El Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos confirmó este lunes el primer caso humano del parásito conocido como “gusano barrenador del Nuevo Mundo”, una larva que se alimenta de tejido vivo y que ha generado preocupación en América Latina por su impacto en la salud y en la ganadería.
El caso fue identificado en un residente de Maryland que había viajado recientemente a El Salvador. El diagnóstico fue confirmado el pasado 4 de agosto por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y el propio Departamento de Salud de Maryland. Según las autoridades, el paciente ya se recuperó y no existe evidencia de transmisión a otras personas ni a animales.
“Este es el primer caso humano de miasis por gusano barrenador del Nuevo Mundo asociado a viajes desde un país con brote, identificado en Estados Unidos”, señaló Emily G. Hilliard, vocera del HHS. Las autoridades federales subrayaron que el riesgo para la salud pública en territorio estadounidense es “muy bajo”.
El gusano barrenador, científicamente llamado Cochliomyia hominivorax, es la larva de una mosca que puede infestar cualquier animal de sangre caliente. Las hembras depositan sus huevos en heridas abiertas o cavidades, y al eclosionar, las larvas perforan y devoran tejido vivo. Aunque las infecciones humanas son raras y tratables, pueden llegar a ser mortales.
El parásito está presente en partes de Centroamérica, México, Cuba, Haití, República Dominicana y algunos países de Sudamérica. En México, las autoridades reportaron un caso el mes pasado en Ixhuatlán de Madero, Veracruz, a 600 kilómetros de la frontera con Texas. El hallazgo obligó a suspender de inmediato el comercio transfronterizo de ganado, como ya había ocurrido en noviembre y mayo pasados.
Los antecedentes de brotes en los años ochenta y noventa en Centroamérica dejaron graves afectaciones al sector agropecuario, y aunque el gusano barrenador fue erradicado con altos costos, en los últimos dos años ha reaparecido. El riesgo económico es considerable: un informe del Departamento de Agricultura de EU estimó que un brote en Texas podría costar al menos 1,800 millones de dólares en pérdidas de ganado, mano de obra y tratamientos.
El 15 de agosto, la secretaria de Agricultura, Brooke L. Rollins, presentó en Texas un plan de cinco puntos para frenar la propagación. La estrategia contempla criar miles de millones de moscas machos estériles y liberarlas desde el aire en el sur de Texas y el norte de México, con el fin de reducir la población. La técnica ya había demostrado eficacia en la década de 1960 durante el último brote en territorio estadounidense.
El gobernador de Texas, Greg Abbott, advirtió que el gusano barrenador amenaza a una industria agrícola valuada en 867 mil millones de dólares y que genera más de 2 millones de empleos.