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Detiene SSPE a sujeto tras persecución en carretera Cuauhtémoc-Chihuahua

Elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado y de la Agencia Estatal de Investigación adscritos al municipio de Cuauhtémoc, protagonizaron una persecución que terminó en la caseta de peaje luego de que un sujeto en estado de ebriedad huyera en su vehículo, en el cual viajaban una mujer y 3 menores de edad.

Los elementos de la Policía del Estado y Policía Ministerial realizaban recorridos preventivos sobre el bulevar Jorge Castillo cuando observaron una pick up Dodge de color blanco a exceso de velocidad, por lo que indicaron al conductor detuviera su marcha, a lo que el involucrado hizo caso omiso y aceleró por la carretera hacia Chihuahua.

Durante la persecución, los elementos de seguridad se percatan que una mujer que iba a bordo comenzó a pedirles apoyo y al parecer, buscaba aventarse de la pick up en movimiento con un infante en brazos.

Se solicitó el apoyo a las demás corporaciones y se di alcance a la pick up en la caseta de peaje de la carretera Cuauhtémoc-Chihuahua, en donde lograron detener a Leobardo V. F. de 33 años de edad, quien al momento de su detención se encontraba en estado de ebriedad.

A bordo de la pick up también iban una mujer de 27 años y 3 menores de edad, por lo que se dio vista de los hechos a la Procuraduría del Menor.

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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