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En riesgo la industria cinematográfica y más de 40 mil empleos directos

Con la finalidad de apoyar a la industria cinematográfica que ha tenido considerables pérdidas a causa de la emergencia sanitaria generada por el virus SARS-CoVid-19, el senador por Morena, Cruz Pérez Cuéllar, realizó un exhorto al Consejo de Salubridad General para que tome en cuenta un estudio realizado por la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (CANACINE) para que se reconsidere la reapertura inmediata de esta importante industria.

El senador morenista, es su calidad de presidente de la Comisión de Radio, Televisión y Cinematografía en el Senado de la República, teniendo en cuenta que el cierre de los cines ha significado pérdidas muy significativas para la industria, y más aún, el costo que representa para las empresas mantener la plantilla laboral, solicita se generen los mecanismos para la apertura de las salas.

En ese sentido, a pesar de que las principales cadenas de exhibición cinematográfica del país han hecho todo lo posible para continuar apoyando a sus trabajadores en estos momentos difíciles, de continuar cerrados, están en riesgo más de 40 mil empleos directos de la industria de exhibición y cientos de miles de empleos indirectos que dependen de su subsistencia y pronta reactivación.

El estudio presentado por la Confederación de Cámaras Industriales (CONCAMIN) en coordinación con la CANACINE, fue desarrollado por expertos, tomando en cuenta la experiencia internacional de los países en los que los cines no cerraron a pesar de la emergencia sanitaria, así? como la experiencia de los países que ya los han reabierto.

El documento destaca una serie de medidas de seguridad e higiene que garantizan un mínimo riesgo de contagio que se complementan con la misma naturaleza y características de la exhibición cinematográfica.

Entre las medidas se encuentran la distancia entre butacas y filas, inclinación tipo “estadio”, así? como el hecho de que los clientes se mantengan en silencio – evitando dispersión de saliva -, sentados en un mismo lugar la mayor parte del tiempo y mirando siempre en una misma dirección, entre otras que hacen que el riesgo de contagio en cines sea mínimo y, ciertamente, mucho menor que el que existe en otras industrias y negocios.

Con miras a la reactivación temprana de sus operaciones se propone que las empresas de exhibición cinematográfica, plantean las medidas y protocolos sanitarios para la protección de clientes y empleados como reducción de aforo al 50 %, sana distancia recomendada por la OMS, señalización para sana distancia en taquillas y dulcerías, programación de horarios para evitar aglomeración.

Además se plantea sanitización exhaustiva entre las que destacan labores de limpieza y sanitización continua de los conjuntos cinematográficos, se tendrá a disposición de clientes y empleados gel hidroalcohólico en diversos lugares de los conjuntos cinematográficos y se habilitarán medios digitales para la compra de boletos

De la misma manera, se dotará a los empleados de uniformes de trabajo, los empleados deberán utilizar, en todo momento, cubre-boca, cofia y, aquellos que se encuentren en puntos de venta y en mayor contacto con los clientes, deberán utilizar careta y guantes.

Por lo que, teniendo en cuenta el alto potencial de éxito de estas y otras medidas, así como protocolos observados en otros países como Estados Unidos y España, el senador morenista exhorta al Consejo de Salubridad General reconsidere la reactivación de esta industria y se generen los lineamientos adecuados para su regreso.

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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