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Opinión

El laberinto de García Harfuch. Por Caleb Ordoñez T.

A nueve años de la desaparición de 43 jóvenes normalistas de Ayotzinapa, la herida sigue más abierta que nunca.

Caleb Ordoñez T.

Caleb Ordoñez T.

El tema fue abrazado y levantado como bandera por la izquierda mexicana por muchos años. La esperanza de que Andrés Manuel López Obrador llegara al poder se fue oscureciendo luego de que los resultados fueron prácticamente nulos.

Esta situación ha creado una división silenciosa, pues quienes apoyan desaforadamente al presidente suelen tratar de excusarlo; mientras qué hay otro gran grupo de morenistas que mejor guardan silencio, pues no quieren defender, lo indefendible.

El duelo de todos los padres de los estudiantes sigue latente. Su enojo ante las promesas incumplidas, es evidente.

Y en medio de todo este decepcionante panorama aparece el nombre de Omar García Harfuch. El ex súper policía de la Ciudad de México es el precandidato mejor posicionado en las encuestas para gobernar la capital del país.

Nadie puede negar que es el gran favorito de Claudia Sheinbaum, quien comandará los comités de defensa de la 4T.

El mismo García Harfuch ha confesado que antes de tomar la decisión de lanzarse como precandidato consultó a su ex jefa para poder tomar la decisión. La respuesta de Claudia fue afirmativa y desde entonces, “la cargada” capitalina también lo apoyó, aunque no haya tenido pasado morenista.

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Opinión

Panorama. Por Raúl Saucedo

LA NATURALEZA DE LAS COSAS

La famosa frase de Lenin, «Hay décadas donde no pasa nada; y hay semanas donde pasan décadas», resuena al observar el panorama político actual de cualquier país.

En épocas de aparente calma, la maquinaria de los sistemas dentro de los países “avanza” con lentitud, casi imperceptible. Las instituciones se afianzan en rutinas, los liderazgos se enquistan en el sistema y la ciudadanía se adormece en una falsa sensación de estabilidad. Sin embargo, la historia nos demuestra una y otra vez que esta tranquilidad puede ser súbitamente interrumpida por períodos de intensa convulsión, donde el cambio se acelera de forma vertiginosa y las estructuras de poder se reconstruyen.

En estas «semanas donde pasan décadas», la sociedad se ve sacudida por una sucesión de acontecimientos que transforman radicalmente el panorama político, económico y social en esta aceleración del tiempo histórico.

Durante estos períodos, las viejas certezas se desmoronan y emergen nuevos actores y discursos. La ciudadanía, antes pasiva, se politiza y exige cambios profundos. Las instituciones, sometidas a una presión inédita, se ven obligadas a adaptarse o a colapsar. Los liderazgos tradicionales son desafiados por nuevas figuras que capitalizan el descontento popular. En definitiva, se abre un proceso de reconfiguración del poder, cuyas consecuencias son difíciles de predecir.

Un ejemplo paradigmático de este fenómeno lo encontramos en las revoluciones. La Revolución Francesa, la Revolución Rusa, la Primavera Árabe, entre otras, condensaron en pocos años transformaciones que marcaron el destino de naciones y regiones enteras. En estos casos, la acumulación de tensiones sociales y políticas durante décadas encontró una vía de escape repentina y a veces violenta, dando lugar a un cambio de época.

Pero no solo las revoluciones pueden ejemplificar la frase de Lenin. También en democracias consolidadas se observan períodos de aceleración histórica, donde la irrupción de nuevos desafíos o la crisis de los modelos tradicionales obligan a una profunda redefinición del sistema político. La crisis económica de 2008-09, el auge irruptivo demagógico, la pandemia de COVID-19, son algunos ejemplos de eventos que han generado en el mundo contemporáneo.

En momentos de incertidumbre, la capacidad de adaptación se vuelve crucial. Los líderes políticos deben ser capaces de leer los nuevos tiempos y ofrecer respuestas a las demandas ciudadanas. Las instituciones deben reformarse para garantizar su legitimidad y eficiencia. Y la ciudadanía debe ejercer su rol protagónico con responsabilidad y compromiso.

La frase rectora de Lenin nos invita a reflexionar sobre la naturaleza dinámica de la política actual en México y la importancia de estar preparados para los momentos de cambio acelerado. En un mundo amalgamado, la estabilidad es un espejismo. La historia nos enseña que la clave reside en comprender esta dinámica y actuar con lucidez y determinación para construir un futuro mejor para todos.

Antes de concluir, le ofrezco una disculpa apreciable lector por mi ausencia en letras de la semana pasada, pero es que pareciera que en la última semana la frase rectora de esta columna fue presente  y prueba de ello el “manifiesto menguante” que algún día será leído.

@Raul_Saucedo

rsaucedo@uach.mx

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