Mientras funcionarios y medios cantan victoria y aseguran que en Chihuahua la ciudadanía se siente más segura que nunca, un balde se agua fría los tumbó de su delirio y les recordó a ellos, y al mundo, que la situación es y seguirá siendo grave si no se toman medidas contundentes.

El asesinato de los hijos de David Páramo y Martha González Nicholson, un hecho lamentable, puso en aprietos a las redacciones de varios medios impresos y digitales, que no sabían abordar la situación y optaron por no publicar nada.

Así, reconocieron tácitamente que el trato que comúnmente se da a las personas asesinadas es denigrante, tanto que el medio que dirigía la propia Martha, El Peso, no se atrevió a publicar el hecho de ningún modo, mucho menos con los encabezados y tipografía que acostumbra.

Además, llamó la atención la polarización en las redes sociales, pues el tema, por más que en Chihuahua no se publicó los primeros días, llegó a ser trending topic y a ocupar portadas de medios internacionales como El País, donde se notó que un sector de la población se regocijaba, de forma inhumana, por el asesinato.

Esto nos lleva a su vez a plantearnos si realmente los comunicadores estamos cumpliendo cabalmente con nuestra labor, o si la ciudadanía se siente ofendida por nuestra forma de trabajar, muchas veces infamante e irrespetuosa de sus derechos ¿Tan mal estamos haciendo nuestro trabajo que los ciudadanos se alegran de que nos maten? ¿Se vale ocultar las noticias cuando se trata de nuestros seres queridos? ¿Se vale exhibir a los ciudadanos, vivos o muertos, culpables o inocentes? Las respuestas que para usted pueden ser obvias, no lo son para todo el mundo.

Con estos hechos acaba el sueño delirante de que Chihuahua es de nuevo un paraíso de tranquilidad, sobre todo luego de la reunión de seguridad, que, por cierto, tuvo que ser cambiada de sede de último momento, del Palacio del Alvarado, donde ya se encontraban varios gobernadores, al hangar del aeropuerto de Chihuahua.

Esta reunión encabezada por Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, contó con la asistencia de todos los gobernadores
de la región noroeste como son Baja California, Baja California Sur, Sonora, Durango y Sinaloa, estos últimos con especial relevancia, pues comparten con Chihuahua el “triángulo dorado”, una zona donde el común denominador es el imperio del narco y la siembra de enervantes.

La reunión se dio para dar seguimiento a la estrategia del presidente Enrique Peña Nieto y para dar un mensaje a los grupos delictivos de que las acciones van en serio para pacificar Chihuahua, sin embargo, los criminales respondieron el mensaje dejando el cadáver de un empleado de gobierno frente a las instalaciones militares de Parral. Mejor deberían usar el whatsapp.

Y es que por mucho que se diga, las cifras de muertos son las que valen, más que las de percepción (dudosas, por cierto), pues no es tanto problema que una persona se sienta más o menos insegura. El problema es que lo maten, lo secuestren o, en el mejor de los casos, solo lo roben.

Pero la violencia no es el único problema. La sequía, que no es culpa de nadie, está causando grandes estragos en el campo, la economía y la sociedad chihuahuense desde hace años, y las dependencias federales tienen también mucho tiempo sin voltear a ver a Chihuahua, doce años por pugnas partidistas y, ahora, pues nada más no se han puesto de acuerdo.

Trascendió, que la Conagua en Chihuahua, a cargo de Álex Lebarón, cuenta con apenas 5 inspectores para revisar 15 mil pozos en toda la entidad, con 800 mil pesos de viáticos, que deberán compartir con cerca de 40 inspectores que están por llegar.

Así, la situación del agua es crítica y el principal problema, además de la sequía misma, es la falta de capacidad, de voluntad y la corrupción que ha caracterizado por décadas a la dependencia. Por eso, el diputado federal Kamel Athié, se ha dedicado durante el primer año de su gestión, precisamente a lograr acuerdos, para empezar a trabajar con el mismo rumbo.

Athié, conocedor del campo y hábil político, ha buscado ser el gran conciliador entre estados y federación, pues es el presidente la comisión de Agua Potable y Saneamiento y sabe que antes de plantear estrategias a tontas y a locas, es necesario lograr un complejo pero necesario consenso. Parece que está a punto de lograrlo y, desde su trinchera, comenzar a aterrizar los cambios que le urgen a Chihuahua y al país.

Donde no hay acuerdos ni saben qué hacer, es en Vialidad. La ola de retenes despertó un descontento social nunca antes visto, pues 32 mil ciudadanos se organizaron en redes sociales se organizaron en tan solo un grupo de Facebook para alertar a otros de la presencia de retenes, criticar a la autoridad y explorar estrategias para resistir. Este grupo de ciudadanos ya lo quisiera cualquier partido, sobre todo en tiempos en el que todos, a excepción de PAN, PRI y Panal, tienen su registro en riesgo.

Ahora, Vialidad anunció el cese de los retenes, para concentrarse en la cultura de respeto a los carriles del ViveBús. De inmediato el grupo “Información de retenes en Chihuahua” interpretó la maniobra como una estrategia electoral, pues las elecciones están a la vuelta de la esquina.

Consideran, como puede leerse en sus comentarios, que los retenes son una medida recaudatoria y una red de corrupción, más que un esfuerzo por contener los accidentes en Chihuahua, pues aunque casi todos están de acuerdo en aplicar todo el peso de la ley a conductores ebrios, muchos consideran una exageración que te recojan el vehículo por haber bebido una cerveza, algo tradicional, y pagues hasta 20 mil pesos, si tomas en cuenta corralón, trámites, etcétera.

Lo peor es que la mayor parte del dinero no va ni siquiera a las arcas de Vialidad, sino a los bolsillos de los agentes y sus superiores, pues el hervidero de corrupción alcanzó niveles quizá nunca antes vistos, al grado de que hoy los ciudadanos se preocupan más de los retenes que de los asaltantes.

Muchos han salido a la defensa de Ricardo Mejía Borja, a quien sus cercanos consideran una persona honesta, comprometida y capaz,
tanto que lleva tres sexenios en el Gobierno, con buenos resultados, sin embargo, el responsable de la Dirección de Vialidad es él, y a nadie más le compete poner orden entre la tropa, que, por cierto, ha hecho su agosto.

Otro jefe en entredicho es Julián Leyzaola, de quien aseguran que no continuará en la Secretaría de Seguridad Pública de Juárez, pero no lo echarán por sus flagrantes, documentadas y sistemáticas violaciones a los derechos humanos, tampoco por sus exabruptos de novela policíaca ni por sus comentarios torpes como cuando dijo que los periodistas estaban cavando su propia tumba, no es eso.

El problema son las diferencias con el personal de la Fiscalía, que ya no aguanta su manera necia y torpe de trabajar, así como el hartazgo de sus elementos, quienes denuncian también maltratos, abusos y el abandono cuando deben enfrentar procesos judiciales, luego de seguir las órdenes del colérico comandante.

Y ya que hablamos de Juárez, empresarios de la frontera enardecieron cuando alguien les dijo que el gobierno de Chihuahua aportó 9 millones de pesos a la Feria de San Marcos, mientras que en Juárez tienen años rogando por una feria de calidad, que sirva para recuperar espacios públicos, generar derrama económica y limpiar en lo posible la imagen de Juárez que, dicho sea de paso, ha experimentado una notable disminución de la violencia.

Los que tampoco están conformes son los pupilos de Carlos Borruel y Javier Corral, quienes quedaron fuera de las pluris y con la moral muy baja, ya que los primeros en la lista son César Jáuregui, de Mario Mata, Daniela Álvarez, de Mario Vázquez y José Luis Guerrero de Cruz Pérez Cuellar. Ya lo sabíamos, pero queda confirmado que las fuerzas de Borruel y Corral al interior del CDE colapsan sin remedio.

El que mantiene un prudente silencio es Javier Garfio, quien, sin hacer ruido, confía en mantener la ventaja y reforzarla con alianzas estratégicas como la que realizó con Eugenio Baeza, un alto miembro de la monarquía chihuahuense, así como con Eloy Vallina y Federico Terrazas. Los dueños del pueblo ya están definiendo claramente de qué lado van.