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Resto del mundo

Estado Islámico mata a 50 tras tomar Ramadi

El grupo terrorista Estado Islámico (EI) asesinó, al menos, a 50 personas, en su mayoría policías y civiles armados, después de hacerse con el control de los barrios del centro de la ciudad de Ramadi, capital de la provincia occidental iraquí de Al Anbar.

Fuentes de la localidad informaron que los integrantes del EI mataron a esas personas a disparos e hicieron explotar la sede de la Policía y de la Gobernación de Al Anbar.

Señalaron que los yihadistas controlan también el complejo gubernamental e izaron la bandera del EI en los edificios oficiales de la ciudad.

Las fuerzas de seguridad empezaron a congregarse en el barrio de Al Malaab para prepararse para un contraataque con el fin de recuperar los barrios controlados por el EI, añadieron las fuentes.

El complejo gubernamental de Ramadi incluye los edificios de la Gobernación, del Consejo Municipal, de la Policía y varias sedes oficiales.

Por otra parte, la aviación de la coalición internacional y la iraquí bombardearon varias posiciones y bastiones del EI en el centro de Ramadi, lo que causó decenas de muertos y heridos, así como la destrucción de vehículos.

Al menos 20 miembros de las fuerzas iraquíes murieron en ataques y enfrentamientos con el EI en Ramadi.

Asimismo, dos coches bomba conducidos por integrantes del EI explotaron contra la comisaría de Al Mashd, en el centro de Ramadi, lo que provocó la muerte de siete efectivos de seguridad y heridas a otros 20.

Los yihadistas se hicieron también con el control del pueblo de Yuba, que pertenece a la zona de Al Bagdadi, a 70 kilómetros al oeste de Ramadi, tras duros choques con las fuerzas de seguridad y hombres tribales armados.

Los extremistas del EI se hicieron el pasado verano con el control de Mosul, la segunda ciudad de Irak, e impusieron su dominio en grandes zonas de ese país.

Resto del mundo

Cofece multa a Walmart por prácticas monopólicas: la batalla legal apenas comienza

La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) asestó un golpe histórico al multar a Walmart de México con 93.4 millones de pesos tras concluir una investigación que se extendió por más de cuatro años. La razón: prácticas monopólicas relativas, particularmente en el trato con sus distribuidores.

Según el dictamen de la Cofece, Walmart aprovechó su posición dominante en el mercado para imponer condiciones desfavorables a los proveedores, afectando la competencia en el sector. Aunque no se han revelado todos los detalles de las “contribuciones” impuestas a los distribuidores, el veredicto destaca cómo estas prácticas distorsionan el acceso al mercado y perjudican a competidores más pequeños.

En respuesta, Walmart no tardó en reaccionar. La empresa anunció que impugnará la decisión y enfatizó su compromiso con el cumplimiento de las leyes mexicanas. En su comunicación oficial, destacó que la sanción carece de fundamento y que está basada en interpretaciones erróneas. Este movimiento era predecible: para una empresa de este tamaño, 93 millones de pesos no solo representan una cifra considerable, sino también una amenaza a su reputación.

Por otro lado, la Cofece también se juega mucho. Este caso es una muestra clara de su intención de reforzar la vigilancia sobre los gigantes corporativos. Sin embargo, una batalla legal prolongada podría poner a prueba su capacidad de defender sus resoluciones en tribunales.

Más allá de la multa, el caso de Walmart pone el reflector sobre una problemática común en el comercio minorista: el desbalance de poder entre grandes cadenas y pequeños distribuidores. Si bien el desenlace de este litigio aún está por definirse, el mensaje es claro: los días de actuar sin consecuencias podrían estar contados. La industria y los consumidores estarán atentos a cada movimiento en esta batalla judicial.

 

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