En el PRI están afilando los machetes, las guadañas y las guillotinas para descabezar a todos los que a su parecer los arrastraron a una de las derrotas más humillantes y aplastantes que haya sufrido el PRI en casi 90 años de existencia. Desde luego que el castigo no es por la infección crónica de corrupción que vive el partido, tampoco por las traiciones a Chihuahua, el endeudamiento, los delitos cometidos o algo así. Lo que van a castigar es el único pecado que reconoce el PRI: perder.
Lo único que aún debaten es hasta dónde fue ineptitud y hasta dónde abierta traición, pero en lo que la gran mayoría está de acuerdo es que la gente de Juárez que quería enseñarle maldades al Diablo, encabezada por Adriana Terrazas y Guillermo Dowell, la que debe salir cuanto antes de la dirigencia y ser el chivo expiatorio. Por lo pronto, el Comité Ejecutivo Nacional ya emprendió un detallado análisis para conocer por qué perdió en cada estado, y huele a mala imagen del gobierno y traiciones.
De manera aún un poco velada, pues muchos del PRI continúan cobrando en Palacio, el Congreso o de plano le deben todo a Duarte, pero el principal señalado por la catástrofe en la entidad es precisamente el gobernador, quien poco a poco fue desplazando a muchos reales liderazgos, con probada capacidad y lealtad al partido, para colocar a sus incondicionales, quienes no pudieron con el paquete.
Más prontos que tardados ya levantaron la mano para asumir las riendas del partido Jorge Neaves, Xóchitl Reyes, Víctor Valencia, Lilia Merodio, Marco Quezada, Pedro Domínguez, Graciela Ortiz, Óscar Villalobos, Fermín Ordóñez… y los que salten. Aunque todos dicen respetar los tiempos oficiales, la verdad es que ya están dándole picones a Dowell y Terrazas para que agarren sus chivas y se larguen.
Y es que la dirigencia será prácticamente la única nómina y espacio de poder con el que se quedará el PRI. De ahí en fuera será esperar dos años para volver a soñar con huesos, y quien acapare la dirigencia ahorita, por pequeñita que pueda parecerle a algunos, será quien ponga a los candidatos a senadores, alcaldes, apoyar por la presidencia, y redefina el nuevo rumbo del partido. Es tan importante esta posición que algunos priístas hasta podrían acabar beneficiados, sin quererlo, por la tunda al PRI, pues de estar relegados regresarían a un papel protagónico.
Lo cierto es que para 2018 nada está dicho. Los escenarios aún son muy turbios aunque se perfilan tres a grandes rasgos: que el PRI divida el voto opositor lo suficiente como para mantener la presidencia con menos del 30% de los votos; que López Obrador arrase como muchos piensan, o que un independiente o panista de buen ver logre reunir en su figura el antipriísmo que aún bulle en el país. Lo anterior es casi obvio, pero nada más puede adelantarse de momento.
Otro tema que agitó las aguas fue el del nuevo endeudamiento de Palacio, sí, otro más de despedida, por 2,900 millones de pesos, el cual en un principio se dijo que sería para terminar las obras pendientes de la administración, pero trascendió que se emplearía en asegurar los pagos a proveedores (muchos de ellos amigos, aliados, y hasta ellos mismos), así como los salarios, aguinaldos, compensaciones y despedidas. Es decir, el último mordisco al botín.
Javier Corral fue el que puso el grito en el cielo y las redes reaccionaron. De inmediato se organizaron movilizaciones para reventar a cualquier costo la aprobación de más deuda, y la gente se puso tan brava que hasta los líderes empresariales se apersonaron para ver qué traían los diputados priístas que aún son los mandamases en el Congreso.
Rodrigo de la Rosa explicó que la Ley de Disciplina Financiera obliga al Gobierno de Chihuahua a pagar su deuda a corto plazo tres meses antes de la entrega de la administración, y esa deuda efectivamente asciende a 2,900 millones de pesos. El pago de esta deuda es obligado, dijo, y por tanto se buscó un nuevo endeudamiento para pagar las deudas… También se contempló la bursatilización de un fideicomiso carretero por 6 mil millones de pesos.
Mientras son peras o manzanas, Javier Corral entró al quite y nombró a Gustavo Madero, Arturo Fuentes Vélez, Ismael Rodríguez, Eduardo Fernández y Fernando Mesta como encargados de vigilar el asunto. También aclaró que ellos son los “únicos autorizados para la interlocución”, y desautorizó así las tomas de carreteras y del Congreso que se tenían preparadas.
El asunto no se trata tan sólo de cancelar el movimiento, pues lo cierto es que las finanzas de Chihuahua están famélicas pues la actual administración las ordeñó hasta el cansancio. Hay 46 mil millones de pesos que nadie sabe dónde están, y Corral ha sido enfático en que no habrá otra que recuperar al menos parte de esa lana para reponerla al estado y reconciliar a la ciudadanía. Con impunidad seguirá la crispación social, y ha reiterado que el gobernador César Duarte deberá pagar por sus delitos.
Lo que llama aquí la atención es si el PRI local y nacional le entrarán al quite para defenderlo. Con la actual situación, ni en el altiplano ni en Chihuahua lo quieren, y los priistas no están dispuestos a seguir cargando entre todos por los saqueos de unos cuántos (a muchos no les tocó nada y eso los ofende también). Por como empiezan a pintar las cosas, todo indica que la promesa de enviar a Duarte a la cárcel no será una mera cantaleta y quien conoce a Javier Corral sabe que es cierto.
Otro que trae deudas es el ex contendiente ‘Chacho’ Barraza. El independiente al parecer no pagó a unos 1,800 promotores del voto, quienes desde luego no recorrieron las colonias bajo el ardiente sol por amor a la causa, sino por un sueldo de más o menos mil pesos semanales. Ayer se apersonaron en la agencia de contratación Joint, que tuvo que encerrarse y hasta la policía acabó en el lugar.
Por último hay que abordar la escasez de gasolina que ya puso como locos a los chihuahuenses, quienes ahora sí de plano tendrán que echar mano de caballos, burros y bicicletas, pues ni hay transporte público que sirva ni gasolina para sus muebles. Dicen que esto se debe al robo de combustible, pero deja muchas dudas. En redes sociales la raza especula, enojada, que es la venganza de Duarte contra Chihuahua por no haber soportado 5 años más de sus maneras…
Lo cierto es que ni el todavía gobernador ni nadie se su equipo tiene nada qué ver. Si bien hubo fallas por tomas clandestinas, el problema se agravó recio por fallas en el sistema de facturación y en las estaciones de bombeo de Cadereyta.Se espera que en las próximas horas se reestablezca el servicio, sólo que la ciudadanía se aguante de hacer compras de pánico, así no hay suministro que aguante.