El 21 de febrero de 2019, la cima del Alto da Foia en el Algarve portugués amanecía con lluvia y niebla. Aquella jornada se disputaba la segunda etapa de la Volta ao Algarve, y entre los corredores figuraba un joven esloveno de 20 años llamado Tadej Pogacar. Nadie lo sabía entonces, pero ese día estaba naciendo una leyenda.
Pogacar ganó al sprint en la cima, superando a Wout Poels y Enric Mas. Era su primera victoria como profesional. Hoy, suma ya 100 triunfos, el más reciente en la etapa 4 del Tour de Francia 2025. En tan solo seis años, ha transformado el ciclismo moderno y se ha convertido en un corredor de época.
Un ciclista que domina… con estilo

De sus 100 victorias, 18 han sido en el Tour de Francia, todas conseguidas en apenas cinco temporadas. Y cada una de ellas ha mostrado su instinto, clase y visión de carrera.
Para celebrar la número 100, lo planeó todo con precisión. Pidió a su compañero Tim Wellens que sumara los puntos de montaña el día anterior para ceder el maillot de lunares y así poder ganar vestido con el arcoíris de campeón del mundo. Para Pogacar, el Tour de Francia es como un videojuego: lo controla todo, hasta el diseño del nivel que va a superar.
Pero a diferencia de los videojuegos, verlo competir nunca aburre. Su forma de correr es impredecible. Si su primer plan no funciona, tiene un segundo, y si es necesario, un tercero. Lo intenta hasta romper la carrera. Así se gana 100 veces.
Una etapa hecha a su medida
La etapa 4 del Tour 2025 parecía escrita para él. Subidas cortas y explosivas, carreteras estrechas… un terreno tipo Ardenas donde Pogacar ya ha brillado en el pasado (tres victorias en Lieja-Bastoña-Lieja y dos en Flecha Valona). Pero su forma de ganar aún estaba por verse.
Hasta ahora en el Tour, había corrido con cautela. Su equipo decía que solo buscaban salir bien librados de la primera semana. Pero, como suele pasar con Pogacar, todo era un engaño.
Cuando la carretera se empinó camino a Rouen, el esloveno atacó. Fue el clásico movimiento devastador: sentado, concentrado, con la boca apretada. Jonas Vingegaard casi se queda cortado… pero resistió. Pogacar no logró irse en solitario, pero no se rindió.
Entonces recurrió a su arma secreta: el sprint con piernas fatigadas. A él el cansancio le afecta menos. En los últimos metros, tras 174 km de terreno quebrado, se lanzó con todo. Venció a Mathieu van der Poel por casi una bicicleta de ventaja y levantó los brazos, como tantas veces antes.
“Recuerdo mi primera victoria profesional en Algarve. Fue algo inolvidable para mí”, dijo después. “Hoy, 100 triunfos después, sigue siendo igual de especial cruzar la meta primero. Esta etapa fue como una clásica: muchos ataques, mucha adrenalina, un gran nivel”.
¿Cuál es su límite?
Pogacar tiene 26 años. Le quedan muchas montañas por escalar en este Tour y muchas carreras por disputar. Si en seis años ha ganado 100 veces, ¿hasta dónde puede llegar? No hay forma de saber cuántos niveles tendrá este videojuego. Él mismo está escribiendo las reglas.
Lo único claro es que el ciclismo jamás ha tenido un jugador tan completo, talentoso y dominante.