Cambridge Analytica busca ser “el cerebro detrás de la campaña presidencial en México”.
Su función es el procesamiento de grandes cantidades de datos que son recopilados de nuestros perfiles en redes sociales, su objetivo es conocer nuestras afinidades, preocupaciones y miedos para conectar mensajes y alentar emociones.
La ciencia de datos
(Sapiens – Segundo a Segundo) Para entender cómo lo hacen, es necesario entender su origen: el Big Data. Todas nuestras acciones digitales dejan un rastro: cada click, cada interacción, cada me gusta, cada palabra que introducimos en un buscador, cada página que visitamos deja un historial en la red.
La ciencia de datos intenta conocer lo que vemos en un sitio web cuando entramos en él, y si bien no puede saber hacia dónde se dirige nuestra mirada, sí puede seguir el recorrido de nuestro mouse.
Su objetivo es predecir tendencias en las redes sociales, pero a través de ella se pueden encontrar también similitudes para alterar la conversación y dirigir las audiencias hacia nuevos mensajes… en malas manos es, básicamente, una tecnología usada para lavar el cerebro de los votantes.
Sin embargo, nuestra historia digital no se reduce a las redes sociales, se encuentra en las apps que descargamos, en las llamadas que realizamos, en nuestras transacciones bancarias, nuestra ubicación y hasta las membresías del súper mercado. Prácticamente todo lo que hacemos en nuestra vida cotidiana está produciendo datos.
Todos eso datos son procesados por compañías como Cambridge Analytica, que se encargan de buscar y recopilar información para desarrollar esquemas de comunicación comercial y política. Sí, como en Black Mirror.
A través del rastro digital de los usuarios, podrían saber desde si eres hombre o mujer, tu edad, el coche que manejas y qué cereal desayunas, hasta tus afinidades políticas y preocupaciones sociales.
Incluso los macrodatos podrían identificar deseos y necesidades de los que ni siquiera eres consiente. La idea del inconsciente digital plantea que, aunque nosotros no sepamos muchas veces por qué tenemos una u otra necesidad, es posible predecirlas con Big Data.
EL Brexit y la campaña de Donald Trump
Cambridge Analytica es la filial de SCL Group, una compañía británica de ciencias del comportamiento y la comunicación. En sus inicios trabajaban sobre modelos teóricos de la psicología social con el fin de conocer el comportamiento de las audiencias, al estilo de la aguja hipodérmica. Ahora trabajan sobre modelos matemáticos que analizan grandes cantidades de datos desde la nube.
Donald Trump contrató a Cambridge Analytica a través de sus asesor estrella, Steve Bannon, hoy convertido en su principal detractor. Juntos se enfocaron en identificar a los simpatizantes del partido republicano renuentes a votar por Trump, para posteriormente instalar mensajes persuasivos que los hiciera cambiar de opinión.
Cada mensaje de campaña de Donald Trump estaba basado en datos. Los mensajes que posicionó en la contienda electoral tenían el objetivo de conectar con sus votantes y alentar a su base electoral.
En Reino Unido, Cambridge Analytica fue acusada de emplear “tácticas deshonestas” para favorecer a sus clientes en favor del Brexit. En aquella campaña capturó las tendencias, motivaciones y ciber intimidad del electorado.
¿Qué pasa en México?
Según Alexander Nix, CEO de Cambridge Analytica, la empresa no tiene una ideología política definida y en el pasado han trabajado con campañas de izquierda como de derecha. En México operan desde hace tres años en el área comercial y de marcas, pero su incursión en la política parece ser cuestión de tiempo.
Recientemente, El Financiero publicó una investigación donde muestran mensajes de reclutamiento enviados por Arielle Karro, jefa de operaciones de Cambridge Analytica en México, a distintos especialistas de datos señalando que la firma sería “el cerebro detrás de la elección presidencial en México”. Aunque no se ha confirmado que la empresa ya trabaje para alguna campaña electoral, la investigación recoge diversas muestras de su interés por entrar en las campañas mexicanas.
Si bien no es ilegal este tipo de marketing en nuestro país, la ilegalidad podría consistir en que los partidos no reporten el gasto en este tipo de servicios y estos no estén registrados como proveedores de marketing político ante el INE.