Los abrazos, los besos o los apretones de mano fueron de las primeras cosas que se desaconsejaron para evitar los contagios de coronavirus. Tras meses de separación de sus seres queridos, los ancianos de 24 asilos de Brasil han vuelto a recibir estas formas de afecto gracias a la fabricación de «cortinas de abrazos», grandes plásticos resistentes y transparentes que cubren todo el cuerpo e impiden las infecciones.
La cooperativa médica Unimed Blumenau distribuyó estas cortinas en las residencias de cuatro municipios del estado brasileño de Santa Catarina y está previsto que unos 600 mayores se beneficien del producto.
El plástico, además de ser muy manejable y adherirse con facilidad al cuerpo, imposibilita no solo la transmisión del covid-19, sino que también de otros virus. Su higiene es simple y se realiza con alcohol al 70 %.
El éxito del proyecto ha quedado plasmado en los rostros de felicidad de los ancianos al reunirse con sus familiares.
Marlise Hering estuvo un año y medio sin poder abrazar a su madre. «Vine para visitarla y fue una gloria poder abrazarla. Fue muy emocionante», relata.
La gerente de Unimed Blumenau, Mara Rúbia Krutzsch Olímpio, explica que la iniciativa intenta ofrecer una dosis de cariño y de amenizar las lagunas de afecto que sufren los ancianos, principales víctimas del covid-19.
«Es muy triste no poder recibir un abrazo de quienes amamos. Es desolador (…) Se trata de una cortina para que las personas se puedan reencontrar. Sentir otra vez la presencia entre padres e hijos, hermanos y familiares que estuvieron separados durante la pandemia. Tras meses y meses sin contacto, muchos pensaban que ya no podrían tocar a sus allegados», asegura.
Olímpio advierte que con el contacto físico los ancianos recuperan su autoestima y se garantiza su salud mental. «La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que la salud es un estado completo de bienestar físico, mental y social y no solo la ausencia de una dolencia o enfermedad», dice.
Tras más de un año sin poder tocarse, Marlise Hering abraza a su madre en una residencia en Brasil.Unimed Blumenau
Las cortinas –24 en total, una para cada asilo– han sido confeccionadas por las costureras de la Cooperativa de Grupos de Inclusión Productiva (Coopergips), que trabaja junto a Unimed Blumenau, y permanecerán en las residencias por tiempo indefinido.
Todo vacunados
Todos los mayores que usaron las «cortinas de abrazos» han sido vacunados. La campaña de inmunización comenzó a mediados de enero en Brasil con los profesionales de salud y después, a principios de febrero, con los ancianos. Los datos preliminares indican que se ha producido desde entonces un descenso de hospitalizaciones de ancianos, que suman 30 millones en un país de 211 millones de habitantes.
Según el Ministerio de Salud, los pacientes de 71 años o más representaban el 38 % de las hospitalizaciones en la primera semana del año y bajó hasta un 26 % en la primera de abril.
Costureras de la Cooperativa de Grupos de Inclusión Productiva fabrican las «cortinas de abrazos».Unimed Blumenau
En Brasil, se han vacunado más de 30 millones de personas de la primera dosis, alrededor de un 19 % de la población. La inmunización a personas de 90 años se intensificó en febrero, de 70 años a mediados de marzo y de 60 años en abril.
También se registró una baja en el número de muertes. Si en 2020, el número de ancianos mayores de 70 años representó el 51 % de fallecimientos en hospitalizaciones por síndrome respiratorio, en los primeros cuatro meses de 2021 los decesos descendieron hasta un 44 %.
El gigante latinoamericano vive uno de los peores momentos de la pandemia con una media móvil de casi 2.400 personas por día, y con variantes del covid-19 mucho más agresivas que se ensañan más con los jóvenes. En marzo, la mayoría de los pacientes que estaban ingresados en Unidades de Terapia Intensiva (UTIs) tenían menos de 40 años. En total ya son más de 395.022 muertes y se han superado los 14,4 millones de contagios. Unos datos que por ahora solo arrojan pesimismo.
Un nuevo paquete de documentos vinculados al caso de Jeffrey Epstein, difundido por el Departamento de Justicia de Estados Unidos, incluye múltiples referencias al presidente Donald Trump y a presuntos viajes que habría realizado en el avión privado del fallecido financiero durante la década de 1990. Los archivos citan que Trump habría volado en al menos ocho ocasiones entre 1993 y 1996, en algunos trayectos junto a Epstein, Ghislaine Maxwell y una mujer identificada como de 20 años en ese momento.
De acuerdo con un correo electrónico fechado el 7 de enero de 2020 y enviado por la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York, los registros de vuelo recibidos entonces reflejarían que Trump viajó en el jet de Epstein más veces de lo que se había reportado previamente. El mensaje señala que en al menos cuatro vuelos Maxwell también figuraba como pasajera y que en dos trayectos viajaron mujeres que podrían haber sido posibles testigos en el caso en su contra.
El mismo correo detalla que en un vuelo de 1993 Epstein y Trump habrían sido los únicos pasajeros, mientras que en otro viaje aparecían Epstein, Trump y una mujer de 20 años cuyo nombre fue censurado. No existe indicio de que dicha mujer haya sido víctima de algún delito, y la inclusión de nombres en los archivos no implica, por sí misma, la comisión de un crimen.
La publicación de estos documentos se suma a una liberación previa de archivos relacionados con las investigaciones sobre Epstein. Durante su campaña presidencial más reciente, Trump prometió hacer públicos materiales vinculados al caso. Sin embargo, en verano, el Departamento de Justicia generó críticas al anunciar que no divulgaría expedientes adicionales y que no había encontrado una lista incriminatoria de clientes.
Ante la nueva difusión, el Departamento de Justicia afirmó que se liberaron casi 30 mil páginas más y que algunos documentos contienen señalamientos falsos y sensacionalistas contra Trump, presentados al FBI antes de la elección de 2020. En un comunicado, la dependencia aseguró que esas afirmaciones carecen de sustento y que, de haber sido creíbles, ya se habrían utilizado en su contra.
Trump ha negado de manera reiterada cualquier conocimiento o participación en las actividades criminales de Epstein. Ambos mantuvieron una relación social durante años, la cual, según registros públicos, se rompió en 2004.
Entre los documentos también figura una carta atribuida a Epstein y dirigida a Larry Nassar, exmédico del equipo de gimnasia de Estados Unidos, cuya autenticidad fue objeto de un análisis de escritura solicitado por el FBI. Epstein fue hallado muerto en su celda en agosto de 2019; su muerte fue clasificada como suicidio.