Ni en su peor pesadilla hubiera contado Enrique Serrano con el escenario actual, en el que a cinco días de su ratificación como candidato oficial del PRI a la gubernatura, su coordinador de campaña le renuncie para volver a atender lo que queda de su changarro en la alcaldía de Chihuahua, pues por más que se quiera hacer un control de daños, no puede esconderse la fractura que vive el PRI.
Esta jugada detonada por el de nuevo alcalde de Chihuahua, Javier Garfio, tiene una serie de carambolas políticas, la primera repercute directamente en el principal objetivo del duartismo que es darle continuidad a su grupo político en la gubernatura, pues para nada puede ser beneficioso que el coordinador, elemento clave y fundamental de la estrategia, tumbe a su jinete a medio arroyo.
Tampoco es que la estrategia se desmantele. Garfio nunca embonó en el equipo de Enrique Serrano, nunca confiaron en él, ni en su lealtad ni en su capacidad, como suele ocurrir cuando la gente tiene alianzas solamente cosméticas pero no operativas. Lo que sorprende es que Memo Márquez, un verdadero tiburón de la operación política, no haya heredado el cargo que en los hechos más o menos ha venido desempeñando.
Y es que volvemos a lo mismo. En el PRI todos se ven con desconfianza, ya que de por sí la política no es un oficio para crédulos, en el PRI y en todos los partidos con una mano saludan y con otra apuñalan, pero durante los últimos años la vida interna del tricolor ha sido caracterizada por el autoritarismo, la exclusión y las majaderías gratuitas.
Quizá es por ello que Enrique Serrano prefirió la lealtad que la efectividad, y nombró a Adriana Terrazas como su nueva coordinadora, pues si bien no es la más experimentada ni reconocida en la materia, su lealtad ha superado toda prueba y esta política cuenta con la confianza plena del serranismo, que así busca dejar de tirar palos ciegos y ponerle todas las canicas a una persona que puede fallar pero no tirar la toalla, aparte que Adriana sería la primera interesada en el triunfo de Serrano, pues eso sería una catapulta política también para ella.
Pero la extrema lealtad a Serrano también es un arma de dos filos, pues es casi la única lealtad que tiene. Carece de puentes con otros grupos del PRI y le será complicado coordinarse con ellos, problema que también tenía Garfio, de manera que el agandalle del poder y las posiciones de las candidaturas trae sus consecuencias.
Y es que si bien los eventos han lucido a reventar, lo cierto es que el acarreo priísta es cada vez menos garantía de lealtad y pasión de militantes y simpatizantes, pues si bien fueron más de 300 camiones los que llevaron unas 6 mil almas al gimnasio del Colegio de Bachilleres, lo cierto es que tan pronto recibieron su dádiva comenzaron a irse, y es una constante que se ha repetido en los eventos priístas. Recordemos que el priísta raso suele ser (no todos) un personaje sin convicción, que sólo se arrima a ver qué le dan y luego se va. Otra opción es hacer más ricos los lonches y cortarle tiempo a los faraónicos discursos.
También hay que ver cómo le cayó a Eugenio Baeza, el Tony Stark chihuahuense, la bajoneada que le dieron de su nube, pues se dijo sorprendido del regreso de Garfio, y no pudo ni trató de ocultar su molestia y su desconcierto, el cual afecta también a la militancia, que ha sido ignorada como siempre, pero mucho más que de costumbre. Ahora ni le tapan el ojo al macho.
Las respuestas de los tricolores cercanos a estos personajes confirmaron que ni para tapar el pozo pudieron ponerse de acuerdo, y mientras unos decían que ya se había “acordado”, otros estaban muy “sorprendidos”; mientras unos decían que era para concluir proyectos pendientes, otros dicen que es para ajustar cuentas. En fin, el pleito está con todo.
Así, lo que queda más que claro es que la supuesta ‘pax priísta’ se cae a pedazos, mientras en PAN está dando una sorpresa similar, pero a la inversa. Por primera vez en muchos años personajes que no se pueden ni ver se dan la mano, sonríen juntos y aunque se dan sus pellizcos y coscorrones salen dándose su sobadita ante la cámara.
Y es que a pesar de la dirigencia panista, e incluso de sus candidatos, la militancia está saliendo de las ratoneras y sacando la casta. Las condiciones favorecen más que nunca a los proyectos opositores y mientras que en el PRI los simpatizantes pisan y se van, en el PAN empujan a sus propios líderes y abanderados. La militancia se está notando.
Y es que no es tanto cuestión de partidos, sino de antiduartismo. Lucía Chavira está superando incluso los pronósticos más favorecedores que veían sus seguidores, y a medida que el éxito asoma las narices más y más se quieren subir al tren ganador, pues Maru Campos es, ante los panistas y ante la ciudadanía, la candidata del duartismo, por muy panista que sea. Además hay que sumar el capital político que ha sumado Lucía en su carrera, dentro y fuera del PRI, y la sana distancia que ha tomado Marco, apoyando y operando desde lo oscurito, dejando a un lado la soberbia y el ego.
El dinero del erario debe utilizarse en obras y servicios, no en campañas políticas. Bajo esta premisa, José Luis Chacho Barraza rechazó la prerrogativa que le corresponde para hacer campaña, al ser registrado ayer como candidato independiente a gobernador ante el Instituto Estatal Electoral.
Al que le han puesto traba tras traba, y lo han trabado, es a José Luis Barraza, a quien le tocan sólo 360 mil pesos del pastel prerrogativo, y es tan paupérrimo en comparación con lo que reciben otros candidatos (por dentro y por fuera de las cuentas) que decidió no agarrarlo y buscar por su cuenta la lana, pues esas prerrogativas sirven más como publicidad que como dinero para moverse.
Así, Chacho invitó a los otros candidatos a dejar de parasitar el dinero del pueblo en promocionar su imagen, y si son tan populares y queridos que consigan recursos propios. Imaginen cómo han de haber reaccionado los Aguilar o las Aragón, parásitos que viven de las prerrogativas, ante tan singular propuesta, que sería casi como invitarlos a ponerse a trabajar, ¡impensable!
Así, Chacho ha preferido mantenerse alejado de las polémicas e impulsar lo que de verdad es el eje de su campaña, el combate a la corrupción y la impunidad, y buscar una mejor calidad de vida para los chihuahuenses. De eso se trata.
Pero los ataques contra Chacho no paran. La autoridad electoral está analizando una impugnación que viene del PRD, así como contra tres independientes juarenses. A Chacho le tocó la buena y la mala suerte de ser el primer candidato independiente a la gubernatura de Chihuahua, buena por ser un pionero y un parteaguas, mala por enfrentar todas las trabas y abrir el camino para otros que vendrán después, aunque es muy pronto para darlo por perdido, Chacho aún trae sus torpedos bajo el brazo.