Después de que escapó de su celda el 11 de julio por un túnel de 1,5 kilómetros de largo, Joaquín “El Chapo” Guzmán fue trasladado Querétaro, desde donde fue llevado en una avioneta a una zona montañosa de Sinaloa, informó la agencia informativa AP.
Sinaloa, el estado mexicano donde nació el narcotraficante Joaquín «El Chapo» Guzmán y que da nombre al cártel más poderoso del país, fue el lugar escogido por el capo para esconderse desde que se fugó del penal del Altiplano y ahora es escenario de diversos operativos de búsqueda que han provocado el desplazamiento de al menos 600 habitantes de la sierra.
Las autoridades habían dicho que Guzmán había eludido su captura hasta antes de 2014 en parte porque se mantenía escondido en las escarpadas montañas de Sinaloa y los alrededores, donde ahora regresó.
De hecho, la zona conocida como «el triángulo dorado», que abarca la sierra entre los estados de Sinaloa, Durango y Chihuahua, siempre ha sido un área inescrutable donde ha proliferado la producción de droga y donde Guzmán tiene un sinfín de incondicionales.
En la sierra es difícil que lo agarren porque él la conoce mejor que cualquier norteamericano o que cualquier policía o la Marina», dijo el sábado Humberto Domínguez, un habitante de Culiacán al saber las noticias de los últimos operativos.
Las autoridades han detenido a 23 funcionarios del penal del Altiplano por sus presuntos vínculos con la fuga, incluidos los directivos de la prisión y también al piloto que supuestamente lo trasladó en avioneta desde Querétaro a Sinaloa.
En las últimas semanas la búsqueda se concentró en la sierra que está entre Sinaloa y el estado vecino de Durango, dijo el funcionario, quien habló con la AP bajo condición de guardar el anonimato por tratarse de una investigación en curso.
BÚSQUEDA GENERA DESPLAZAMIENTOS
La búsqueda del narcotraficante está generando desplazamientos de la población en varias comunidades de esas montañas.
Según Samuel Lizárraga, alcalde del municipio de Cosalá, fronterizo con Durango y uno de los más afectados, en los últimos 10 días han registrado la llegada de 250 familias, lo que significa entre 600 y 700 personas en total, muchos de ellos niños, de distintas comunidades muy pequeñas de toda el área montañosa.
Algunos nos contaban que habían estado hasta 6 días caminando desde algunas zonas de la sierra. Llegaban con mucho miedo. Habilitamos instalaciones para atenderles y les dimos ayuda humanitaria», explicó en conversación telefónica.
Los vecinos denunciaban que la Marina no les permitía dejar su comunidad y por eso muchos optaron por salir durante la noche, para no ser vistos.
Oscar Loza, un portavoz de la Comisión de Defensa de Derechos Humanos de Sinaloa, un organismo no gubernamental que tiene contabilizados más de 25 mil desplazados por la violencia en el estado desde 2012, señaló que alrededor del 6 de octubre comenzaron a recibir llamadas de los pobladores de esa zona que les pedían ayuda porque sus pueblos estaban bajo el fuego de la Marina.
Fuente Excélsior