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Ciencia y Tecnología

Descubren araña con cola en Myanmar; producía seda

Un equipo internacional del Instituto de Paleontología y del Departamento de Geología de la Universidad de Kansas en Estados Unidos, encontraron una nueva especie de arácnido de hace cien millones de años, similar a una araña con cola y correspondiente al Cretáceo medio, en ámbar de Myanmar.

La revista Nature Ecology & Evolution destacó que el equipo encabezado por Paul Selden e investigadores de China, Alemania y Estados Unidos señaló que el nuevo insecto se parece a una araña al contar con colmillos, pedipalpos (el segundo par de apéndices de los arácnidos), cuatro patas para caminar y pinzones hiladores en la parte posterior; así como una cola larga, algo inexistente en las arañas vivas, si bien algunos parientes de las arañas, los uropigios o escorpiones látigo, tienen un flagelo anal.

En este sentido, los investigadores resaltaron que este nuevo hallazgo confirma las predicciones hechas hace unos años por Selden y sus colegas al describir un arácnido similar, parecido a una araña, pero sin pinzones hiladores.
«Los que habíamos reconocido anteriormente eran diferentes, en el sentido de que tenían una cola, pero no pinzones hiladores…Es por ello que la nueva -especie- es realmente interesante, además de que es más joven. En nuestro análisis, estaría entre la más vieja que no desarrolló pinzones y la araña moderna que perdió la cola», agregó Selden.

Asimismo, pese a que está muy bien conservada debido al ambar, dejaron claro que sus hábitos aún son una incógnita, ya que es difícil determinar su comportamiento diario, por lo que sólo especulan que vivía en troncos y alrededor de bajo la corteza.

Destacaron que, si bien esta araña de cola era capaz de producir seda gracias a sus hileras, el investigador cree que es poco probable que hubiera construido telarañas para atrapar insectos como muchas arañas modernas, aunque suponen que habría sido depredador de insectos.

Finalmente, indicaron que han encontrado cuatro nuevos especímenes, todos diminutos, de unos 2.5 milímetros de longitud corporal, excluyendo la cola de casi 3 milímetros de largo; por lo que este nuevo hallazgo confirma las predicciones hechas hace unos años por Selden y sus colegas al describir un arácnido similar, parecido a una araña pero sin pinzones hiladores.

Ciencia y Tecnología

Marihuana duplica riesgo de muerte por infarto y derrame cerebral, revela estudio global con 200 millones de casos

Una nueva investigación publicada en la revista Heart advierte sobre un riesgo grave y hasta ahora subestimado: el consumo de marihuana puede duplicar las probabilidades de morir por enfermedades cardiovasculares, incluso en personas jóvenes y sin antecedentes médicos. El hallazgo surge de un metaanálisis de datos médicos que involucra a más de 200 millones de personas, la mayoría entre los 19 y 59 años, en países como Estados Unidos, Francia, Canadá, Australia, Egipto y Suecia.

Lo más preocupante es que quienes presentaron mayor riesgo eran adultos jóvenes sin factores de riesgo previos como hipertensión, tabaquismo o antecedentes familiares. “Lo que más nos llamó la atención fue que los pacientes hospitalizados por estos padecimientos eran jóvenes, sin historial de enfermedad cardiovascular ni factores de riesgo asociados”, señaló la investigadora Émilie Jouanjus, profesora asociada de farmacología en la Universidad de Toulouse, Francia.

Comparados con quienes no consumen cannabis, los usuarios tienen un 29% más de riesgo de sufrir un infarto y un 20% más de sufrir un derrame cerebral. La revisión sistemática no logró determinar el modo de consumo (fumado, vaporizado, comestible, etc.), pero con base en los patrones de uso en los países analizados, los autores concluyen que la mayoría probablemente lo consumía fumado.

Los especialistas advierten que esta forma de consumo conlleva riesgos similares al tabaco. “Cualquier método que implique inhalar cannabis implica riesgos, incluso para quienes están cerca y respiran el humo de segunda mano”, explicó la doctora Lynn Silver, profesora de epidemiología en la Universidad de California, San Francisco, y coautora de un editorial que acompaña el estudio.

Además, nuevas evidencias apuntan a que incluso los comestibles con THC pueden causar daño vascular. Una investigación publicada en mayo de 2025 reveló que los consumidores de comestibles mostraron una reducción del 56% en la función vascular, incluso más alta que en quienes fuman marihuana, con una reducción del 42%. “El THC, sin importar su forma de ingreso al organismo, tiene efectos preocupantes sobre el sistema cardiovascular”, advirtió la cardióloga investigadora Leila Mohammadi.

Uno de los elementos más inquietantes del estudio es el incremento en la potencia del cannabis disponible en el mercado legal. “Los productos actuales pueden contener hasta 99% de THC. No tienen nada que ver con la marihuana que se fumaba en los años setenta”, señaló Silver. Esta mayor potencia también está asociada con un aumento en los casos de adicción y trastornos mentales graves como psicosis o esquizofrenia. Se estima que en EE.UU., al menos 3 de cada 10 usuarios desarrollan trastorno por consumo de cannabis.

Aunque las políticas públicas han priorizado la regulación comercial y el otorgamiento de licencias a empresas, los expertos piden un viraje urgente hacia la educación sobre riesgos. “Necesitamos tratar el consumo de cannabis como tratamos el tabaco: con advertencias claras, educación médica y políticas que pongan la salud pública al centro”, afirmó Silver.

Los investigadores temen que la relación entre cannabis y enfermedad cardíaca esté subestimada. “Es probable que el vínculo sea incluso más fuerte de lo que reflejan los datos actuales”, reconoció Jouanjus.

En un contexto donde el uso de cannabis se normaliza cada vez más, especialmente en adultos mayores que lo utilizan para el dolor o el insomnio, la evidencia científica lanza una advertencia clara: el cannabis no es inocuo, y su consumo podría tener consecuencias fatales, incluso para quienes creen estar lejos de cualquier riesgo cardiovascular.

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