En una entrevista con The Times, un expiloto de drones Reaper ha compartido detalles traumáticos de su experiencia mientras servía en la Real Fuerza Aérea Británica.
«En mis pesadillas veo a gente quemada hasta morir y a los cadáveres de mujeres y niños en la calle«, reveló el oficial, de 43 años, identificado simplemente como R. por motivos de seguridad.
R. contó que «jugaba a ser Dios» cuando disparaba misiles contra objetivos del Estado Islámico (EI) en Irak y Siria desde cabinas especializadas en Reino Unido, a 3.500 kilómetros de distancia.
Sin embargo, R. veía las sangrientas consecuencias de sus acciones a través de cámaras de alta definición, y esas escenas se le quedarían grabadas en la mente por siempre.
«Tu cerebro no puede apreciar la diferencia entre 4.000 kilómetros y un metro», asegura.
En 2014, el mismo año en que la coalición liderada por Estados Unidos comenzó sus ataques aéreos en las regiones controladas por el Estado Islámico, R. fue puesto a cargo de un MQ-9 Reaper no tripulado equipado con cuatro misiles para aniquilar objetivos de forma remota.
No obstante, pese a que los objetivos de los ataques eran rigurosamente monitoreados y estaban dirigidos solamente contra terroristas del EI, R. considera que algunas de las muertes, que supuestamente incluían a civiles, fueron «moralmente cuestionables».
Según contó el expiloto, durante una misión en Deir ez Zor (Siria) en septiembre de 2016, vio a tropas estadounidenses atacar a civiles en un mercado y expresó su preocupación de que el objetivo del ataque fueran combatientes del Gobierno sirio en lugar de extremistas del EI. Sin embargo, después de eso, sus superiores se limitaron a degradarlo y enviarlo a una unidad diferente.
En 2020, R fue removido del escuadrón Reaper por presentar trastorno de estrés postraumático y en estos momentos está exigiendo una compensación monetaria a las Fuerzas Armadas.