El periodista Caleb Ordoñez señala que el presidente necesita un fuerte abrazo y dar un golpe de autoridad sobre los suyos y lo hará en su plaza favorita. El presidente quiere demostrar que en tres años, no han logrado despeinarlo.
Caleb Ordóñez Talavera
El presidente necesita un apapacho. Un abrazo multitudinario luego de tres años agridulces. Para Andrés Manuel López Obrador el evento de hoy miércoles 1 de Diciembre será una fiesta cívica y combativa por todas las adversidades que ha tenido que sortear su administración.
Quiere música, gritos de alegría y cientos de miles de voluntades reunidas en su nombre, que le muestren al país que mantiene una maquinaria bien aceitada y un ejército fiel a su liderazgo. Más allá de un festejo cumpleañero, es una congregación de fieles que respaldan su administración.
El poder es parecido a una montaña rusa, donde los sube y bajas son una constante, pero llegar a la mitad del gobierno en muchas ocasiones se hace con una profunda reflexión, pues el poder se va diluyendo y esto lo sabe Andrés Manuel.
El hecho de que los reflectores empiezan a dirigirse a los pre candidatos del 2024 señalan que hay una preparación –muy anticipada- para dejar en manos de la persona correcta para el presidente, su legado.
Para el escritor Moisés Naim, autor del libro “El fin del poder” la caída de los grandes líderes es natural en nuestros tiempos, pues con la participación ciudadana, todos buscamos nuevas fórmulas para gobernarnos mejor y esto desgasta a los políticos de “la vieja guardia”. El autor señala: “La brecha entre nuestro verdadero poder y lo que la gente espera de nosotros es lo que genera las presiones más difíciles que debe soportar cualquier jefe de Estado“.
Es cierto que AMLO aún tiene cifras envidiables en cuanto a popularidad en el país. Según la encuestadora Mitofsky el presidente se ubica en segundo lugar de aprobación con un 65%, al cumplir tres años en el ejercicio del poder; sólo por debajo de Carlos Salinas de Gortari que en aquel entonces gozaba con el 77% de aprobación.