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México

El gobierno de AMLO, incapaz de detener la violencia contra los candidatos

El actual proceso electoral, el más grande de la historia de México, está inmerso en una interminable espiral de violencia, la cual se ha  incrementado a medida que se acerca el día de las votaciones, el próximo 6 de junio.

A principios de marzo, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció la realización de un plan para brindar protección a aquellos aspirantes que tuvieran amenazas de muerte, o fueran agredidos, intimidados u obligados a declinar por amenazas o intereses.

Es por eso que encargó su diseño a la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, quien mes y medio después, en una reunión privada con él, le dio un diagnóstico ominoso: más de 200 contendientes habían sido amenazados por cárteles de la droga y sus bandas subsidiarias de sicarios, y que un alto número, que no precisó, se encontraba en peligro de muerte. Pero lo más grave fue el reconocimiento de que no era posible brindarles seguridad, resaltó el periodista Raymundo Riva Palacio en su columna de El Financiero de este martes..

“La incapacidad del gobierno para proveer protección a candidatas y candidatos en este proceso electoral es inaceptable e inexcusable. La violencia, desde que el presidente anunció el plan para evitarla, se ha incrementado”, enfatizó Raymundo Riva Palacio, al tiempo que resaltó el trabajo de la consultora Etellekt, que elabora un índice de violencia electoral, y que reportó que del 7 de setiembre del año pasado, cuando inició el proceso electoral, al 20 de marzo de este año, se habían cometido 238 agresiones, incluidos 61 homicidios dolosos. Para finales de marzo se totalizaron 262 agresiones y 65 víctimas mortales. En abril, la violencia se disparó.

El candidato de Movimiento Ciudadano a la presidencia municipal de Cajeme, Abel Murrieta Gutiérrez, fue ejecutado el pasado jueves 13 de mayo, en Cajeme, estado de Sonora. (Foto: EFE/Stringer)El candidato de Movimiento Ciudadano a la presidencia municipal de Cajeme, Abel Murrieta Gutiérrez, fue ejecutado el pasado jueves 13 de mayo, en Cajeme, estado de Sonora. (Foto: EFE/Stringer)

“De acuerdo con el índice de Etellekt, a 32 días de las elecciones, iban 476 hechos delictivos en contra de políticos, candidatas y candidatos, con un saldo de 443 víctimas y 79 homicidios dolosos. La cifra global de víctimas, subrayó la consultora, tuvo un incremento de 64% en comparación con el mismo proceso electoral en 2018, y el número de políticos y aspirantes a puestos de elección popular asesinados fue casi 30% superior al ciclo electoral intermedio en 2015. La violencia está extendida. Hubo agresiones y asesinatos en 31 de las 32 entidades federativas, donde el 78% de las víctimas fueron opositores al gobierno local”, resaltó el trabajo de la consultora.

Raymundo Riva Palacio destacó que algunas de las entidades más afectadas por la violencia electoral son: Veracruz, “donde el Cártel Jalisco Nueva Generación está apoderándose de las plazas de Los Zetas; Guerrero, donde más de cuatro organizaciones luchan por quedarse con el lucrativo negocio del fentanilo; Oaxaca, donde los capos locales asociados con el Cártel de Sinaloa están aniquilando a todos aquéllos que los desafían; Guanajuato, donde arde la guerra entre el Cártel de Santa Rosa de Lima y el Jalisco Nueva Generación por el mercado ilegal del combustible; Morelos, donde se enfrentan las extensiones criminales que pelean en Guerrero por la ruta de la cocaína y los precursores de las metanfetaminas”, destacó.

“El proceso electoral quedó atrapado en esta guerra de cárteles que colocó al gobierno en la contradicción que él mismo provocó: la estrategia de no combatir a ninguna organización criminal y pensar que sólo a través de programas sociales, atacando los problemas de raíz del narcotráfico, se reduciría la inseguridad. La violencia es galopante y rebasó todas las capacidades del gobierno para enfrentarla, producto de un diagnóstico fallido e ingenuo que llevó a esta situación crítica”, destacó el columnista.

Los grupos del crimen organizado amenazan de manera directa a los candidatos y a la población (Foto: especial)Los grupos del crimen organizado amenazan de manera directa a los candidatos y a la población (Foto: especial)

“Los programas sociales no atacan de fondo las raíces socioeconómicas del fenómeno por una sencilla razón: carecen de incentivos que impidan que un joven entre al narcotráfico y se convierta en sicario. Ningún programa social supera los ingresos que pueden obtener en forma casi instantánea. Incluso si toda su familia (promedio de cuatro personas) tuviera todos los beneficios de los programas sociales sin necesidad de trabajar (casi 30 mil pesos), equivaldría a lo que en cuatro meses, máximo, gana quien entra por primera vez al negocio criminal”, enfatizó el periodista.

Es por eso que Riva Palacio consideró que no hay manera de competir económicamente con el narcotráfico, al tiempo que -destacó-, el esfuerzo social debe ir acompañado por otro tipo de acciones para que éstas sirvan de incentivo para inhibir que opten por el narcotráfico.

“No se han aplicado esas medidas porque el presidente confunde la observación de los derechos humanos con la acción contra criminales, y parte del principio que toda acción que busca reforzar la ley es violatoria por definición de las garantías individuales”, señaló Riva Palacio.

Foto: especialFoto: especial

“La inacción general contra los cárteles de las drogas les ha permitido que su negocio florezca y la violencia crezca por la disputa de territorios. Con más dinero, más armas compran, y con ellas, mayor capacidad de fuego para enfrentar a sus rivales y a las fuerzas de seguridad cuando se les atraviesan, generalmente de manera fortuita. Las drogas siguen entrando a Estados Unidos y las armas a México, en esta relación dialéctica criminal en la que se encuentran los dos países desde hace años”, apuntó el comunicador.

“Esto mismo volvió a abordarse, por enésima ocasión, el jueves pasado por el grupo de alto nivel que tienen los dos países. La petición de Estados Unidos fue que mejoraran la vigilancia aduanera para frenar el tráfico de opiáceos –de donde sale el fentanilo– y de los precursores químicos de las metanfetaminas, mientras que el mexicano urgió que frenaran el contrabando de armas. Las dos partes se pidieron recíprocamente cortar las rutas de financiamiento. Más de lo mismo sin avanzar todavía en nada”, aseguró.

Raymundo Riva Palacio finalizó su columna destacando que la secretaria Rosa Icela Rodríguez “fue lamentablemente honesta con el Presidente al decirle la inviabilidad de que el gobierno proteja a quienes aspiran a puestos de elección popular. El mensaje implícito es contundente: habrá más muertes y más violencia. Ojalá, deben pensar, que pase rápido la elección”, concluyó.

México

Pone ‘El Mayo’ ultimátum: me repatrian o el colapso

Ismael «El Mayo» Zambada, líder de Cártel de Sinaloa, exigió al Gobierno de México que reclame a Estados Unidos su repatriación porque, de no hacerlo, la relación entre los dos países sufrirá un «colapso».

Juan Manuel Delgado González, asesor jurídico de Zambada en México, confirmó que la petición fue presentado ayer en el Consulado General de México en Nueva York un escrito al que tuvo acceso Grupo Reforma y donde Zambada exige que lo defienda el gobierno.

Debe intervenir (el gobierno) a fin de que el presente asunto no resulte en un colapso en la relación bilateral entre ambos países, puesto que no se debe de perder de vista la irregular e ilegal manera en que el suscrito fui puesto a disposición de las autoridades de los Estados Unidos de América».

En julio del 2024, Zambada fue engañado por Joaquín Guzmán López, hijo de «El Chapo» Guzmán, fue secuestrado para llevarlo a Texas donde enfrenta cargos por delincuencia organizada, homicidio, narcotráfico en gran escala y lavado de dinero, entre otros.

En la solicitud de asistencia consular, el capo señala que si no se interviene en favor de sus derechos, políticos y funcionarios mexicanos también pueden ser secuestrados y trasladados ilegalmente al país vecino.

Por lo anterior, expresa que la respuesta del Estado mexicano «no es opcional», porque tiene la obligación ineludible de defenderlo.

«Si el Gobierno de México no actúa, el suscrito seré condenado a pena de muerte sin lugar a ninguna duda y además esto constituirá un precedente peligroso que permitiría que en cualquier momento cualquier gobierno extranjero pudiera de manera impune violentar nuestro territorio y soberanía, interviniendo para la detención de cualquier persona, incluso políticos o funcionarios del Gobierno, para ser trasladados a la jurisdicción norteamericana sin que nada suceda», manifiesta.

«Exijo y demando que el Estado mexicano cumpla con su obligación ineludible de intervenir de manera inmediata, contundente y sin margen de discrecionalidad para exigir formalmente a los Estados Unidos de América garantías y seguridades absolutas, plenas, vinculantes e irrevocables de que no se me impondrá ni se ejecutará la pena de muerte en su jurisdicción. Esta exigencia no es opcional, ni puede ser interpretada como una cuestión de oportunidad política o diplomática».

El documento firmado por Zambada advierte que, de no haber una exigencia categórica y formal de sus garantías, «constituiría una traición al sistema jurídico mexicano» y al deber del Estado de garantizar la seguridad de sus ciudadanos, sin excepción alguna.

«En este contexto, en cuanto hace a mi asunto en particular, resulta una obligación del Estado Mexicano: presentar una protesta formal ante las autoridades estadounidenses, señalando la violación del Tratado (de México y Estados Unidos para prohibir los secuestros transfronterizos) y exigiendo el respeto a la soberanía mexicana y al debido proceso legal», señala.

Solicitar la repatriación inmediata de mi persona, argumentando que mi traslado fue ilegal y que cualquier proceso judicial en mi contra debe llevarse a cabo en México, conforme a las leyes nacionales y los acuerdos internacionales vigentes».

En una parte de su escrito, el líder del Cártel de Sinaloa requiere al Gobierno de México para que pida a los estadounidenses un informe detallado de las circunstancias de su secuestro y traslado, identificando quiénes permitieron su entrada a la Unión Americana y bajo qué base legal.

También, que le informen la identidad de las personas involucradas en su traslado, tanto del lado estadounidense como del lado mexicano.

La razón por la que alega que el Gobierno federal debe exigir la cancelación del proceso al que está sometido en Nueva York, es precisamente porque el procedimiento tiene como origen su secuestro y traslado ilegal a la Unión Americana.

«Esta exigencia no es una cuestión discrecional ni sujeta a consideraciones políticas o diplomáticas», dice.

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