El Vaticano admitió el jueves haberse sorprendido al descubrir que el martillo y la hoz adornados con un Cristo crucificado que el presidente boliviano Evo Morales le regaló al Papa Francisco fue diseñado de hecho por un cura jesuita asesinado en 1980.
El Papa quedó perplejo cuando Morales, en una reunión el miércoles por la noche, le entregó en sus manos el inusual regalo. Al principio se pensaba que el presidente socialista había encargado ese diseño.
La combinación del crucifijo con el símbolo del comunismo, una doctrina bajo la cual muchos cristianos fueron perseguidos en el ex bloque soviético y aún siguen siéndolo en algunos países comunistas, desató la indignación de funcionarios católicos.
«El culmen de la soberbia es manipular a Dios al servicio de ideologías ateas», escribió el obispo español José Ignacio Munilla en Twitter, publicando una foto de Francisco recibiendo el regalo.
Otros funcionarios de la Iglesia y algunos políticos opositores bolivianos acusaron a Morales, el primer presidente indígena del país, de aprovechar la ocasión para exponer su ideología antiimperialista y provocar al Papa.
Pero mientras crecía la controversia el miércoles por la noche, periodistas bolivianos dijeron recordar que el autor original de la escultura de madera fue el padre Jesuita español Luis Espinal.
Espinal, un fuerte defensor de los derechos de los mineros, fue asesinado por un grupo paramilitar durante la dictadura de 1980. Poco después de llegar a La Paz, Francisco se detuvo para orar en el lugar donde fue arrojado el cuerpo del sacerdote junto a un camino.
«Es cierto. Esto es algo que Espinal hizo. El Papa no sabía sobre eso. Yo no sabía sobre eso. Un montón de gente no sabía sobre eso», dijo el portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi, en una declaración que no estaba programada.
Lombardi, un jesuita como el Papa, dijo que Francisco no había «expresado ningún juicio» sobre la escultura, cuyo original fue realizado en un periodo donde muchos sacerdotes católicos estaban involucrados en movimientos que seguían la Teología de la Liberación en defensa de los pobres.
Lombardi dijo que jesuitas bolivianos le han dicho que la escultura no es «una interpretación marxista de la religión, sino un diálogo abierto con otros que estaban buscando justicia y liberación».
«Sin embargo, creo que yo no pondría a este símbolo en un altar de una iglesia», dijo Lombardi.
A fines de su papado, Juan Pablo II vio con desaprobación a la Teología de la Liberación, asegurando que fue influencia por el concepto marxista de la lucha de clases.
Durante su pontificado de 27 años, que terminó con su muerte en el 2005, el Vaticano disciplinó a varios teólogos de la Liberación prominentes, incluyendo al brasileño Leonardo Boff.
Bajo el papado de Francisco, el primer Sumo Pontífice de Latinoamérica, han ganado un poco de reconocimiento.
Las tirantes relaciones de Morales con la Iglesia Católica comenzaron a distenderse en el papado del Sumo Pontífice nacido en Argentina, a quien abrazó calurosamente siete años después de haber denunciado a la Iglesia Católica como «un instrumento de dominación».
El Gobierno boliviano confirmó que el crucifijo es una réplica de la imagen tallada por el cura asesinado.
«Luis Espinal, (…) lo que trataba de explicar es que no hay incompatibilidad entre esta Iglesia de los pobres, justamente que plantea el Papa Francisco, esta Iglesia de los obreros, esta Iglesia de los campesinos, de los pueblos indígenas», dijo el jueves el ministro de la Presidencia boliviano, Juan Ramón Quintana, sobre el regalo de Morales.
Reuters