Ellos que están ausentes, ellos que están presentes
Ellos que esperan la noche para ser susurrados
Ellos que nos ven de día y nos admiran de noche
Ellos que sin nuestro permiso abogan por nosotros
Ellos que vieron la luz y ahora están cegados
Ellos que nos ven lidiando con cifras y falsedad
Ellos que atienden nuestros llantos, ellos que se convierten en viento
Ellos pacientes y estoicos ante nuestras purgas
Ellos que esperan la reivindicación del apellido en cada acción
Ellos que esperan la continuidad de gestación en cada encuentro de alcoba
Ellos que brindan con sonrisas sonsacadoras a la luz de la hipocresía
Ellos que cuelgan de nuestro pecho y que incuban en la tinta de nuestra piel
Ellos que esperan en las sombras de la casa a nuestro encuentro
Ellos que, aunque digamos no más, saben que mentimos
Ellos que esperan la ofrenda, la vela y el agua con sal
Ellos que lo ven todo y son espectadores arbitrarios
Ellos que toman el atardecer como botín para el inicio de su fiesta
Ellos que nos tomaran de la mano cuando seamos citados
Ellos que son la segunda voz de nuestra conciencia
Ellos que hoy nos visitan y nos darán el beso frio en la frente para ser recordados