El empresario y político estadunidense Donald Trump, se destapó ayer como precandidato presidencial republicano para los comicios de 2016. En su discurso lanzó duras críticas a los inmigrantes mexicanos que llegan a Estados Unidos y propuso levantar un “gran muro” en la frontera entre los dos países y que “México lo pague”.
Su discurso, de 45 minutos, rescató el sentimiento nacionalista de un país que, según dijo, se ha convertido en el “basurero de todos los problemas de los demás”.
Criticó el radicalismo islámico, el avance económico de países como China y Japón y también señaló que México está “ahogando económicamente” a Estados Unidos.
México manda a su gente, pero no manda lo mejor. Está enviando a gente con un montón de problemas (…) Están trayendo drogas, el crimen, a los violadores. Asumo que hay algunos que son buenos”, afirmó el empresario.
Afirmó que, si llega a la Casa Blanca, construirá un “gran, gran muro” en la frontera sur. “Y haré que México lo pague”, agregó, y señaló que como empresario inmobiliario, nadie levanta “mejores muros” que los suyos y los construye “muy baratos”.
México no es nuestro amigo”, insistió, y dijo que sus impresiones sobre los inmigrantes se basan en los comentarios que ha recibido en la policía fronteriza.
Las promesas
El empresario prometió que como Presidente de Estados Unidos buscará restaurar la grandeza de su país.
Estoy oficialmente en la carrera por la Presidencia de Estados Unidos, vamos a hacer a nuestro país grande de nuevo”, señaló Trump.
Trump, de 69 años, criticó vivamente a los dirigentes estadunidenses, todos “estúpidos”, según él, y “controlados por los lobbies y los intereses especiales”.
Nuestro país tiene verdaderos problemas”, declaró. “Nuestros enemigos se hacen más fuertes y nosotros, más débiles”.
El empresario hizo su aparición en el escenario tras descender de unas escaleras mecánicas, con el tema Rockin In The Free World cantado por el canadiense Neil Young de fondo.
Conocido por hablar sin eufemismos, Trump ya había contemplado presentarse como candidato a la Presidencia en 1988, 2000, 2004 y 2012, pero renunció y en la última elección apoyó al candidato republicano, Mitt Romney.
Entre sus promesas, habló de reforzar el sector militar, hacerle frente al grupo Estado Islámico en Irak y Siria, apoyar la portación de armas y evitar que Irán obtenga armas nucleares.
EL PRECANDIDATO INCÓMODO
Todo circo, incluso el político, necesita de un payaso y los republicanos, que este año pueden ser cortejados por tantos como 20 aspirantes a la candidatura presidencial, ya encontraron el suyo: Donald Trump.
El dueño de bienes raíces en Nueva York, estrella de un programa de “realidad” en televisión y por más de una década un irritante político en constante coqueteo con la idea de postularse, finalmente cumplió su amenazada promesa y se lanzó al ruedo.
La candidatura de Trump es una cosa terrible para la política”, consideró Chris Cilliza, columnista político deThe Washington Post y un viejo crítico de Trump quien, según el analista “no puede ser y no será ignorado”.
Trump es conocido, y aunque la mayoría de la gente lo considera desagradable, lo conocen y por ese mero hecho está entre los diez que el próximo agosto participarán en el primer debate entre aspirantes a la candidatura republicana.
Lo que diga en ese momento seguramente atraerá la atención, creará polémica y según algunos, probablemente alejará votantes.
Por lo pronto, y fiel al estilo bombástico que tanto le ha servido para autopromoverse, proclamó que será “el mejor Presidente para (creación de) empleos que Dios haya hecho”, y que bajo su régimen Estados Unidos volverá a ser sin paralelo.
Trump pasó de enviar un anuncio de 91 palabras a pronunciar un discurso que The Washington Post consideró como disconexo, de 1,700, en el que puso al Estado Islámico, a China, a Japón y México entre los enemigos y competidores de EU.
Para The New York Times, el discurso de Trump fue “típicamente bombástico, opinionado y lleno de elogios para sí mismo”. Trump, en otras palabras.
Para Trump no parece haber otra cosa que sus ganancias y sus negocios, como el que intentó en Rosarito, que le costó multas en México y puso al país y a los mexicanos en una lista personal de enemigos e intereses que ahora quiere transferir al país.
Para eso es multimillonario, si vale los más de nueve mil millones de dólares que dice que vale; para eso puede financiar la campaña presidencial por sí solo y quizás comprar la candidatura republicana a base de billetes.
Por José Carreño Figueras para Excélsior