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Salud y Bienestar

Distrofia muscular afecta principalmente a menores

La distrofia muscular es una enfermedad que afecta principalmente a los niños, causa debilidad y degeneración progresiva del músculo, lo que impide realizar movimientos normales como caminar, indicó la especialista Dolores Enciso González.
La experta en Medicina del Deporte y Terapia Física explicó que ese problema de salud generalmente se diagnostica a partir de los tres años de edad y presenta síntomas como espalda torcida, crecimiento en el músculo de la pantorrilla y debilidad progresiva de los músculos.

Luego los afectados pierden progresivamente la fuerza y, en consecuencia, padecen deformidades y discapacidad.

La especialista del Hospital Juárez de México mencionó que el tratamiento es a base de esteroides para aliviar los síntomas, el cual se complementa con fisioterapia y electroestimulaciones para mantener posiciones adecuadas que retarden el daño muscular.

También se puede colocar al menor una prótesis para evitar la deformación de los huesos y explicarle la manera en que se debe sentar para no perder la movilidad de los músculos y, sobre todo, mantenerlos flexibles el mayor tiempo posible.

En un comunicado Enciso González detalló que el diagnóstico de la enfermedad se logra con apoyo de estudios de genética y se sospecha de su presencia si al caminar en puntitas el niño no se puede sostener porque sus piernas están dañadas.

Quienes presentan ese padecimiento pueden desarrollar afecciones como cardiopatías e insuficiencia respiratoria. Si el portador es varón existe el riesgo de que lo herede a sus descendientes.

 

 

Notimex

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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