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Resto del mundo

El Papa y Macron se reúnen por largo tiempo en el Vaticano

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, acusado en su país de minar los cimientos seculares de Francia al buscar enmendar vínculos con la Iglesia católica, sostuvo el martes una reunión inusualmente larga y cordial con el papa Francisco.

Macron habló con el Papa por casi una hora en la biblioteca oficial papal en el Palacio Apostólico del Vaticano, cerca del doble de tiempo que generalmente duran las entrevistas de Francisco con jefes de Estado o de Gobierno.

El Vaticano dijo a través de un comunicado que ambos discutieron «protección del medioambiente, migración y compromiso multilateral para la prevención y resolución de conflictos, especialmente en relación con el desarme».
También conversaron sobre las perspectivas para resolver conflictos en Oriente Medio y África y el futuro de Europa, según la Santa Sede.

Al finalizar la parte privada de la audiencia, Macron le entregó al Sumo Pontífice una copia casi única del libro «Diario de un cura rural» de 1936, de Georges Bernanos.
Francisco entregó a Macron un medallón que muestra a Martín de Tours, un santo del siglo IV que aparece representado cortando su manto por la mitad para dárselo a un mendigo en invierno.
Hace dos meses, Macron pidió vínculos más fuertes entre el Estado y la Iglesia católica, una medida que sus críticos dijeron que borraba una línea que ha mantenido al Gobierno francés libre de intervención religiosa por generaciones.

El tema es particularmente sensible en la Francia históricamente católica, donde los temas de fe y Estado fueron separados por ley en 1905 y que alberga ahora a las comunidades musulmana y judía más grandes de Europa.

Macron fue criado en una familia no religiosa y bautizado como católico romano por petición propia cuando tenía 12 años.

El Papa y Macron se reúnen por largo tiempo en el Vaticano

Resto del mundo

Cofece multa a Walmart por prácticas monopólicas: la batalla legal apenas comienza

La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) asestó un golpe histórico al multar a Walmart de México con 93.4 millones de pesos tras concluir una investigación que se extendió por más de cuatro años. La razón: prácticas monopólicas relativas, particularmente en el trato con sus distribuidores.

Según el dictamen de la Cofece, Walmart aprovechó su posición dominante en el mercado para imponer condiciones desfavorables a los proveedores, afectando la competencia en el sector. Aunque no se han revelado todos los detalles de las “contribuciones” impuestas a los distribuidores, el veredicto destaca cómo estas prácticas distorsionan el acceso al mercado y perjudican a competidores más pequeños.

En respuesta, Walmart no tardó en reaccionar. La empresa anunció que impugnará la decisión y enfatizó su compromiso con el cumplimiento de las leyes mexicanas. En su comunicación oficial, destacó que la sanción carece de fundamento y que está basada en interpretaciones erróneas. Este movimiento era predecible: para una empresa de este tamaño, 93 millones de pesos no solo representan una cifra considerable, sino también una amenaza a su reputación.

Por otro lado, la Cofece también se juega mucho. Este caso es una muestra clara de su intención de reforzar la vigilancia sobre los gigantes corporativos. Sin embargo, una batalla legal prolongada podría poner a prueba su capacidad de defender sus resoluciones en tribunales.

Más allá de la multa, el caso de Walmart pone el reflector sobre una problemática común en el comercio minorista: el desbalance de poder entre grandes cadenas y pequeños distribuidores. Si bien el desenlace de este litigio aún está por definirse, el mensaje es claro: los días de actuar sin consecuencias podrían estar contados. La industria y los consumidores estarán atentos a cada movimiento en esta batalla judicial.

 

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