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Opinión

#DesdeQatar Mudanza, cuarentena y demás. Por José Luis Font

José Luis font

José Luis Font

Por más que uno se siente y se crea un experimentado y bien viajado expatriado reubicándose a un país lejano de primer mundo, la vida luego le arroja a uno sus no-tan-sutiles chingadazos para recular un poco y caer en cuenta que la vida todavía tiene algunas sorpresas bajo la manga.

Antes de mudarme ya de manera definitiva a  Doha con toda mi pandilla, mis 11 maletas y todas mis ilusiones, llegué, hace un año,solo a Qatar para completar los trámites propios de un cambio de residencia;registrarme con las autoridades, sacar mis papeles de residencia, buscar depa,instalarme en la oficina y conocer un poco lo que sería mi nuevo hogar hasta, cuando menos, principios del 2023 pasando el Mundial.

Caleb Ordoñez 

Como recordarán, a principios del año pasado , justo cuando arrancaría mi proceso de  reubicación, seguíamos en la cúspide dela pandemia con las vacunas apenas avanzando alrededor del mundo, variantessaliendo cada semana y protocolos de viaje que cada país implementaban según sus condiciones; o sea, no ha habido (ni a lafecha) protocolos internacionales homologados y mientras en México se usa una jerga vieja con agua sucia en el piso,aquí implementaron una App para móviles,pruebas PCR y cuarentenas para los viajeros entrantes según su lugar de origen.

El proceso, aunque un tanto laborioso,estaba claro. Antes de abordar había que tener, obviamente, la prueba PCR negativa,un “paquete” de cuarentena en Doha reservado y, una vez pasando migración,comprar un chip de teléfono local paradescargar esa App donde estaría registradami situación “Covidiana” (infectado, encuarentena o libre del bicho) para,inmediatamente después, pasar a la fila detaxis para encuarentenados que ya venía incluido en el paquete y trasladarnos al hotel.

Casi todos los hoteles de todos los niveles participaron (participan) como hoteles de cuarentena que consiste en bloques espacios o pisos designados paralos visitantes que se ven en la necesidad detener esos paquetes de cuarentena que,dependiendo desde donde arriben, podrán ser de un par de días hasta poco más deuna semana.

La empresa me reservó mi paquete de cuarentena en un muy buen hotel, cerca de la oficina, con vistas al mar y un pequeño balcón para agarrar aire fresco durante lasemanita que estaría allí. El proceso es queantes de que finalice la semana de estancia,al sexto día, pasan a tomar otra prueba PCR y, de salir negativa, al día siguiente te liberan.

En el hotel no me recibieron con el personal vistiendo esos trajes amarillos de películas del ébola, pero si tenían una recepciónaparte donde me pidieron mis documentos más básicos porque, como lo mencioné, ya estaba el paquete pre-pagado que incluía la comida que dejaban en la puerta del cuarto tres veces al día; me llevaron a mi cuarto con mis maletas y me instalé para dormir y al día siguiente empezar a ponerme al corrientecon mis cosas de chamba que u por mis casi 24 horas de viaje desde México.

La gente que me conoce sabe que luego la hago mucho de pedo por pendejadas, pero en este caso, le tenía un poco de ganas de mi semana de encierro porque hacía muchísimo tiempo no estaba obligado a no salir, me traía muy motivado estar a mis anchas y poder trabajar en calzones todo el día, tenía una cómoda cama al lado de mi escritorio  para colar alguna siesta después de comer, tener tiempo de leer el libro que llevaba meses arrumbado y quizá, también,actualizarme con Netflix.

La organización del país ante la pandemiame pareció (y sigue pareciendo) algo bastante digno de admirar y presumir en comparación con otros lados. Parte del servicio del Estado al estar en un hotel de cuarentena es que, de manera diaria, te están monitoreando tus signos vitales. La única salida permitida del cuarto era para bajar un piso y pasar a la clínica que tenían montada provisionalmente en uno de los cuartos de hotel donde un equipo médicocon doctores y enfermeras estarían alpendiente de tomar y registrar los signosvitales de nosotros los encuarentenados.

Desde el primer día en que bajé a la clínica,todo estaba bien excepto mi presión arterial.Nunca he sufrido de hipertensión ni nadapor el estilo y los doctores me dijeron queera normal por el jet-lag del viaje, el estréspropio de la cuarentena y la mudanza, laclara inactividad física que rige mi vida y miscasi cuarenta años. En pocas palabras, me dijeron gordo, viejo, huevón y preocupón.

No le puse mucha atención… pero sí.

Suelo ser MUY intenso y si me dicen Gordo al día siguiente como pasto y estoy inscritoen 14 gimnasios a los que nunca iré; si me dicen viejo voy a comprarme unoszapatennis tipo Converse para caer más enel estereotipo de Chavo-ruco; si me dicen que estoy estresado, pongo playlists en Spotify de música relajante y sonidos de naturaleza con lluvia de bosque y mamadas por el estilo que hacen todo lo contrario. Y como tuve apendicitis poco antes de mi viaje consideré algo prudente repórtaselo a mi doctor en México solo para que estuviera alerta  y no cagarla en el diagnóstico con mis vastos conocimientos médicos.

Cómo a mitad de semana que mi presión no solo seguía alta sino en aumento fue cuando ya me cagué con un poco mas de seriedad y me puse las pilas para tomarmedidas correctivas al asunto. Me puse a hacer yoga en mi cuarto (ya se imaginarán que hasta compré una App que se usó 4 veces) y llevar a cabo, durante el día,ejercicios de respiración que, según el video de YouTube que encontré, garantizarían que me bajaría la presión de inmediato. Incluso mi  doctor me recetó tomarme un vasito de whiskey  en las noches antes de dormir cosaque agradecí sobre manera y que deboconfesar que hasta abusé un poco en las dosis sugeridas…. y nada funcionó.

Ya para el penúltimo día de mi estancia, mi presión había subido aún más y hasta asustó un poco a mi doctor en México que me sugirió que me fuera a atender al hospital, a la de ya. El personal médico local me insistió que dejara de pensar en mi presión justo antes de tomarme la presión porque eso solamente me generaría másestrés para mi presión y mis signos de presión solo causaría más presión y tanta Pinche presión no es buena para la presión… ¡Suputamadre!, es literalmente imposible no pensar en otra cosa cuando es el único pendiente que tiene uno encerrado en un cuarto de hotel toda una semana.

Así que, contra cualquier deseo mío, pedí que me dieran un aventón al hospital para que me dieran una checadita, una pastilla y de regreso; cuan equivocado estuve.

Para empezar, estaba en cuarentena entonces, por protocolos de salubridad del país, no podía andar deambulando por la vida y por la calle así nomás e ir al primer hospital o clínica que se me ocurriera; tenía que ser recolectado en ambulancia por personal debidamente preparado para atender  gente en cuarentena y solamenteme podían recibir en el ala Covid del hospital público.

Cuando llegó la ambulancia, ahora sí me sentí como en la película del ‘95 “Outbreak”porque llegaron los paramédicos armados hasta los dientes con los trajes amarillosesos que no les entra el ébola, lepra, la luz,el polvo y mucho menos el coronavirus. Yno es que menosprecie esta terrible pandemia que ha afectado a tantísimas familias de alrededor del mundo, alcontrario, lo que pasa es que si me sacó el Pedo de mi vida cuando llegaron con ese kit que  solo había yo visto en esa película y me escoltaron a la ambulancia para trasladarme al hospital.

El hospital público de Doha es moderno, compuestos de varios edificios bien mantenidos y limpios, personal internacional, pisos relucientes de mármol importado, seguramente, de Italia o algún lugar similar, una cafetería que hasta se ve buena; es de las cosas más chingonas que he visto en cualquier hospital público oprivado… excepto el ala Covid.

Independientemente del malestar que fuera y mientras se encuentre uno a medio proceso de cuarentena sin contar con unresultado negativo que autoriza salir a lavida, el protocolo se considera como“sospecha de Covid” y hay que atenderseen esa sección designada.

Y, a ver, lo entiendo. Lo último que un hospital  aquí o en Wuhan debe hacer es mezclar a infectados o posibles infectados con la población general sino se armaría un Pedo peor, pero no fue la mejor de las experiencias y no tanto porque sea yo demasiado  fresa y el mármol era local y no importado, las pantuflas eran azules en lugar de blancas o porque la máquina de Nespresso personal no tenía las cápsulasdel café tostado robusto de Etiopía que tanto me gusta, era porque, como en la gran mayoría de los lugares del planeta, la cantidad de casos sobrepasaba el espacio disponibles y designado para atender a la pandemia y tuvieron que improvisar adaptándose como pudieran y aquella sala de espera donde estábamos excedía, sin lugar a dudas, los niveles recomendados de monóxido de carbono.

Si en un año de pandemia me habría librado de  contraer este maldito virus, compartir 8.5metros cúbicos de aire con 57 sereshumanos tosiendo, estornudando y haciendo ruidos diversos no me parecía muy alentador; y eso es si sobrevivía al paro cardíaco que yo sentía que me estaba dando porque se me disparó la presión aniveles que, oficialmente, tipifican como crisis hipertensiva.

Como habrán deducido, no me morí porque aquí  sigo jodiendo. Y mi paso por aquella sección del hospital de Hamad Medical en Doha me recordó lo afortunado que soy al estar, aún en una sección vieja y saturada del hospital, en un país que responde ante una crisis de salud, como la que estamos viviend, mucho mejor que en la mayoría de países incluyendo mi México donde me parece atroz como lo han venido haciendo;lo importante que es la salud porque de un día para otro ya no estamos aquí; y que lo que mis padres me advertían sobre la factura que eventualmente mi cuerpecito me iba a estar pasando por mis malpasadas de jovenazo fiestero, era completamente cierto.

Eventualmente regresé a mi hotel libre de Covid, infartos o cualquier otra cosa seria; el estatus de la App que se usa en Qatar cambió a verde con lo que se me permitiría salir y “mudarme” a otro hotel donde estaría en lo que encontraba un depa por rentar y poder deambular un poco familiarizándome con mi nuevo hogar.

Y aunque nunca más volví a tocar la App de“Yoga para Gordos” que había descargado,si cambié un poco mis hábitos. Tampoco mevolví de esos inmamables gluten-free,vegano-vegetariano-pisciano-lechugianos-SoloComeVerdurasVerdesyRojas que quieren convertir a cuanto cabrón se les atraviesa y andan predicando lo malo que es el buche, nana o nenepil; ¡ni madres!Seguiré comiendo mis taquitos, seguiré echándome mis tequilitas con sangrita y una cerveza helada y le meteré, cada que vaya a México, a unas buenas carnitas Michoacanas (no en Qatar por razones obvias), simplemente me estoy levantandomás temprano para hacer algo de ejercicio casi diario y no morirme tan pronto.

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Opinión

Diplomacia. Por Raúl Saucedo

Estirar la liga

En un mundo interconectado y globalizado, la diplomacia como máxima de la política entre las naciones se erige como un pilar fundamental para el mantenimiento de la paz, la estabilidad y la cooperación. La importancia de la diplomacia radica en su capacidad para resolver conflictos, fomentar el diálogo y promover el entendimiento mutuo en un escenario internacional cada vez más complejo y diverso.

La diplomacia, en su esencia, consiste en el arte de la negociación y el manejo de las relaciones internacionales entre los países. A través del diálogo y la negociación, los diplomáticos buscan alcanzar acuerdos y soluciones que beneficien a todas las partes involucradas. En un mundo marcado por la interdependencia y la multiplicidad de actores internacionales, la diplomacia se convierte en una herramienta indispensable para abordar los desafíos globales, como el cambio climático, las guerras, la migración y la inequidad de la riqueza.

Conforme a lo antes expuesto querido lector usted habrá de traer a su pensamiento lo recientes sucesos en el país de Ecuador, donde la diplomacia (si es que existió) fracaso a tal modo dejó como estela imágenes de la irrupción de las fuerzas del orden ecuatorianas en la sede diplomática de México en aquel país Sudamericano.

Pero que es lo que esconde este “asalto” y falta grave a la diplomacia internacional, permítame tratar de resumirlo, antes de ello pongo a referencia para su consulta una columna que escribí en el pasado mes de enero donde hablo precisamente del perfil del presidente de ecuador Daniel Noboa (1).

Vayamos pues. La interrupción a una sede diplomática no es una acción tomada a la ligera, sino que implica la participación de fuerzas armadas, empresarios, partidos políticos y miembros del gobierno, y se planifica cuidadosamente considerando sus repercusiones. En el caso del asalto a la embajada de México en Quito por parte de la policía ecuatoriana, se sugiere que esta acción fue plenamente planificada, lo que lleva a cuestionar la verdadera autoridad del presidente ecuatoriano sugiriendo que su padre, el empresario Álvaro Noboa (Perdedor de 5 contiendas presidenciales), ejerce el poder en la sombra. Aunque la crisis diplomática resultante pueda revertirse a corto plazo, Ecuador logra momentáneamente su objetivo de impedir la salida al exilio del ex vicepresidente Jorge Glas Espinel.

Jorge Glas Espinel quien es el epicentro de la disputa diplomática fue vicepresidente de dicho país durante 2 periodos (Rafael Correa y Lenin Moreno), durante ese periodo Glas fue condenado a 8 años de cárcel por recibir sobornos de la constructora brasileña Odebretch, en un caso que abarca diferentes gobiernos de toda América Latina,  entre ellos México.

Jorge Glas Espinel. Salió del gobierno de Lenin Moreno y se entregó a las autoridades para cumplir su condena, pero por medio de los recursos jurídicos pudo obtener la libertad condicional a la mitad de su condena. Los procesos en su contra se mantuvieron y a finales de 2023, ya durante el gobierno de Daniel Noboa, lo citaron para que diera explicaciones

sobre el manejo de fondos sobre el terremoto que había ocurrido en la provincia de Manabí, (7 años antes).

Glas entonces buscó refugio diplomático en la embajada de México. Durante estos meses, las acciones judiciales para que el gobierno de México lo entregara no tuvieron éxito, acogiéndose nuestro país a la figura de “huésped” misma que no existe en el derecho internacional, no fue sino hasta las declaraciones del ejecutivo federal sobre el pasado proceso ecuatoriano donde empezó la tensión entre las naciones, declarando la no gratitud de la presencia de la embajadora de México en Ecuador y la declaración del asilo político de Glas misma que quizá fue tardía y sobre reaccionada ya con el conflicto encima.

Todo lo anterior expuesto desencadenó que la madrugada de este sábado un grupo de uniformados entró por la fuerza y en forma irregular a la sede diplomática y se llevó por la fuerza al dos veces vicepresidente Glas.

A la fecha México ha sido arropado por diferentes naciones y organizaciones internacionales referente a los sucesos, esto no puede marcar una directriz referente al futuro de las naciones, la respuesta tiene que ser enérgica y contundente.

Mientras los juristas y jugadores de padel definen como territorio mexicano la Embajada, yo apelo solamente a la condición de extraterritorialidad en el espacio de las casonas. Mientras tanto hago votos para que la situación se resarza silbando y cantando aquella del maestro Joaquín Sabina…. “De Sobra sabes que eres la primera.”

(1) https://segundoasegundo.com/el-milenial-por-raul-saucedo/

@Raul_Saucedo rsaucedo@uach.mx

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