El punto es que hace caminar más fácil, o por lo menos así lo asegura un grupo de ingenieros que creó un exoesqueleto que usa un resorte y un bastón para hacer que la acción de caminar sea un 7% más eficiente.
Las «botas», que ahorran energía al reproducir una acción similar a los músculos de la pantorrilla y el tendón de aquiles en cada paso, demuestran que todavía hay lugar para mejorar nuestro ya evolucionado modo de andar.
El dispositivo actúa como una «catapulta» imitando la acción de los músculos de la pantorrilla y el tendón de aquiles.
El exoesqueleto no necesitó ningún tipo de energía externa para conseguir los resultados alcanzados, a diferencia de investigaciones anteriores que habían logrado un porcentaje similar de eficiencia pero utilizando «músculos» neumáticos con motor.
El nuevo dispositivo aparece en la última edición de la revista Nature.
Uno de los líderes del estudio, el doctor Gregory Sawicki, del departamento de ingeniería de articulaciones biomédicas de la Universidad de Carolina del Norte y la Universidad NC State, explicó que el exoesqueleto actúa «como una catapulta».
«Tiene resortes que imitan la acción del tendón de aquiles y trabaja en forma paralela con tus músculos de la pantorrilla para reducir la carga que uno pone sobre ellos», dijo Sawicki.
Tensión y relajación
La clave para el éxitos de las «botas» es un embrague mecánico, que pone tensión en el resorte cuando el pie está en contacto con el suelo pero que queda flojo cuando se levanta y se balancea hacia adelante en el aire.
Un embrague mecánico es el elemento crucial del exoesqueleto.
El embrague está compuesto por un trinquete que se activa en cada pisada y absorbe la relajación del resorte.
Al bloquearse mientras el pie está en el suelo permite a los resortes liberar parte de la fuerza que realizan los músculos y tendones de la persona que camina.
«El embrague es esencial para activar el resorte sólo cuando el pie está en el suelo, permitiendo que se almacene y luego se libere energía elástica», explicó Saqicki.
Nueve participantes probaron el dispositivo y fueron monitoreados exhaustivamente mientras caminaban por cintas rodantes, tanto con exoesqueleto como sin él.
La diferencia fue de un 7% en favor del dispositivo, un ahorro de energía pequeño pero importante.
«Una reducción de energía de 7% es como sacarte de la espalda una mochila de 4,5 kilogramos, lo que es significante».
«Si bien es sorpresivo que fuimos capaces de alcanzar esta ventaja sobre un sistema que ha evolucionado acuciosamente, el estudio también muestra que hay mucho por aprender sobre la biomecánica humana y nuestro comportamiento en lo que parece algo tan sencillo como caminar».
Una reducción de energía del 7% equivale a sacarte de la espalda una mochila de 4,5 kilogramos.
El coautor del estudio, el doctor Steven Collins, de la Universidad Carnegie Mellon, considera que con algo más de desarrollo, el invento tiene el potencial de ayudar a gente que padece dificultades para caminar.
«Algún día tal vez tengamos exoesqueletos más sencillos, livianos y relativamente baratos que nos ayuden a movernos, especialmente si estás afectado por una lesión o al envejecer», resaltó.
Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino
Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.
Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.
Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.
Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.
Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.
Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.