El senador Gerardo Sánchez García, presidente de la Confederación Nacional Campesina, manifestó hoy su respeto y admiración a la mujeres del sector rural porque en pleno siglo XX1 el 52 % son titulares de derechos y jefes de familia que asumen a su vez cuatro responsabilidades en el campo mexicano: “como esposas, como madres, como sostén del hogar y vigilantes de sus padres”.
En el marco del Día de la Madres, destacó que “este México es el que rechazamos y combatimos” y se pronunció porque las mujeres rurales sean consideradas como prioridad en la Reforma Profunda al Campo, que ha iniciado con foros de consulta para que en el próximo periodo de sesiones del Congreso de la Unión esté lista la iniciativa legislativa por la que ha luchado la CNC.
Porque, dijo, no sólo es una reforma con la meta de lograr mayor producción, competitividad y productividad, sino un cambio para el desarrollo humano, donde las mujeres del campo tengan las mismas prerrogativas y espacios de oportunidades que los hombres, que revalore su condición de mujer y las identifique con las políticas públicas a favor de ellas y de sus familias.
El dirigente de la CNC dejó en claro que la Reforma al Campo debe garantizar más y mejor educación para las mujeres, salud y atención médica, así como empleos bien remunerados. Elevar el bienestar de las familias campesinas se debe entender como aquel donde se invierta más en la gente, en las mujeres y en los jóvenes, pues sólo de esa manera las campesinas se podrán hacer cargo del desarrollo de sus propias capacidades, contando con las herramientas que para ello se necesite, precisó.
De esta forma, indicó, la CNC seguirá en su lucha por todo el país a favor de los derechos de casi 13 millones de mujeres del medio rural, que son las más golpeadas por la carestía que afecta a los productos de la canasta básica; a esto debe sumarse el desempleo y la pobreza.
El senador guanajuatense consideró injusto que la mayoría de ellas tenga que asumir la condición de convertirse en jefas de familia, debido a que los padres e hijos mayores emigran en busca de oportunidades de trabajo a las ciudades o a Estados Unidos.
De esta forma, Sánchez García reconoció el trabajo de la mujer rural en sus hogares y en las tareas productivas del agro, sobre todo por el hecho de que los insumos se han elevado en más de un 50 % en los últimos meses y que, al mismo tiempo, en algunos lugares del país el kilo de tortilla se venda hasta en 16 pesos, lo que refleja una carestía que se repite con la carne, el pollo, derivados de la leche, huevo y oleaginosas.
Reprobó Además que las campesinas que se emplean en maquiladoras sufran constantes violaciones a sus derechos humanos y demandó al gobierno federal revisar y diseñar las políticas agropecuarias con perspectiva de género, debido a que ya no se puede admitir que una cuarta parte de la población femenina del país, enfrente dobles y triples jornadas laborales sin reconocerse ni retribuirse su esfuerzo.
Un informe reciente de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) indica que una madre mexicana del sector rural trabaja 75 por ciento más que una brasileña, colombiana, ecuatoriana o uruguaya; 53 por ciento más que un hombre y 4 horas más que las madres que viven en las zonas urbanas.
Por último, al reconocer la aportación de las mujeres campesinas en la economía familiar, aseguró que su lealtad y compromiso con su grupo se refleja en el hecho de que en los últimos 20 años, la población económicamente activa femenina creció en 261 por ciento, mientras que la masculina se elevó en sólo 104 por ciento. Sin embargo, aclaró que su incorporación al mercado laboral no ha generado para ellas una mejoría en sus condiciones de vida, ya que sus ingresos son sólo para sobrevivir.
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