Según las autoridades, la cifra de asesinatos se mantuvo cuesta arriba durante prácticamente todo el sexenio de Felipe Calderón, y se contuvo por primera vez en 2012, cuando se difundió la atroz cifra de 26,037 asesinatos documentados y reconocidos a nivel nacional (22 por cada 100.000 habitantes), 1,176 menos que en 2011.
Los datos del INEGI no detallan cuántos de esos muertos murieron por las balas del crimen organizado y cuántos por asesinos “comunes”, ya que muchos de esos casos no han sido esclarecidos y sencillamente no se tiene ni idea de quién o por qué los mató.
Los datos también muestran que Chihuahua, con dos de las capitales mundiales del sicariato, pasó a ser el segundo estado con más muertos, pues con la “esperanzadora” cifra de solo 2,783 homicidios, quedó detrás del Estado de México, donde hubo 2,905 ejecuciones.
Sin embargo, la diferencia poblacional entre ambas entidades es enorme, de manera que mientras en el Estado de México se registraron 18 muertes violentas por cada 100,000 habitantes, en Chihuahua hubo 77 por cada 100,000, lo que significa que, si vives en Chihuahua, es más probable que te aniquilen a que te saques la lotería.
Pero un punto que vale la pena destacar aquí, son las cifras de muertos no reconocidos, pues se desconoce por completo cuántos miles de cuerpos no están disueltos en ácido, sepultados en narcofosas o en los estómagos de animales que se comieron los restos encontrados en los montes.
Se sabe, por ejemplo, que tanto militares como sicarios emplearon trascabos para excavar grandes cementerios clandestinos. De esta práctica hay abundantes testimonios en Tamaulipas (ninguno oficial), aunque en Chihuahua es seguro que también las hay aún, pero no las hemos encontrado y muchas quizá no las encontraremos jamás.
Mientras, la estrategia de seguridad, indiscutiblemente errónea, sigue en práctica en Michoacán como su laboratorio y el resto del país como una granja de víctimas de ocurrencias. Todo sigue igual, exactamente igual, y Michoacán es la prueba.
Si acaso ha habido un cambio, es en la comunicación de la violencia, pues a diferencia del año pasado, no tenemos una ocurrencia en vez de presidente, sino a un hombre que si bien no ha resuelto nada, cuando menos no ha empeorado las cosas.
La seguridad en Chihuahua es y seguirá siendo una de las principales preocupaciones, pero no la única, y para resolverlas el gobernador César Duarte podría comenzar a filtrar desde hoy los cambios que hará en el gabinete, así que los reporteros de la fuente no se quieren mover de Palacio, ni siquiera por los burritos de Doña Luly, ante la expectativa de una sorpresiva rueda de prensa.
Como ya lo adelantamos, las secretarías que suenan para ser renovadas son Desarrollo Rural, Salud, Economía, Desarrollo Urbano y la Fiscalía, pero algunos de estos puestos podrían ser dejados con un encargado, mientras se ajustan bien las tuercas y se elige a los candidatos ideales.
Y es precisamente Guillermo Márquez, secretario de Desarrollo Urbano, quien tiene los días contados para hacer circular el Vivebus, pues para el próximo 19 de agosto, día de regreso a clases, debe estar listo.
Pero cada vez que parece que ya todo saldrá bien, algo sucede y hay retrasos y más retrasos, por lo que están apretando el paso.
Y hablando del regreso a clases, nos reportan que algunas autoridades escolares, directores y “padres de familia” ya planean una estrategia para dar marcha atrás a la prohibición de las cuotas escolares.
Su principal ariete para reventar la prohibición es sencillamente dejar caer las escuelas a niveles de incomodidad e insalubridad insoportables para los alumnos, aun cuando ya de por sí la mayoría deben soportar el calor o frío extremos, la falta de agua y ventanas rotas, falta de materiales, etcétera.
Así, se avecina una especie de “bullying sanitario” contra los pequeños, que esperan reviente la paciencia de sus padres para que se acerquen a ver en qué cooperan y cómo pueden dar a los pequeños un trato similar al de los internos de Aquiles Serdán o, si no es mucho pedir, hasta un poquito mejor.
Otra estrategia será el bullying institucional, pues las prácticas de exhibir a quienes no pagan, condicionar boletas y certificados o simplemente estar lanzando indirectas muy directas en cada clase, pueden bastar para presionar al niño al grado que convenza a sus padres de pagar una cuota que en algunos va a parar en notables mejoras al mobiliario y los servicios… de las casas de los directores.
Esto se suma a los 3,000 pesos en promedio que debe gastar cada familia en útiles y uniformes para el regreso a clases, que también ya empezaron a subir como la espuma, pues algunos comerciantes quieren cobrarse en estas fechas todo lo que no han ganado en el año. Mientras, la Profeco que encabeza Eduardo Terrazas parece dormida.
Y donde también se hacen los dormidos es en el Instituto Estatal Electoral, donde se avecina otro agarrón para ganar entre tribunales y acciones dudosas lo que no se puede ganar claramente en las urnas.
Los plurinominales son el botín pendiente y aunque el PRI en un acto de absurda soberbia no registró a ninguno, podría de todas formas colocar a dos, Daniela Garza y Elvira González, ambas derrotadas en la pasada elección.
El IEE simplemente parece ser un patiño del PRI, pues ni se esfuerza por ocultar su sumisión a los poderes concentrados en este partido y en su hombre fuerte: el gobernador.
Las diputadas llegarían con posiciones ganadas por el Verde, el Panal o el PT, partidos satélites que giran en torno a posiciones y presupuestos, nada más.
Al PRI le han salido muy caras las alianzas con partidos que, sin su apoyo, estarían en la ruina o desaparecidos, pero que insiste en mantener a costa de sus propios intereses.
El PAN va a impugnar, pero de nada le va a servir, pues el PRI rara vez pierde estos pleitos y si no nos cree, verá.
Y otra situación que hay que ver para creer es la actitud del hijo de Javier Garfio, quien acudió al Reto Tarahumara rodeado por una nutrida escolta personal, pues aunque el gobierno insiste en que todo es seguro y que no pasa nada, el miedo no anda en burro y saben que la realidad es que hay un matadero.
Otro desastre en el Reto Tarahumara es que la atención a medios que ofrece la Secretaría de Turismo es patética, pues no hay transporte para mover a la prensa local, nacional e internacional, y todos ellos fueron hospedados en hoteles de quinta pues no se respetaron las reservaciones que se hicieron hace dos meses. Un marranero, en pocas palabras.
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