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Opinión

Ellos. Por Raúl Saucedo

Ellos que están ausentes, ellos que están presentes

Ellos que esperan la noche para ser susurrados

Ellos que nos ven de día y nos admiran de noche

Ellos que sin nuestro permiso abogan por nosotros

Ellos que vieron la luz y ahora están cegados

Ellos que nos ven lidiando con cifras y falsedad

Ellos que atienden nuestros llantos, ellos que se convierten en viento

Ellos pacientes y estoicos ante nuestras purgas

Ellos que esperan la reivindicación del apellido en cada acción

Ellos que esperan la continuidad de gestación en cada encuentro de alcoba

Ellos que brindan con sonrisas sonsacadoras a la luz de la hipocresía

Ellos que cuelgan de nuestro pecho y que incuban en la tinta de nuestra piel

Ellos que esperan en las sombras de la casa a nuestro encuentro

Ellos que, aunque digamos no más, saben que mentimos

Ellos que esperan la ofrenda, la vela y el agua con sal

Ellos que lo ven todo y son espectadores arbitrarios

Ellos que toman el atardecer como botín para el inicio de su fiesta

Ellos que nos tomaran de la mano cuando seamos citados

Ellos que son la segunda voz de nuestra conciencia

Ellos que hoy nos visitan y nos darán el beso frio en la frente para ser recordados

Opinión

El tren. Por Raúl Saucedo

Por las vías de los recuerdos y el futuro

En la actual era de la inmediatez y la conectividad a nivel mundial, donde la información
viaja a la velocidad de la luz, es fácil olvidar la importancia de las arterias que mueven el
mundo físico: las vías férreas son ejemplo de ello. Los trenes como gigantes de acero que
surcan valles y montañas, no son sólo reliquias del pasado, sino fueron clave fundamental
para el desarrollo económico y social de las naciones, y México fue la excepción.
A lo largo de la historia, el ferrocarril ha sido sinónimo de progreso. Desde la Revolución
Industrial, las vías férreas han tejido lazos entre pueblos y comunidades, impulsando el
comercio, la industria, el turismo y el intercambio cultural. Países como Estados Unidos,
China y Japón son ejemplos claros de cómo una robusta red ferroviaria puede ser el motor de
un crecimiento económico sostenido.
En México, la historia del ferrocarril está ligada a la propia construcción del país. El «Caballo
de Hierro», como se le conoció en el siglo XIX, unió a una nación fragmentada por la
geografía y las diferencias sociales regionales. Sin embargo, a pesar de su glorioso pasado, el
sistema ferroviario mexicano ha sufrido un prolongado periodo de abandono y desinversión.
Hoy, en un momento en que México busca consolidarse como una potencia regional y lograr
un desarrollo más equilibrado y sustentable, es imperativo revalorizar el papel del ferrocarril.
La construcción de nuevas líneas, la modernización de la infraestructura existente y la
promoción del transporte ferroviario de carga y pasajeros son acciones estratégicas que deben
estar en el centro de la agenda nacional.
Los beneficios de un sistema ferroviario eficiente reduce los costos de transporte, facilita el
comercio interior y exterior, y promueve la inversión en diversos sectores productivos,
permite conectar zonas marginadas con los principales centros urbanos e industriales,
impulsando el desarrollo local y la creación de empleos y un sistema ferroviario eficiente
ofrece una alternativa de transporte segura, cómoda y accesible para la población.
La actual administración federal ha mostrado un interés renovado en el desarrollo ferroviario,
con proyectos emblemáticos como el Tren Maya y el Corredor Interoceánico del Istmo de
Tehuantepec, así como las futuras líneas a Nogales, Veracruz, Nuevo Laredo, Querétaro y
Pachuca.
Con estas obras México recuperara su vocación ferroviaria y aprovechara a mi parecer el
potencial de este medio de transporte para impulsar su desarrollo hacia el futuro.
El motivo esta columna semanal viene a alusión de mis reflexiones de ventana en un vagón
de tren mientras cruzaba la península de la hermana república de Yucatán y en mi cabeza
recordaba aquella canción compuesta en una tertulias universitaria que decía…”En las Vías
de la Facultad”

@RaulSaucedo
rsaucedo@uach.mx

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