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México

«El Jaguar»… el narco que traicionó al Cártel de Juárez para unirse a ‘El Chapo’ Guzmán

Durante más de una década en Chihuahua y sus estados colindantes, tanto en México como Estados Unidos, han sido escenario de una guerra entre dos organizaciones criminales trasnacionales: el Cártel de Juárez y el Cártel de Sinaloa.

Uno de los hombres pieza clave en esta guerra es José Antonio Torres Marrufo, mejor conocido como «El Jaguar», sanguinario sicario que estuvo en ambos bandos.

El sicario reapareció en el juicio de «El Chapo» en Brooklyn, en Nueva York, Estados Unidos. Edgar Iván Galván, alias «El Negro», un hombre de bajo rango dentro del Cártel de Sinaloa, testificó sobre su ingreso a la organización criminal, la cual fue con ayuda de Torres Marrufo.

«El Jaguar» comenzó delinquiendo a los 20 años como un narcotraficante independiente, pero aliado del Cártel de Juárez.

Torres Marrufo le pagaba a un comandante de la Policía Estatal para que pudiera cruzar su droga, principalmente marihuana, de Villa Ahumada, en Chihuahua, a través de Ciudad Juárez, a Texas, en Estados Unidos.

El comandante al que «El Jaguar» le pagaba cuota estaba en la nómina del Cártel de Juárez, liderado por Vicente Carrillo Fuentes, alias «El Viceroy», hermano de Amado Carrillo Fuentes, «El Señor de los Cielos».

La guerra entre el Cártel de Juárez y el Cártel de Sinaloa comenzó cuando Joaquín Guzmán Loera, «El Chapo», mandó a matar a Rodolfo Carrillo Fuentes, hermano de «El Viceroy», y en respuesta fue asesinado en la cárcel Arturo Guzmán Loera, hermano de «El Chapo».

La frágil alianza entre ambas organizaciones se rompió. Los Carrillo Fuentes mantenían su bastión criminal en Ciudad Juárez, zona clave para el trasiego de drogas a Estados Unidos, por ello, «El Chapo» decidió arrebatarle la plaza al Cártel de Juárez.

La ofensiva para el Cártel de Sinaloa empeoró debido a más alianzas rotas, los hermanos Beltrán Leyva pasaron de aliado a enemigos cuando Alfredo Beltrán Leyva, «El Mochomo», fue detenido por una supuesta traición de Guzmán Loera.

El Cártel de Juárez y los Beltrán Leyva se unieron para combatir a los de Sinaloa. Además se les sumó un viejo enemigo y sanguinario enemigo de la organización de «El Chapo»: «Los Zetas».

Fue entonces cuando apareció «El Jaguar». Se reunió con «El Chapo» y con Ismael «El Mayo» Zambada para unirse a su cártel y hacerle frente al Cártel de Juárez.

Pero, ¿por qué Torres Marrufo decidió unirse al Cártel de Sinaloa y traicionar a los Carrillo Fuentes?

«El Jaguar» había sido secuestrado años antes por un hombre identificado como «JL», quien era hombre de confianza de los Carrillo Fuentes.

Torres Marrufo quería venganza, fue personal, así como lo fue para «El Chapo» arrebatar Ciudad Juárez, quien buscaba tomar el municipio chihuahuense «por mis pelotas».

Así «El Jaguar» fundó, junto con Noel Salgueiro Nevárez, «El Flaco», la banda criminal de «Gente Nueva», la cual fungió como brazo armado del Cártel de Juárez.

«Gente Nueva», entonces, combatió en Chihuahua contra las pandillas del Cártel de Juárez: «La Línea» y «Los Aztecas».

Sin embargo, «Gente Nueva» no les harían frente solos al Cártel de Juárez, también les apoyarían «Los Artistas Asesinos» y «Los Mexicles».

José Antonio Torres Marrufo se convirtió en el hombre importante de «El Chapo» en Chihuahua.

Se encargaba de todo el corredor en Ciudad Juárez para el tráfico de mariguana y cocaína hacía Estados Unidos.

Cobraba para que otros narcotraficantes lo usaran y así financiaran las armas que importaba a México para la guerra contra el Cártel de Juárez.

Sanguinario como su apodo, «El Jaguar» no solo traficaba droga, sino que ordenaba secuestros, extorsiones y homicidios.

Tenía un cuarto con un piso de azulejos blancos inclinado hacía el desagüe donde mataba gente.

Fue, además, el autor intelectual del asesinato de 18 personas en el Centro de Rehabilitación El Aliviane en septiembre de 2009, en Ciudad Juárez, Chihuahua.

Torres Marrufo no tenía piedad no con su propia gente, según relató un reportaje en Milenio titulado «De cómo ‘El Chapo’ controló Juárez».

El mismo año de la masacre en la cárcel chihuahuense, ordenó secuestrar a un hombre en Texas, miembro del Cártel de Sinaloa, a quien la policía le había decomisado droga.

Tras plagiarlo, lo presentaron a «El Jaguar», donde lo interrogó y ordenó que lo asesinaran. Días después, su cuerpo apareció descuartizado y con un mensaje para aquello que robaran o perdían mercancía de la organización criminal.

Al año siguiente, Torres Marrufo, junto con hombres armados, irrumpió en una boda en Ciudad Juárez, secuestraron al novio, a su hermano y a un tío de este. Poco después, las tres víctimas aparecieron asesinadas.

Sin embargo, el imperio criminal de «El Jaguar» terminó en 2012, cuando fue detenido por elementos de la Policía Federal en León, Guanajuato. Cinco años después, en 2017, fue extraditado a Estados Unidos.

Vanguardia/La Silla Rota

México

Pone ‘El Mayo’ ultimátum: me repatrian o el colapso

Ismael «El Mayo» Zambada, líder de Cártel de Sinaloa, exigió al Gobierno de México que reclame a Estados Unidos su repatriación porque, de no hacerlo, la relación entre los dos países sufrirá un «colapso».

Juan Manuel Delgado González, asesor jurídico de Zambada en México, confirmó que la petición fue presentado ayer en el Consulado General de México en Nueva York un escrito al que tuvo acceso Grupo Reforma y donde Zambada exige que lo defienda el gobierno.

Debe intervenir (el gobierno) a fin de que el presente asunto no resulte en un colapso en la relación bilateral entre ambos países, puesto que no se debe de perder de vista la irregular e ilegal manera en que el suscrito fui puesto a disposición de las autoridades de los Estados Unidos de América».

En julio del 2024, Zambada fue engañado por Joaquín Guzmán López, hijo de «El Chapo» Guzmán, fue secuestrado para llevarlo a Texas donde enfrenta cargos por delincuencia organizada, homicidio, narcotráfico en gran escala y lavado de dinero, entre otros.

En la solicitud de asistencia consular, el capo señala que si no se interviene en favor de sus derechos, políticos y funcionarios mexicanos también pueden ser secuestrados y trasladados ilegalmente al país vecino.

Por lo anterior, expresa que la respuesta del Estado mexicano «no es opcional», porque tiene la obligación ineludible de defenderlo.

«Si el Gobierno de México no actúa, el suscrito seré condenado a pena de muerte sin lugar a ninguna duda y además esto constituirá un precedente peligroso que permitiría que en cualquier momento cualquier gobierno extranjero pudiera de manera impune violentar nuestro territorio y soberanía, interviniendo para la detención de cualquier persona, incluso políticos o funcionarios del Gobierno, para ser trasladados a la jurisdicción norteamericana sin que nada suceda», manifiesta.

«Exijo y demando que el Estado mexicano cumpla con su obligación ineludible de intervenir de manera inmediata, contundente y sin margen de discrecionalidad para exigir formalmente a los Estados Unidos de América garantías y seguridades absolutas, plenas, vinculantes e irrevocables de que no se me impondrá ni se ejecutará la pena de muerte en su jurisdicción. Esta exigencia no es opcional, ni puede ser interpretada como una cuestión de oportunidad política o diplomática».

El documento firmado por Zambada advierte que, de no haber una exigencia categórica y formal de sus garantías, «constituiría una traición al sistema jurídico mexicano» y al deber del Estado de garantizar la seguridad de sus ciudadanos, sin excepción alguna.

«En este contexto, en cuanto hace a mi asunto en particular, resulta una obligación del Estado Mexicano: presentar una protesta formal ante las autoridades estadounidenses, señalando la violación del Tratado (de México y Estados Unidos para prohibir los secuestros transfronterizos) y exigiendo el respeto a la soberanía mexicana y al debido proceso legal», señala.

Solicitar la repatriación inmediata de mi persona, argumentando que mi traslado fue ilegal y que cualquier proceso judicial en mi contra debe llevarse a cabo en México, conforme a las leyes nacionales y los acuerdos internacionales vigentes».

En una parte de su escrito, el líder del Cártel de Sinaloa requiere al Gobierno de México para que pida a los estadounidenses un informe detallado de las circunstancias de su secuestro y traslado, identificando quiénes permitieron su entrada a la Unión Americana y bajo qué base legal.

También, que le informen la identidad de las personas involucradas en su traslado, tanto del lado estadounidense como del lado mexicano.

La razón por la que alega que el Gobierno federal debe exigir la cancelación del proceso al que está sometido en Nueva York, es precisamente porque el procedimiento tiene como origen su secuestro y traslado ilegal a la Unión Americana.

«Esta exigencia no es una cuestión discrecional ni sujeta a consideraciones políticas o diplomáticas», dice.

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