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El “Wolfpack”, la alianza criminal entre el Cártel de Sinaloa y las mafias canadienses que cambió el negocio

Sus integrantes son motociclistas, miembros de pandillas callejeras y representantes de las mafias irlandesa e italiana. Se trata de “El Consorcio”, aunque sus integrantes se identifican como Wolfpack (manada de lobos), uno de los grupos criminales temidos en Canadá que ahora está en el ojo público tras la publicación de un libro en el que se detallan parte de sus negocios con los cárteles mexicanos de la droga para traficar estupefacientes.

Esta pandilla que opera en las principales capitales canadienses como Montreal, Toronto y Vancouver trabajó para tener un suministro constante de cocaína desde la región andina por parte del Cártel de Sinaloa de Joaquín “El Chapo” Guzmán a Canadá, asociación que marcó un cambio en el comportamiento de las mafias locales hasta entonces controlada por familias italianas como la ‘Ndrangheta y la Cosa Nostra.

En el libro “Wolfpack”, de reciente publicación, los periodistas Peter Edwards y Luis Nájera describen como esta alianza transformó el mundo del comercio de drogas en el país de la hoja de maple no sólo desplazando a las familias italianas y a pandillas estadounidenses como los Hell Angels, sino también en el modelo de venta -a través de almacenes- el uso de nuevas tecnologías y el diseño de un nuevo tipo de narcotraficantes.

Wolfpack utiliza a Toronto, Montreal y Vancouver (marcados en el mapa) como sus principales centros de operaciones. (Foto: Google MyMaps)Wolfpack utiliza a Toronto, Montreal y Vancouver (marcados en el mapa) como sus principales centros de operaciones. (Foto: Google MyMaps)

Mafias tecnológicas

“Están unidos por Internet, no por la geografía”, dijo Edwards el martes en una entrevista con la emisora local CTVNews.ca. “Algunos están en Vancouver, algunos están en Montreal, algunos están en Toronto y realmente no importa, pueden moverse”.

Edwards aseguró que esta capacidad de movilidad los distinguía mucho de los grupos del crimen organizado que operaban hace algunos años y que sólo estaban limitados a un centro geográfico. “Con Wolfpack no hay un lugar, solo hay un sentimiento compartido o la necesidad de Internet”.

El nivel de sofisticación de los cárteles me sorprendió”, dijo Edwards. “Estos no son consumidores de drogas, no son tontos, son personas inteligentes que saben lo que están haciendo… están reteniendo la cocaína para poder influir en el mercado y venderla a ambos lados… la pandemia no pareció hacerles ningún daño “.

Una parte del libro detalla por qué la tecnología jugó un papel crucial en el funcionamiento de Wolfpack, con páginas de textos encriptados que muestran cómo los miembros planeaban mover toneladas de cocaína, desahogarse sobre problemas conyugales y a quiénes tenían en su lista negra.

El uso de internet y tecnologías de encriptación son una parte fundamental en la forma en la que opera la asociación criminal. (Foto: EFE/SASCHA STEINBACH/Archivo)
El uso de internet y tecnologías de encriptación son una parte fundamental en la forma en la que opera la asociación criminal. (Foto: EFE/SASCHA STEINBACH/Archivo)

Por otro lado, los integrantes del pacto salieron de las sombras para dejar atrás su habitual perfil bajo y empezaron a hacerse notar gracias a su apariencia más cercana a hombres de negocios que a criminales.

“Antes de que surgiera esta nueva generación de criminales, los grupos mexicanos gestionaban relaciones con clientes en diversos lugares de Canadá. Los grupos como el Wolfpack solían comprar las drogas y distribuirlas aquí (Canadá) para obtener sus propias ganancias. Una vez que las células mexicanas llegaron a asentarse en el país, ellos mismos se encargaban de contrabandear y distribuir la droga directamente, con el apoyo de bandas criminales locales. De alguna manera, el Wolfpack fue la entrada para los mexicanos, ya que les proporcionó contactos, accesos, clientes e influencia sobre otros grupos. Así, les abrieron el camino para establecerse”, dijo por su parte Luis Nájera, en entrevista con Insight Crime, organización dedicada a la investigación y análisis en temas de seguridad.

De acuerdo con la investigación de los autores, el Cartel de Sinaloa tiene presencia en el este de Canadá donde se dedica principalmente al tráfico y comercio de cocaína. Los Arellano Félix se mantendrían vigentes gracias a su relación con grupos criminales en el occidente de Canadá como zonas rurales de Alberta y Vancouver. Mientras que Los Zetas se dedicarían al tráfico de migrantes y extorsión a mexicanos que viven en ese país.

Resto del mundo

Cofece multa a Walmart por prácticas monopólicas: la batalla legal apenas comienza

La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) asestó un golpe histórico al multar a Walmart de México con 93.4 millones de pesos tras concluir una investigación que se extendió por más de cuatro años. La razón: prácticas monopólicas relativas, particularmente en el trato con sus distribuidores.

Según el dictamen de la Cofece, Walmart aprovechó su posición dominante en el mercado para imponer condiciones desfavorables a los proveedores, afectando la competencia en el sector. Aunque no se han revelado todos los detalles de las “contribuciones” impuestas a los distribuidores, el veredicto destaca cómo estas prácticas distorsionan el acceso al mercado y perjudican a competidores más pequeños.

En respuesta, Walmart no tardó en reaccionar. La empresa anunció que impugnará la decisión y enfatizó su compromiso con el cumplimiento de las leyes mexicanas. En su comunicación oficial, destacó que la sanción carece de fundamento y que está basada en interpretaciones erróneas. Este movimiento era predecible: para una empresa de este tamaño, 93 millones de pesos no solo representan una cifra considerable, sino también una amenaza a su reputación.

Por otro lado, la Cofece también se juega mucho. Este caso es una muestra clara de su intención de reforzar la vigilancia sobre los gigantes corporativos. Sin embargo, una batalla legal prolongada podría poner a prueba su capacidad de defender sus resoluciones en tribunales.

Más allá de la multa, el caso de Walmart pone el reflector sobre una problemática común en el comercio minorista: el desbalance de poder entre grandes cadenas y pequeños distribuidores. Si bien el desenlace de este litigio aún está por definirse, el mensaje es claro: los días de actuar sin consecuencias podrían estar contados. La industria y los consumidores estarán atentos a cada movimiento en esta batalla judicial.

 

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