El presidente de Estados Unidos ordenó el miércoles el envío de hasta 450 soldados más y el establecimiento de una nueva base en la provincia iraquí de Anbar para ayudar a reconstruir a las frágiles fuerzas locales en preparación para recuperar territorio perdido a manos de los rebeldes de Estado Islámico.
El plan para ampliar el contingente estadounidense de 3.100 asesores y militares en Iraq marca un ajuste en la estrategia deBarack Obama, quien enfrenta una creciente presión para hacer más para vencer al grupo radical Estado Islámico.
Pero como el presidente mantuvo su negativa de enviar soldados al combate o al frente, es poco probable que la medida silencie a los críticos que dicen que el limitado rol militar estadounidense en el conflicto no es suficiente para dar vuelta la tendencia de la batalla.
Funcionarios estadounidenses esperan que la reforzada presencia en terreno en Anbar ayude a los militares iraquíes a concebir y llevar adelante un contraataque para recuperar la capital provincial Ramadi, que el Estado Islámico tomó el mes pasado en una ofensiva que expuso las carencias del Ejército local.
Un importante desafío para las tropas estadounidenses, que establecerán el centro de entrenamiento a unos 25 kilómetros de la zona de combate en Ramadi, será llegar a los combatientes tribales sunitas, muchos de los cuales no confían en el Gobierno encabezado por chiitas de Bagdad.
Oficiales estadounidenses quieren integrarlos al Ejército iraquí y reducir su dependencia en milicias chiitas en la lucha contra elEstado Islámico.
Obama decidió el nuevo despliegue en el corazón sunita iraquí en respuesta a un pedido del primer ministro de ese país, Haider al-Abadi, dijo la Casa Blanca. Los dos líderes se reunieron durante la cumbre del G-7 en Alemania de esta semana.
El mandatario también ordenó que «se aceleren las entregas de equipos y materiales (militares) esenciales» a las fuerzas iraquíes, integradas también por combatientes tribales y milicianos kurdos pershmerga que operan bajo el comando de Bagdad, indicó la Casa Blanca en un comunicado.
Fuente: Reuters