, un móvil afectado por este mal tiene que desempeñar muchas más tareas que otro limpio y esto deriva asimismo en un incremento de la temperatura del mismo.

Instalar apps fuera de las tiendas de aplicaciones

No se trata de un síntoma en sí, pero si se detecta alguno de estos comportamientos atípicos tras haber instalado una aplicación fuera de las tiendas oficiales (App Store o Google Play), la posibilidad de que el terminal haya sido infectado se dispara. Tanto Apple como Google se toman muy en serio la seguridad de sus plataformas, y por ello es extremadamente recomendable instalar apps de sus tiendas oficiales. La buena noticia para los dueños del iPhone es que este dispositivo es difícilmente vulnerable a este ataque puesto que Apple obliga a instalar todas sus apps a través de la tienda; Android es más susceptible de ser atacado porque es factible instalar aplicaciones fuera de control de Google.

¿Qué hacer si se tienen sospechas?

Lo más recomendable es llevar a cabo una restauración del equipo a los valores de fábrica, aunque adicionalmente se recomienda la instalación de un software que pueda detectar este fenómeno. “En 2018 identificamos más de 26.000 aplicaciones de stalkerware”, explica Daniel Creus, de Kaspersky Security, para dar una dimensión real del problema. Esta empresa ha modificado recientemente sus aplicaciones de seguridad en móviles para hacer frente a este fenómeno.

Ciencia y Tecnología

Marihuana duplica riesgo de muerte por infarto y derrame cerebral, revela estudio global con 200 millones de casos

Una nueva investigación publicada en la revista Heart advierte sobre un riesgo grave y hasta ahora subestimado: el consumo de marihuana puede duplicar las probabilidades de morir por enfermedades cardiovasculares, incluso en personas jóvenes y sin antecedentes médicos. El hallazgo surge de un metaanálisis de datos médicos que involucra a más de 200 millones de personas, la mayoría entre los 19 y 59 años, en países como Estados Unidos, Francia, Canadá, Australia, Egipto y Suecia.

Lo más preocupante es que quienes presentaron mayor riesgo eran adultos jóvenes sin factores de riesgo previos como hipertensión, tabaquismo o antecedentes familiares. “Lo que más nos llamó la atención fue que los pacientes hospitalizados por estos padecimientos eran jóvenes, sin historial de enfermedad cardiovascular ni factores de riesgo asociados”, señaló la investigadora Émilie Jouanjus, profesora asociada de farmacología en la Universidad de Toulouse, Francia.

Comparados con quienes no consumen cannabis, los usuarios tienen un 29% más de riesgo de sufrir un infarto y un 20% más de sufrir un derrame cerebral. La revisión sistemática no logró determinar el modo de consumo (fumado, vaporizado, comestible, etc.), pero con base en los patrones de uso en los países analizados, los autores concluyen que la mayoría probablemente lo consumía fumado.

Los especialistas advierten que esta forma de consumo conlleva riesgos similares al tabaco. “Cualquier método que implique inhalar cannabis implica riesgos, incluso para quienes están cerca y respiran el humo de segunda mano”, explicó la doctora Lynn Silver, profesora de epidemiología en la Universidad de California, San Francisco, y coautora de un editorial que acompaña el estudio.

Además, nuevas evidencias apuntan a que incluso los comestibles con THC pueden causar daño vascular. Una investigación publicada en mayo de 2025 reveló que los consumidores de comestibles mostraron una reducción del 56% en la función vascular, incluso más alta que en quienes fuman marihuana, con una reducción del 42%. “El THC, sin importar su forma de ingreso al organismo, tiene efectos preocupantes sobre el sistema cardiovascular”, advirtió la cardióloga investigadora Leila Mohammadi.

Uno de los elementos más inquietantes del estudio es el incremento en la potencia del cannabis disponible en el mercado legal. “Los productos actuales pueden contener hasta 99% de THC. No tienen nada que ver con la marihuana que se fumaba en los años setenta”, señaló Silver. Esta mayor potencia también está asociada con un aumento en los casos de adicción y trastornos mentales graves como psicosis o esquizofrenia. Se estima que en EE.UU., al menos 3 de cada 10 usuarios desarrollan trastorno por consumo de cannabis.

Aunque las políticas públicas han priorizado la regulación comercial y el otorgamiento de licencias a empresas, los expertos piden un viraje urgente hacia la educación sobre riesgos. “Necesitamos tratar el consumo de cannabis como tratamos el tabaco: con advertencias claras, educación médica y políticas que pongan la salud pública al centro”, afirmó Silver.

Los investigadores temen que la relación entre cannabis y enfermedad cardíaca esté subestimada. “Es probable que el vínculo sea incluso más fuerte de lo que reflejan los datos actuales”, reconoció Jouanjus.

En un contexto donde el uso de cannabis se normaliza cada vez más, especialmente en adultos mayores que lo utilizan para el dolor o el insomnio, la evidencia científica lanza una advertencia clara: el cannabis no es inocuo, y su consumo podría tener consecuencias fatales, incluso para quienes creen estar lejos de cualquier riesgo cardiovascular.

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