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Revista

Destituyen a CEO de Badabun tras señalamientos de acoso y explotación laboral

Badabun, el canal de YouTube con más suscriptores en México, removió de su cargo al CEO César Morales Jiménez tras los señalamientos de youtubers de acoso sexual, explotación laboral y homofobia.

A través de un comunicado en su cuenta de Instagram, el canal emitió el siguiente mensaje:

“Todo el equipo que conformamos la empresa Badabun lamentamos profundamente los hechos sucedidos durante los pasados días, razón por la que César Morales Jiménez ha sido removido de su posición como Director General”.

Aseguraron que la visión de Badabun es “siempre trabajar bajo los lineamientos de honor y justicia”, por lo que se dijo dispuesto a colaborar con las instituciones necesarias:

“De tal forma que en caso de ser requerido habremos de cooperar enérgicamente con las instancias y autoridades pertinentes con el objetivo que se deslinden responsabilidades o se hagan valer las leyes de nuestro país.Reiteramos una vez más nuestras disculpas y nuestro compromiso con la verdad”.

¿Cómo comenzó la polémica?

La polémica comenzó con las denuncias en YouTube hechas por Alex Flores, Kim Shantal, Daniela ‘Queen’ Buenrostro, Kevin Achutegi y Dai Alfaro que acusaron a Morales Jiménez de violencia y abuso vivido al interior de la empresa.

Según‘‘Lideres Mexicanos’’, César Morales, Director General de Badabun, nació en 1986, reside en Tijuana y estudió la licenciatura en Derecho en la Universidad Autónoma de Baja California.

En 2014 creó el canal de Badabun, y desde entonces ha crecido a pasos agigantados. En 2017, por ejemplo, ya había superado los 5 millones de suscriptores en México.

Fuente: Radio Fórmula

Revista

Demasiado pronto para un smartphone: advierten sobre graves efectos en la salud mental de menores de 13 años

Un estudio global reciente ha encendido las alarmas sobre el impacto negativo de los smartphones en la salud mental de niños menores de 13 años. La investigación, publicada en el Journal of the Human Development and Capabilities, analizó respuestas autodeclaradas de casi 2 millones de personas en 163 países y encontró que cuanto antes un menor accede a un teléfono inteligente, más probabilidades hay de que experimente efectos perjudiciales.

Entre los hallazgos más preocupantes están el aumento de pensamientos suicidas, dificultades en la regulación emocional, baja autoestima y desconexión con la realidad. Los efectos fueron especialmente marcados en niñas.

“El uso temprano del smartphone suele implicar acceso prematuro a redes sociales, lo que a su vez puede desencadenar acoso digital, alteraciones del sueño y deterioro de las relaciones familiares”, explicó Tara Thiagarajan, autora principal del estudio y fundadora de la organización sin fines de lucro Sapien Labs, encargada del levantamiento de datos.

Un llamado urgente a la acción global

La contundencia de los resultados llevó a los investigadores a proponer restricciones internacionales que limiten el uso de smartphones y redes sociales a menores de 13 años. “Se requiere una acción inmediata y global para proteger a los niños de entornos digitales que aún no están preparados para gestionar con madurez”, afirmó Thiagarajan.

El estudio no solo se centró en indicadores comunes como ansiedad o depresión, sino que analizó aspectos menos explorados como la autoimagen y la capacidad de gestionar emociones, revelando una correlación directa entre el uso temprano de dispositivos y el deterioro del bienestar psicológico.

¿Qué pueden hacer los padres?

Expertos como Melissa Greenberg, psicóloga clínica del Princeton Psychotherapy Center, recomiendan iniciar conversaciones comunitarias entre padres para acordar de manera conjunta retrasar la entrega de teléfonos inteligentes a sus hijos. Iniciativas como “Wait Until 8th” («Espera hasta el 8vo grado» – Equivalente a 2do de Secundaria) permiten a las familias comprometerse colectivamente a posponer la entrega de dispositivos hasta después de los 13 años.

Asimismo, sugiere buscar escuelas con políticas estrictas sobre el uso de smartphones en campus o exigir cambios en los reglamentos escolares. Thiagarajan advierte que los padres no pueden enfrentar este problema solos: “Incluso si prohíbo a mis hijas usar redes sociales, estarán expuestas a ellas a través de otros niños en la escuela o eventos extracurriculares. Es un asunto social, no solo familiar”.

¿Y si ya tienen un teléfono?

Greenberg aconseja no caer en el pánico. “Si ya le diste un smartphone a tu hijo, puedes ajustar el rumbo”, asegura. Recomienda establecer controles parentales, desinstalar ciertas apps, cambiar a un teléfono básico o simplemente limitar el uso.

Para aquellos padres que enfrentan resistencia, sugiere esta frase:
“Cuando te dimos tu teléfono, no sabíamos todo lo que ahora sabemos sobre cómo podría afectarte. Los científicos están aprendiendo más cada día, y queremos hacer lo mejor para ti”.

Aceptar que también los adultos luchan contra el uso excesivo del celular puede ayudar a los menores a comprender que es una dificultad compartida.

Un punto de inflexión para la crianza

Investigadores como el psicólogo social Jonathan Haidt, autor del libro “The Anxious Generation”, coinciden en que retrasar el acceso a redes sociales hasta los 16 años es una de las mejores decisiones que pueden tomar los padres hoy.

La evidencia es clara: dar un smartphone a un niño antes de los 13 puede tener consecuencias serias y duraderas. En un mundo cada vez más digitalizado, tal vez la verdadera rebeldía —y protección— esté en apagar el teléfono.

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