Mensajes en redes sociales, cobertura televisiva, titulares. Desde el domingo, la noticia de la desaparición (y confirmación de la muerte) de Jenni Rivera ha opacado otras noticias en los medios de comunicación.
Sin embargo, algunos se preguntan quién era esta cantante méxico-estadounidense y qué la hacía tan popular. Pero sobre todo, si era tan importante como para ocupar las primeras planas.
Y es que, el público de la cantante, aunque numeroso, pasa desapercibido. Es invisible para muchos. Está compuesto en una parte por los migrantes mexicanos en EE.UU. y por otra parte, por la población de bajos recursos en México. Un público que consume mucho, pero a bajo costo.
«Esa música está arraigada donde tiene que estar… y el 10% del país no la oímos nunca», explica el columnista del diario Milenio, Carlos Puig.
Sin embargo, para los expertos en música regional mexicana, no hay duda de su importancia.
«Mucha gente que desconoce el género cree (como con Selena) que se vuelven famosas después de muertas. Pero no es cierto (…) Ella era ‘la artista’ mexicana, la mujer más importante del género», asegura a BBC Mundo la directora editorial de la revista Furia Musical, Blanca Martínez.
Los periodistas encargados de cubrir la información de los hispanos en EE.UU. tampoco cuestionan la popularidad de Rivera, considerada una de las intérpretes más prominentes de música banda.
Jenni me sorprendió hace como cuatro años. Ahorita ya no. Hace cuatro años que vi el ‘fenómeno Jenni'», dice la periodista especializada en el género, Addis Tuñon.
En cambio, para el resto de los medios, la reacción de la audiencia ante la noticia fue insospechada.
«Nos sorprendió. Pero hay muchos factores. Los avionazos (accidentes aéreos) son extraordinarios y estamos en tiempos de redes sociales. La historia de Jenni es increíble. Lo de Jenni es una locura. Y creo que no lo habíamos visto», reconoce Puig.
El «fenómeno Jenni»
Los expertos coinciden en que Jenni había logrado conectar con su audiencia de forma personal gracias a su aspecto físico, a sus orígenes de migrantes mexicanos y su complicado entorno familiar.
«Era aspiracional. En sus palenques (bailes) veías a todas las jennis pero sin la producción, con el mismo trasero pero natural, con el mismo marido no más que pobre», dice Tuñon.
«Todas estaban rotas, pero de las rotas ella logró salir».
Además, manejó a su favor los escándalos que pusieron los reflectores sobre su vida personal: videos de contenido sexual, violencia doméstica, embarazos tempranos, abuso de menores.
«Tenía la problemática del obrero pero con los ingresos de la famosa», explica la periodista.
En un género hasta ahora dominado por hombres, su público abarrotaba las presentaciones en las que Rivera bebía en el escenario, hacía alarde de un carácter fuerte y generaba una catarsis en el público femenino.
«Era una revancha (…) Era como la «Paquita la del Barrio» emancipada, producida, con clítoris y con curvas», dice Tuñon.
Martínez lo sintetiza así: «Era una mujer con huevos para que me entiendas bien».
No sólo migrantes
El éxito de Jenni Rivera a simple vista parecía estar íntimamente ligado a la comunidad mexicana que migra hacia los EE.UU. y ser
desconocido por el resto de los que se quedan en el país.
«Seamos honestos, los asuntos de los mexicanos en el extranjero apenas y nos llaman la atención» había escrito Puig en su cliccolumnatitulada «Una dura radiografía de los mexicanos en EE.UU.».
Hablaba de una comunidad de migrantes que – según clicestudios como el de la Fundación BBVA Bancomer y su departamento de Estudios Económicos – tiene en promedio los niveles más bajos de escolaridad, cuentan con menos ingresos y en el que los hombres ganan más que las mujeres.
«Quien se va (de México a EE.UU.), escuchaba música regional mexicana cuando estaba aquí, pero no iba a escuelas privadas, no vivía en ciertos barrios. Es un problema de clase».
Lo que explica por qué algunas audiencias en el país desconocían su trabajo y su éxito.
«El que está en (el resto de) México no lo entiende. Tienen que ponerse borrachos para escuchar al Buki o a Jenni», explica Tuñon.
Sin embargo, Rivera estaba logrando un cambio en este patrón. Había empezado a abrirse paso en esos otros sectores, hasta ahora inalcanzables. Decenas en twits en inglés confesaban que aunque no eran seguidores de Rivera, habían escuchado hablar de ella en casa.
Y es que iba de un público a otro. Por igual abarrotaba el Auditorio Nacional -el escenario más importante de México- que los bailes en pueblos aislados.
Cantaba música de banda, rancheras y pop. Tenía programas de radio y de televisión en spanglish, pero también se presentaba cada semana en el programa de búsqueda de talentos «La Voz» en la ciudad de México y estaba por comenzar una serie de televisión totalmente en inglés.
Además, filmó una cinta al lado del actor Edward James Olmos que estrenó en el Festival de Cine independiente Sundance en enero.
«Jenni había iniciado un crossover interesante», dice Puig.
Y estaba obteniendo resultados.
«Más de 15 millones de discos vendidos. Discos físicos sin contar la descarga digital», dice Martínez. «Estaba en su mejor momento».
«Un mundo absolutamente desconocido en una sociedad superclasista como la nuestra pero que existe», explica Puig a BBC Mundo.
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