La Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) detectó que 55 de 91 empresas que participan en el programa Jóvenes Construyendo el Futuro tienen irregularidades: son fantasma o ilegales, de acuerdo con un nota del periódico Reforma.
Estos resultados son de la auditoría interna 15/2019 que realizó esta secretaría, donde se revisaron 91 expedientes del primer año de uno de los principales programas sociales del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que entrega un beca de 3 mil 600 mensuales a jóvenes de entre 18 y 29 años que ni estudian ni trabajan, a cambio de laborar en una empresa para aprender ciertos conocimientos y ganar experiencia.
Del total, 25 empresas no acreditan el domicilio del centro de trabajo; un domicilio donde se vinculó al becario no coincide con el comprobante del centro de trabajo o no es legible.
En siete casos, la empresa no acreditó su capacidad operativa para recibir a los becarios, pues algunas tenían un espacio muy reducido o superaban el número de personas que podían estar en el lugar.
En 21 no presentaron identificación del representante legal del centro, o se presentó de manera deficiente, publicóReforma.
En 2019 el programa ejerció un presupuesto de más de 22 mil millones de pesos. La auditoría del Órgano Interno de Control fue realizada entre el 21 de octubre y el 13 de diciembre de ese año y también detectó irregularidades por parte de los becarios, como falta de evaluaciones, falta de acreditación del nivel académico o de documentos que acrediten la CURP.
Hugo Aguilar Ortiz, abogado mixteco, a un paso de presidir la Suprema Corte
En una contienda que parecía tener una ganadora evidente, un giro sacudió al Poder Judicial mexicano. Hugo Aguilar Ortiz, abogado de origen mixteco y defensor de los derechos indígenas, ha tomado la delantera en la elección para presidir la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), dejando atrás a candidatas favoritas como Lenia Batres y Yasmín Esquivel. Con el 86% de las actas contabilizadas, Aguilar se posiciona como el virtual presidente del máximo tribunal del país.
El nombre de Aguilar Ortiz no figuraba entre los favoritos para presidir la SCJN, pero con los resultados parciales del Instituto Nacional Electoral (INE), el jurista originario de Oaxaca encabeza la elección con 4.9 millones de votos, el equivalente al 5.2% del total. Lenia Batres, quien parecía perfilarse como la próxima presidenta del tribunal, quedó en segundo lugar con el 4.9%, apenas 240 mil votos por debajo.
Este resultado preliminar ha marcado un hito, no solo por lo sorpresivo, sino por lo que representa Aguilar: un abogado indígena, hablante del Tu´un Savi (la lengua mixteca), que ha dedicado más de tres décadas a defender los derechos y territorios de comunidades originarias.
Captura de pantalla. Aguilar Ortiz encabeza la elección.
De las asambleas comunitarias a las urnas
Aguilar se ha forjado como defensor de los pueblos indígenas desde los márgenes institucionales. Su trabajo lo ha llevado a representar legalmente a más de veinte comunidades en disputas territoriales, procesos de conciliación y defensa de derechos colectivos. Hoy, funge como coordinador general de Derechos Indígenas en el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), pero su activismo viene desde los años noventa.
Uno de sus momentos más representativos fue su participación como asesor legal del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) durante las negociaciones de paz en San Andrés Larraízar, en 1996. Una experiencia que lo consolidó como un jurista con vasto conocimiento en sistemas normativos indígenas y derecho constitucional.
Un perfil fuera de lo convencional
Nacido en la región mixteca de Oaxaca, Aguilar estudió la licenciatura y la maestría en Derecho Constitucional en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca. En la boleta electoral apareció en el lugar 34 de un total de 64 candidaturas para ministros de la Corte, lo cual hacía poco previsible su ascenso al liderazgo de la votación.
Sin embargo, su mensaje ha sido claro y directo, en lugar de concentrarse en los tribunales y despachos, recorrió comunidades rurales, donde fue recibido como uno de los suyos. Según sus propias palabras, durante estas visitas le pidieron que no se convirtiera en «otro funcionario más», y por eso ha declarado que no usará toga si llega a presidir la Suprema Corte.