César Duarte quiere vender el fideicomiso carretero. Así lo aseguró el candidato panista a la gubernatura, Javier Corral Jurado, y explicó que esta maniobra, de ser cierta, tendría por objeto acarrear recursos y simular una reducción en la deuda pública, y aunque en los números se vería muy padre, en verdad vendría a complicar aún más las finanzas chihuahuenses y muy en especial el transporte dentro de la entidad.
Según indicó Corral, serían el grupo financiero Nuevo León y grupos ligados a Inbursa, de Carlos Slim, los encargados de concretar la venta del fideicomiso. Ante las acusaciones el secretario de Hacienda hizo lo que mejor ha hecho durante el sexenio: negarlo todo. En su momento hizo lo mismo con el banco Unión Progreso, y ahora de nuevo pide pruebas.
Al ser cuestionado, el gobernador César Duarte también repitió la fórmula y respondió “a lo macho” una de sus cantinfladas que hacen de todo menos explicar de qué se trata la situación. “Pues andará él (Corral) buscando quién lo compre”… quedamos peor.
Pero Corral no hubiera soltado el torpedazo sin tener con qué sustentarlo, y asegura tener documentos que lo prueban, mismos que presentará no ante Jaime Herrera o César Duarte, sino ante los medios de comunicación locales y nacionales para hacer el mitote grande y de pasadita sumarle uno que otro puntito a favor a su campaña.
Lo anterior lo señaló durante la reunión con el Consejo Estatal Agropecuario, que agrupa a 15 mil productores del estado, donde destacó que la entidad ya debe 43 mil millones de pesos, más 10 mil millones extras que están pendientes por pagar a proveedores.
También destacó la extraña ‘bonanza’ del gobernador, quien no sólo pasó de ser lotero a pujante empresario y banquero en tan sólo un sexenio, sino que también ha brillado como un meteórico ganadero, pues ha exportado más de más de seiscientas cabezas de ganado. Como que con la gubernatura llegó su buena suerte para los negocios, la buena suerte que no tuvo en décadas dedicado de lleno a sus actividades económicas.
Pero en este evento no estuvo solo. Participaron (en diferentes momentos) José Luis ‘Chacho’ Barraza y Enrique Serrano, pero este último de plano le sacó la vuelta al panista y se acurrucó en un cubículo mientras los reporteros entrevistaban al bigotón y no salió hasta que se fue. Ya frente a los productores ni emocionó ni conectó ni nada, pero soltó una carnada al dar a entender que los miembros de la asociación serían tomados en cuenta al nombrar al próximo secretario de Desarrollo Rural de resultar ganador. Hubo ojitos que brillaron, y muchos otros que no creyeron.
Otro punto que ha dado carnita a los antiduartistas es la adquisición de un nuevo helicóptero, luego de que hace ocho meses se desplomara el anterior mientras el gobernador viajaba a su rancho privado en compañía de su esposa Bertha Gómez y de la conductora Lolita Ayala.
Las causas del accidente nunca fueron debidamente aclaradas. Primero el gobernador soltó que había sido una falla de la aeronave, pero parece que todo fue una de las charras del ballezano, pues cuando la empresa le pidió pruebas de dicha falla y amagó con demandar por desprestigio, el mandatario cambió la versión y su piloto pasó de héroe a villano, pues cayeron sobre él las acusaciones luego de haber sido felicitado públicamente por sus hábiles maniobras y buena respuesta.
Según evidenció un trabajo periodístico presentado por Sergio Valles, el helicóptero habría viajado con escaso combustible y sobre carga, en plena oscuridad y en condiciones temerarias, por decir lo menos, no por decisión del piloto, sino por insistencia del gobernador de Chihuahua. Al parecer, luego del desplome por imprudencia, la aeronave fue incendiada deliberadamente.
Es por ello que el diputado Rogelio Loya subió a tribuna el caso para revivir las posibles mentiras que plagan el caso, el cual es de gran interés público pues no sólo compromete los recursos públicos del estado, sino que habla de su uso para fines personales, pues no se ha podido explicar qué tenían que hacer Duarte, Bertha y Lolita usando un helicóptero del estado para pasearse en el rancho del góber.
“La investigación afirma que el helicóptero no explotó el día de los hechos como afirma Duarte, y que es imposible que una explosión no afectara al pastito seco que había alrededor”. Sin embargo, la aseguradora finalmente asumió el costo y llegó la nueva aeronave de 5.4 millones.
Pero el dinero no sobra para todo, y hay prioridades. La Universiada no es una de ellas, y así el secretario de Educación, Ricardo Yáñez, anunció que se cancelaría porque no hay dinero para llevarla a cabo, pero la sorpresa más grande se la llevó él mismo cuando autoridades de Jalisco dieron la cara y se dijeron puestos para salir al quite y recibir a más de 16 mil atletas de todo el país.
¿Qué tienen en común los casos de Ayotzinapa y de Chihuahua? Mucho. En primer lugar la desaparición forzada de mexicanos, en su mayoría jóvenes, pero el verdadero hermanamiento de ambos casos se da por la respuesta de las autoridades: negar y tratar de ocultar todo, así como crecientes sospechas de la colusión entre autoridades y criminales, lo cual impide resolver los casos e identificar los restos hallados en decenas de fosas.
Estas acusaciones no vienen de partidos de oposición al calor de la grilla, ni de eternos conspiranóicos, sino de las familias de los desaparecidos, que ven con indignación la decisión del gobernador César Duarte Jáquez de impedir la labor del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). ¿Pues qué quiere ocultar?, se preguntan.
Así, el estado ni hace ni deja hacer, pues si bien ya no hay matanzas diarias como llegó a ocurrir, lo cierto es que quedó pendiente un ‘pequeño detalle’, que es el hacerle justicia a las miles de víctimas que dejó la guerra desatada a tontas y a locas por el ex presidente Felipe Calderón, en un intento desesperado (y fallido) por mantener el monopolio del delito y controlar el mercado ilícito de la droga. Ese intento fue desechado por el estado, y tampoco deja que la sociedad civil indague, sino que cada familia se quede esperando a sus miembros y, si ocurre un milagro, capaz y alguno que otro sí regresa, aunque miles ya son huesos y polvo.
Según un informe de la organización Amnistía Internacional, todo México es parte de la crisis de desapariciones, pero es en Chihuahua donde encuentra uno de sus puntos más álgidos con mil 698 personas desaparecidas desde el 2006, de las cuales 351 están reportadas en Cuauhtémoc. Los familiares que decidieron buscar a sus desaparecidos, en vez de encontrar la protección del estado, han quedado a merced de los cárteles, que los amenazan y hasta agreden, por lo cual muchos prefieren desistir.