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¿Dónde sale ‘más cara’ la canasta básica? Esto dice la Profeco

Ricardo Sheffield Padilla, titular de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) dio a conocer este lunes la nueva sección de la conferencia matutina “quién es quién en los precios de artículos de primera necesidad”, en los que se compara los precios de 21 productos de la canasta básica y de alto consumo de diferentes tiendas, supermercados y centrales de abasto.

Para la realización de esta verificación, dijo el funcionario, se compararon los precios de los productos al menudeo vigentes de la semana del 6 al 10 de diciembre de 2021 y se dividió al país en 4 regiones del país con base al documento Reporte de las economías regionales del Banco de México.

Los 21 productos que incluyen esta canasta básica son: Aceite de maíz o canola, arroz en grano, azúcar morena, bistec de res, cebolla, chile serrano, chuleta de puerco, frijol en grano, huevo de gallina, jabón de tocador, jitomate saladet, limón, manzana, melón, pan de caja, papa, papel higiénico, pasta para sopa, pollo entero, tortilla de maíz y zanahoria.

Según este nuevo estudio, la tienda que más caro vende este paquete de 21 productos es el supermercado Soriana Eugenia, en la Ciudad de México, con un costo de mil 37.25 pesos, seguido de Walmart de León Guanajuato, supermercado que vende esta canasta hasta en mil 36.80 pesos.

Caso contrario, los lugares en los que se pueden adquirir estos 21 productos al precio más económico son: la Central de Abasto de Villahermosa, Tabasco, con un precio de 347.71 pesos y la Central de Abasto de Monterrey, Nuevo León en 383.17 pesos.

En la Ciudad de México, el lugar más económico donde se pueden adquirir estos productos de primera necesidad es también la Central de Abasto, en Iztapalapa, con un costo de 442.08 pesos por los 21 productos.

Esto significa que comprar productos de la canasta básica en supermercados puede salirte hasta 650 pesos más caro que en una Central de Abastos.

La inflación en México alcanzó en noviembre su nivel más alto en dos décadas, ubicando su tasa anual en un 7.37 por ciento. En Estados Unidos, la inflación llegó al 6.8 por ciento, su mayor crecimiento en 40 años.

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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