El Programa Nacional de Vacunación dejó de ser lo que antes fue, desde los sexenios de 2000, 2006 y 2012. “Que no salgan con la historia de que echamos a perder un magnífico Sistema de Vacunación, porque ya estaba sin personal, sin la red fría, sin cobertura y con fallas”. Así lo mencionó el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell en entrevista para El Economista al señalar que una clara muestra de ello fue el brote de sarampión que justamente empezó el mismo día que se registró el primer caso de Covid-19 en México, el pasado 28 de febrero.
Si el brote fue este año, “es clarísimo que los infectados debieron haberse vacunado hace años y no recibieron la inmunización; sólo 7% se debieron haber vacunado durante este sexenio, el resto por las edades debieron haberse vacunado en el sexenio 2012-2018 y en el 2006-2012”.
El sarampión es una enfermedad altamente infecciosa y contagiosa en seres humanos, y requiere una cobertura mínima de 95% de vacunación, pero esto no se cumplió por años. La consecuencia de esa mala cobertura, detalló el funcionario, fueron los rebrotes en el país, las lecciones son muy claras.
Aseguró que igualmente desde hace años viene una falta de cobertura de vacunación contra rubeola y parotiditis, y dijo tendría que haber algo de autocrítica de parte de quienes permitieron ese deterioro.
Ante ese escenario apuntó que desde el 2018 le pidieron apoyo a la Organización Panamericana de la Salud (OPS), con la intervención de Cuauhtémoc Ruiz Matus quien trabajó en el organismo y Alejandro Cravioto Quintana, vacunólogo y presidente del Estrategical Advisory Group de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Sí es cierto, dijo, que México tuvo uno de los mejores esquemas de vacunación más completos, tempranos y más robustos pero eso fue en otra época. “El Programa Nacional de Vacunación nació bien y sí fue un orgullo reconocido a nivel mundial, gracias a la gestión del Dr. Jesús Kumate y del Dr. José Ignacio Santos que hoy es parte del equipo de gobierno y creador directo del programa, y se mantuvo en muy buenas condiciones, pero desde el sexenio 2000-2006 empezaron fallas vacunales muy importantes”.
Indicó que se dejó de invertir en el sistema de salud pública, traducido en falta de infraestructura, contrastada con el abandono de hospitales, en donde prevaleció la corrupción, además de que se estancó la formación de recursos humanos. El déficit en datos duros es de 240,000 médicos y personal de salud como enfermeras y especialistas.
Hay áreas que presentan más carencias que otras. En las áreas troncales como pediatría, ginecología, medicina interna y cirugía tenemos una cobertura regular, pero si hablamos de subespecialidades, el déficit es grave como en salud mental, campo desierto completamente, infectología y un enorme problema de distribución”, dijo.
Comentó que en salud pública tenemos un déficit histórico en el subsistema que es el personal de promoción de la salud, epidemiología de campo, programa nacional de vacunación. El último sexenio en el que se le dio un empuje a la salud fue en el de Ernesto Zedillo, cuando el Dr. de la Fuente fue secretario, pero a partir de ahí se dejó de invertir en recursos humanos y en la profesionalización de los médicos de primer contacto.