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Salud y Bienestar

El chikungunya ya está en medio país, informa Salud

La Secretaría de Salud informó que el chikungunya ya se extendió a 16 estados, con un total de 3 mil 306 casos confirmados, informó Pablo Kuri, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud.

Un padecimiento en el cual, desde que se detectó el primer caso importado y notificado oficialmente el pasado 26 junio de 2014, ha representado un gasto de 719 millones de pesos en educación e información, labores de contención, fumigación con brigadas y unidades de vigilancia epidemiológica que involucran a casi 30 mil trabajadores de la salud.

Luego de que autoridades de Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Veracruz aseguraran que carecen de los recursos económicos para hacer pruebas moleculares a los sospechosos, Kuri refirió que el sistema de salud en México está descentralizado y corresponde a cada entidad la responsabilidad operativa de sus sistemas sanitarios y la aplicación de los recursos.

En Oaxaca, la entidad donde más casos se registran en el país —de acuerdo con Cuitláhuac Ruiz Matus, director del Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades— hubo un descontrol debido al paro médico que se registró hace unos meses y es ahí donde están más presente las autoridades sanitarias.

A la Secretaría de Salud federal, explicó Kuri, le corresponde supervisar que haya adecuadas prácticas de contención epidemiológica. Sin embargo, agregó que si la gente sigue manteniendo situaciones de riesgo, como floreros y tambos con agua sucia, ningún presupuesto alcanzará para evitar contagios, tanto de chikungunya, como de dengue, ya que se trata del mismo vector transmisor.

Kuri aclaró que ese mosquito elije al azar qué transmite a la persona, si chikungunya o dengue.

Los síntomas son similares: fiebre, cefaleas, mialgias, náuseas, fotofobia, diarrea, temblor, conjuntivitis, faringitis y erupciones cutáneas, y la principal diferencia radica en que el chikungunya causa severos dolores en articulaciones tras 12 días de ser picado.

“Solo 10 por ciento de los casos ha requerido hospitalización, que son los que evolucionan con algún grado de cronicidad”.

La Ssa explicó que la rápida propagación de los casos se debe fundamentalmente a las lluvias, sobre todo en las zonas tropicales, aunque no se descarta que el virus pueda llegar al norte. En el caso del Distrito Federal, hasta la fecha no se ha detectado un paciente con el virus autóctono, debido a que el mosquito transmisor no se ha adaptado a la altura.

De acuerdo con el Boletín Epidemiológico publicado por la Dirección General de Epidemiología de la Ssa, al corte del 31 de julio 2015 el virus se encuentra Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Colima, Michoacán, Campeche, Morelos, Estados de México, Jalisco, Yucatán, Nayarit, Tabasco, Tamaulipas, Coahuila y ahora se incluye Quintana Roo.

Del 11 al 31 de julio hubo un aumento de 819 casos, de acuerdo a lo publicado por MILENIO, que oscilaba en 2 mil 487. Su nivel de letalidad es de 0.45 por ciento y, hasta la fecha, no se han reportado casos mortales.

Líder de la CNTE no contrajo la enfermedad

La Secretaría de Salud informó que Rubén Núñez, líder de la sección 22 d de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación en Oaxaca, no resultó contagiado con este virus y lo suyo se debió a un cuadro infeccioso, de acuerdo con los resultados del Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán, donde estuvo hospitalizado.

Núñez fue hospitalizado de emergencia el pasado sábado bajo una supuesta sospecha de haber contraído el virus chikungunya transmitido por la picadura del mosquito aedes aegypti y aedes albopictus, mismo que transmite el dengue.

Fuente: Milenio.

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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