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En lugar de juzgar todo y todos, ¡cuidado con nosotros mismos!: El Papa

Estamos llamados a “vigilar nuestro corazón” para no sucumbir al mal y dar escándalo a los demás. Palabras de Jesús que el Papa recordó a la hora del Ángelus, llamando a todos los cristianos a estar “atentos a la cerrazón” que es “la raíz de muchos males en la historia”. Atentos también debemos estar a la cerrazón de la Iglesia, advierte Francisco, porque “el diablo siempre insinúa sospechas para dividir y excluir”.

Como cada domingo el Papa Francisco se asomó a la ventana del Palacio Apostólico Vaticano para rezar junto con los fieles presentes en la Plaza de San Pedro la oración mariana del Ángelus y compartir su comentario al Evangelio del día, hoy, Marcos, (9,38-43.45.47-48), que nos habla de un breve diálogo entre Jesús y Juan.

Llamados a vigilar nuestro corazón
Francisco comenzó haciendo presente que Juan habla “en nombre de todo el grupo de discípulos”. Ellos habían visto a un hombre “que expulsaba demonios en el nombre del Señor, pero se lo impidieron porque no formaba parte de su grupo”. En este punto, -siguió diciendo el Papa – Jesús invita a no obstaculizar a los que hacen el bien, porque contribuyen a la realización del plan de Dios. Y luego, “los amonesta”:

En lugar de dividir a las personas en buenos y malos, todos estamos llamados a vigilar nuestro corazón, para no sucumbir al mal y dar escándalo a los demás.

El Santo Padre explicó que las palabras de Jesús “revelan una tentación y ofrecen una exhortación”:

La tentación es la de la cerrazón. Los discípulos querrían impedir una buena obra sólo porque la persona que la ha realizado no pertenece a su grupo. Creen que tienen «derechos exclusivos sobre Jesús» y que son los únicos autorizados a trabajar por el Reino de Dios. Pero así acaban sintiéndose privilegiados y consideran a los demás como extraños, hasta el punto de volverse hostiles hacia ellos.

Así, el Papa constató que, de hecho, toda cerrazón “hace tener a distancia a los que no piensan como nosotros”. Y esto “es la raíz de muchos de los grandes males de la historia – afirmó -: del absolutismo que muchas veces ha generado dictaduras y de tantas violencias hacia el que es diferente”. En este punto, el Papa Francisco realizó una advertencia: también debemos estar atentos a la cerrazón en la Iglesia, porque el diablo, “que es el divisor -esto es lo que significa la palabra ‘diablo’, que ‘hace la división’- siempre insinúa sospechas para dividir y excluir a la gente”.

Lo intenta con astucia, y después puede pasar como con aquellos discípulos, que llegan a excluir incluso a los que habían expulsado al propio diablo.

A veces también nosotros, continuó el Papa, “en lugar de ser comunidades humildes y abiertas, podemos dar la impresión de ser ‘los mejores de la clase’ y mantener a los demás a distancia”:en lugar de intentar caminar con todos, – advirtió nuevamente – podemos mostrar nuestra «licencia de creyentes»: «Yo soy católico, yo soy católica», «Yo pertenezco a esta asociación, a aquella…» Y los demás son unos pobrecitos, ¡no! Esto es un pecado: exhibir la «licencia de creyentes» para juzgar y excluir. De ahí que invitase a todos los fieles a pedir “la gracia de superar la tentación de juzgar y catalogar”, añadiendo que Dios “nos preserve de la mentalidad de ‘nido’”, es decir, la de “guardarnos celosamente en el pequeño grupo de los que se consideran buenos”:

El sacerdote con sus fieles seguidores, los agentes de pastoral cerrados entre sí para que nadie se infiltre, los movimientos y asociaciones en su carisma particular, y así sucesivamente. Cerrados. Todo esto corre el riesgo de convertir a las comunidades cristianas en lugares de separación y no de comunión.

El Espíritu Santo – reiteró el Papa – no quiere cerrazones; quiere apertura, comunidades acogedoras donde haya lugar para todos.
El riesgo de ser inflexible con los demás e indulgente con uno mismo
Tras hablar de la tentación revelada por Jesús, el Santo Padre habló de la exhortación que el Maestro nos hace:

En lugar de juzgar todo y a todos, ¡tengamos cuidado con nosotros mismos! De hecho, el riesgo es ser inflexible con los demás e indulgente con nosotros mismos. Y Jesús nos exhorta a no pactar con el mal, con imágenes impactantes: «Si algo en ti es motivo de escándalo, ¡córtalo!». No dice: «Piénsalo, mejóralo un poco…». No: «¡Córtalo!» Si algo te hace mal, ¡córtalo! No dice «si algo es motivo de escándalo, detente, piensa un poco, mejora un poco…¡no! «¡Córtalo, de inmediato!».

Opinión

Migrantes, la fuerza que EU quiere desaparecer. Por Caleb Ordoñez T.

Estados Unidos ha sido construido sobre la base del trabajo y el sacrificio de migrantes. Desde su fundación, ha sido un país que ha recibido a quienes buscan una vida mejor, aportando su talento y esfuerzo a la economía. Sin embargo, hoy en día, la comunidad latina enfrenta una crisis sin precedentes, resultado de políticas migratorias amenazan su estabilidad y afectan directamente el desarrollo del país.

La fuerza económica de los migrantes latinos

Caleb Ordóñez T.

Hablar de migrantes latinos en Estados Unidos es hablar de una comunidad que mantiene en marcha sectores clave de la economía. Desde la agricultura hasta la construcción, la hotelería y los servicios, su trabajo es esencial para el funcionamiento de la nación. Según el Pew Research Center, los latinos representan casi el 18% de la población estadounidense y desempeñan un papel fundamental en la economía, contribuyendo con más de 2.8 billones de dólares al PIB.

A pesar de su importancia, las políticas migratorias recientes han puesto en jaque a esta comunidad, generando redadas y deportaciones masivas que han dejado campos de cultivo vacíos, tiendas sin empleados y empresas en crisis. Las cosechas se están perdiendo porque no hay trabajadores para recogerlas, y los negocios enfrentan problemas porque faltan manos que los mantengan en marcha.

Redadas que ahogan la economía

El discurso oficial justifica las redadas masivas como una estrategia para “sacar criminales de las calles”. Sin embargo, en la práctica, los operativos de ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas) han golpeado con más fuerza a trabajadores agrícolas, empleados de supermercados, obreros de construcción y personal de restaurantes.

Las imágenes de supermercados con estantes vacíos y campos de cultivo con frutas y verduras pudriéndose reflejan una crisis migratoria y una económica. Sin estos trabajadores, la inflación sube, los precios de los alimentos aumentan y el sector empresarial enfrenta una escasez de mano de obra que amenaza con afectar la recuperación económica tras la pandemia.

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